Tania Calvo: «Quiero volver a ser olímpica como fondista en París»

Tania Calvo ha vuelto a demostrar que es una de las mejores pistard que ha dado este país en la última década. Tras lograr grandes éxitos como velocista, diploma olímpico en Río de Janeiro, esta vitoriana de 28 años dejó de disfrutar sobre la bicicleta. Pensó en retirarse pero decidió «probar con el fondo», una disciplina que le ha devuelto la ilusión. Viene de ganar un oro y dos platas en los últimos campeonatos de Españadisputados en Tafalla. Ahora, se centra en mejorar en las modalidades olímpicas con una meta fija; alcanzar los Juegos de París 2024.

–Se estrena como fondista en el Nacional y se lleva tres medallas. ¿Satisfecha?

–Muy contenta. Si te soy sincera, ni yo sabía cómo podía rendir. Solo llevo unos meses en esa transición de velocista a fondista y aún no controlo mi cuerpo ni mis esfuerzos.

–¿Cómo ha sido esta transición y cuándo tomó la decisión?

–Mucha gente me comentaba que tenía actitudes para el fondo. A base de escucharlo, interiorizarlo y probarlo, me fui convenciendo, aunque mi apuesta seguía siendo la velocidad. Después del Mundial y tras no conseguir la clasificación para los Juegos de Tokio, soy la primera reserva. Si alguien falla, podría ir pero de momento lo tomo como un no. Decidí empezar con el fondo. Poca gente lo sabe, pero llevo tres años siendo campeona de España de 'madison' con mi compañera del Gipuzkoa Ogi Berri, Eukene Larrarte. Eso quizás me ha dado una mejor perspectiva.

–¿Ha cambiado mucho su metodología de trabajo?

–En lo físico, se resume todo a más horas de bici. A menor intensidad, pero más volumen. También he hecho mucho entrenamiento en ayunas porque estaba en una fase que tenía que perder peso. He bajado seis kilos y me quedan algunos más. Sobre todo, para ir reduciendo la masa muscular. De momento, he hecho poco gimnasio, muy liviano con ejercicios más en casa, sin levantar grandes pesos. La fuerza no la he trabajado como antes, porque tengo que seguir bajando peso.

–¿Le ha costado cambiar el chip en pista después de diez años como velocista profesional?

–Hay que saber medir los esfuerzos. Podría hacer la comparación, en mi caso, con un coche con muchos caballos al que, si tu aceleras mucho, también consume mucha gasolina. Eso es lo que me pasa, que acelero muy fuerte, pero si me paso mucho, me quedo sin carburante. Eso he tenido que aprenderlo y trabajarlo mucho con mi entrenador Javi Sola.

–¿Vuelve a ser feliz encima de la bicicleta?

–Sí, estoy disfrutando mucho. En Tafalla me sentí cómoda con los esfuerzos. Tenía esa tensión de querer competir, disputar y hacerlo bien.

–¿Su sueño es volver a ser olímpica como fondista?

–Sí, es uno de mis objetivos. Me encantaría estar en París dentro de cuatro años. Soy muy competitiva, lo llevo en la sangre. Tendría 32 años, que es una buena edad. Ahí está la meta. Quiero explotar esta nueva etapa y luego ya veremos.

–¿Todo este cambio obedece a poder alargar su vida deportiva?

–Por un lado, sí. En el fondo tienes más opciones de seguir siendo competitiva porque no dependes de las fibras rápidas. Igualmente, creo que siendo velocista podría haber intentado seguir, pero no me sentía ni motivada ni con ganas. Cuando haces un deporte y no tienes máxima motivación, no funciona.

–¿Hubo un momento en el que se le pasó por la cabeza abandonar todo?

–Sí, lo llegué a pensar. No te voy a engañar. Pensé en retirarme o en optar por probar con el fondo. Al final, la competición tira mucho y consideré que aún tengo mucho por dar.

–¿Es complicado ser profesional en este deporte donde depende de resultados para obtener becas?

–Te sometes a mucha presión porque dependes de esos resultados para poder costearte cada año. Vivo de las becas de Basque Team y de las ADO, pero debes tener resultados. Este año tengo beca gracias al octavo puesto del Mundial en velocidad individual. Mi planificación de vida es año a año. Tengo claro que tengo que tener activado mi plan B y por eso estudié un Grado de Deporte y ahora estoy haciendo la carrera de psicología on line. Por ahí dirigiré mi camino cuando concluya mi vida como deportista profesional.

–Además de los cambios deportivos, también afronta otro personal con su regreso a Vitoria después de 10 años en Mallorca. ¿Le ha pesado la distancia y el estar lejos de los suyos?

–Decidí ir a Mallorca con 18 años porque se abrió una ventana enorme como fue estar en el Centro de Alto rendimiento. Debía aprovecharlo porque era importante para mi trayectoria deportiva y donde aprendí mucho con un entrenador alemán extraordinario. Ahora decido volver porque es el momento. Pasé la cuarentena aquí y eso es lo que me hizo pensar que debía regresar. Tengo ganas de estar en Vitoria, con mi familia, de planificarme mi vida deportiva de otra manera. Estoy preparada para todos estos cambios. Me quiero centrar en la carretera, que es algo que tenía apartado. Si dispongo de alguna otra bici, igual hasta me veis compitiendo en algún ciclocross (risas).

–Por lo tanto ¿la veremos ya en octubre rodar por Vitoria con sus bicicletas tuneadas?

–Vitoria es una ciudad maravillosa para desplazarse en bici por cualquier sitio. Mi padre se mueve así. Y si, tengo un par de bicis que he pintado y decorado a mi gusto y son las que utilizaré para desplazarme por la ciudad. Así que no se le ocurra a nadie robármelas, porque están totalmente personalizadas y las conozco perfectamente (risas)

–¿Qué planes de futuro tiene?

–Lo más inmediato es competir en Suiza a partir del jueves. Después, toca esperar para ver si el seleccionador me incluye en la lista para el campeonato de Europa del 11 al 14 de noviembre. Después, tendré dos pruebas internacionales más. En diciembre tocará descansar y en febrero creo que ya tenemos alguna competición de pista. Supongo que en breve también podré rodar con mi equipo de ruta que será importante para mi preparación, además de los entrenamientos en el velódromo de Anoeta.