Silbia, expulsada de 'El Conquistador del Caribe' con la armonía rota en pedazos
La auxiliar de enfermería de Tolosa, del equipo azul, no superó el duelo final
Los rojos y las verdes están confusos, enfadados y, sobre todo, desmoralizados. No acaban de entender la nueva trama del concurso El Conquistador del Caribe y cada cual teoriza sobre posibles complots destinados a perjudicarles. En algunos casos llegan incluso al desfallecimiento y lo que domina el ambiente es el ansia por que llegue la competición por equipos. Pero faltaba ver la entrada de los azules. Los veteranos aterrizaban en la isla con buen rollo y camaradería absoluta, ni se imaginaban que lo primero que tocaba era enfrentarse entre ellos mismos y dinamitar la concordia que les envolvía.
La llegada a Punta Arena y el encuentro con Julian Iantzi alteró todos sus planes. Lo primero era compartir cayuco e ir remando en grupo hasta la zona de manglares donde comenzaron las complicaciones en solitario. En realidad los problemas empezaron antes ya que la falta de coordinación de los Caguama era más que evidente. Mucho compañerismo, pero poca compenetración. Para empezar había dos caminos para escoger y la fortuna mandaba. Y luego estaba la carrera por la ikurriña en el escenario más peligroso para los tobillos de los avezados participantes.
El que destapó sus cartas antes de tiempo fue Javi. El gaditano dejó claro que quiere ganar y no has amistades que valgan. «Aquí cada uno hace lo que quiere, a ver si nos centramos un poquito», protestaba ya el profesor de alemán justo antes de lanzarse el primero al agua en busca de la bandera. Pero fue Jurdan el que más corrió entre las traicioneras ramas y llegó el primero logrando la inmunidad. La última en tocar la enseña fue Maleni, convirtiéndose así en la primera duelista.
La sorpresa del grupo fue encontrar a su capitán: Eneko Van Horenbeke. Con amplia experiencia en estas lides, el remero aguardaba paciente la llegada de sus pupilos, esperando las reacciones de cada uno de ellos al saber que él iba a ser su líder. En general, aceptaron con agrado al jefe. «Es un tío templado y tiene experiencia», opinaron. Y el experto aconsejó a la banda: «Controlaros porque todo el mal rollo que se genere ahora os va a perjudicar como equipo». El campamento tampoco ayudó a generar fraternidad porque les tocó asentarse en una ladera y era imposible construir algo para dormir todos juntos.
Llegada la asamblea Fetato fue el que más lanzas recibió de sus compañeros, «porque no sabe nadar», adujeron prácticamente todos. El bilbaíno se convirtió así en el segundo nominado, pero quedaba un tercero y le tocaba a Eneko elegirlo. Al capitán le había sorprendido bastante la reunión, «sobre todo por las cuchilladas que se han lanzado algunos», exclamó. Y para condenar a otra persona optó por pedir consejo. Silbia cayó en desgracia apuntada por los otros dos duelistas.
El rodillo maldito era la prueba que iba a mandar a alguien a casa. La clave estaba en agarrarse bien a las cuerdas y aguantar al máximo y Fetato estuvo a punto de caer el primero, pero logró mantenerse y acabó ganando. Silbia y Maleni volvieron a subirse al tronco y fue la primera la peor parada. Así, la tolosarra auxiliar de enfermería fue la primera expulsada del equipo azul.