Vaya carajal con lo de las votaciones! Y no solo con las votaciones del Congreso, también con las de Eurovisión. La pasada semana nos la ... pasamos entera discutiendo sobre las votaciones del Benidorm Fest, y la polémica solo disminuyó el jueves por la tarde cuando el Congreso de los Diputados aprobó 'in extremis' la reforma laboral. Debo confesar que no me interesa nada Eurovisión, hace años que no lo sigo, desde que dejó de ser un festival de canciones para convertirse en un festival de coreografías discotequeras. La última vez que lo vi fue desde un país extranjero, y solo porque los demás canales que tenía estaban, para mí, en un idioma ininteligible. Así que aquí me limito a hablar de lo que ha venido después del Benidorm Fest, todo el mundo discutiendo el reglamento de las votaciones -que se conocía de antemano- para llegar incluso al Parlamento. Como si los diputados no tuvieran otras cosas más importantes que discutir, aunque tras la vergüenza ajena del último pleno, más les habría valido que hubiesen discutido por Eurovisión.
Aunque pueda parecer un contrasentido, el Benidorm Fest ha sido un enorme éxito de TVE, de los que no se recuerdan. No solo fue líder de audiencia, sino que ha conseguido que durante muchos días toda España haya estado debatiendo sobre ello, como si a la gente le fuese la vida. Y conviene recordar que Eurovisión no es más que un concurso. Y por supuesto, la elegida no representa a España, sino a Televisión Española. Todas las cadenas han entrado al trapo, y hemos visto cómo los tertulianos, que lo mismo hablan de política o de fútbol, ahora se han desgañitado con las votaciones para elegir el representante de TVE en el festival. ¡Vaya carajal de país!
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