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Cosas que nunca hubiera imaginado

Martes, 14 de julio 2020, 23:45

No me tengo como una persona no imaginativa, la verdad, mi mente siempre viaja por escenarios desconocidos, me descubre mundos nuevos, paralelos, enriquecidos. A veces también inventa las peores distopías pero he aprendido a no creerla, a saborear cada momento del recorrido y sacar provecho de todo lo que pueda.

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Mi mente inventa y mi cuerpo crea. Las ideas no valen nada (bueno, bueno... ahí discrepo aunque no se puede registrar una idea, ahí lo dejo) hasta que no se materializan. De todos los viajes locos solo unos pocos verán la luz y serán aquellos que mi cuerpo elija y que el resto del mundo acepte, que le haga sitio.

Hay locuras en las que una se embarca bien acompañada y van a buen puerto. Ya les he hablado otras veces de Orca Maris, este grupo de mujeres que nos hemos echado a nadar al mar como si no hubiera un mañana. La idea nació en mi cabeza y se materializó gracias a Histeria Kolectiboa hace ahora 3 años. Vuelvo a hablar de las Orca Maris porque es verano y no tengo otra cosa que hacer. A ver, que podríamos hablar de la liga sin espectadores, de la injusticia que es que la liga femenina se haya suspendido.

Podríamos dedicar este espacio a reflexionar una vez más por qué no hay futbolistos gays o por qué las jugadoras de pelota mano no pueden utilizar pelotas de cuero. Pero elijo hablar de las Orca Maris porque están siendo mi mejor compañía veraniega. El planazo por excelencia el mar, las Orcamaris y una caña después de las brazadas. ¿No me digan que no es fantasía?

La semana pasada estuvimos poniendo en marcha un grupo en Ondarroa gracias al curso organizado por Ondarroa Berditasuna. Con todas las garantías que piden los protocolos de la nueva normalidad arrancaba el curso en la cofradía de Pescadores y nos zambullíamos en el mar cada tarde alrededor de las 8 pm.

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15 mujeres, enfundadas en neoprenos avanzando poco a poco en el mar y en nuestras vidas. Dejando caer las etiquetas de los "no puedo", "no soy deportista", "no voy a conseguirlo", "me da miedo". No sé qué clase de magia tiene el grupo que cuando nos juntamos nos volvemos más fuertes y se caen todos los miedos. Pasamos de "no creo que llegue a la primera boya" a tocar tierra en Saturraran atravesando toda la bahía en solo 4 días. Juntas somos poderosas, nosotras lo sabemos pero parece que ellos no acaban de enterarse... Les cuento.

Esta semana mientras avanzamos metro a metro para ir cada vez más "a lo hondo", cuidándonos, sin forzar, poco a poco, parando para ver cómo estamos, si nos responde el cuerpo, si nos deja la mente nadando fuera de las boyas, midiendo las fuerzas, nos encontramos con unos señores en barca que se atrevieron a darnos instrucciones. Sí, como lo leen, ¡¡ni en plena alta mar los machirulos se callan!! Ven un grupo de señoras nadando y creen que se han perdido... ¿En sus mentes nunca imaginan escenarios distintos? ¿No son capaces de ver que las mujeres podemos realizar el deporte que nos de la gana? ¿Su imaginación está tan bloqueada que piensa que necesitamos ser rescatadas todo el tiempo?

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¡Yo que sé! Pero les juro que nunca hubiera imaginado que en alta mar me encontraría con un par de machirulos recordándome que no sé hacer nada. Lo que tenía claro es que estar bien rodeada iba a ayudarme a reírme de sus consejos y confiar más en lo que ya sé. Otra remada y alcanzamos la playa.

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