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En la imagen superior, Deborah Feldman con su marido Eli y su hijo Yitzy; a la inferior, rerecha, en un campamento de verano. En la inferior, la escritora tras abandonar la comunidad. R. C.

La identidad de Devoireh

'Unorthodox'. Se publican las memorias de Deborah Feldman, que se convirtió en «el diablo» para los ultraortodoxos judíos al desvelarel sometimiento de las mujeres

Daniel Roldán

Martes, 14 de julio 2020, 22:10

Vivir en Nueva York y hablar en inglés no está bien visto. Solo sirve el yidis, la lengua de los judíos askenazíes de Europa Central. Que una mujer lea, piense o tenga una opinión está mal visto. Su objetivo es la casa, el matrimonio y procrear. Ocho hijos de media. Si no había resultados pronto, la comunidad comenzaba a sospechar. De ella, de una chica de tan solo 17 años. Ese es el mundo que Devoireh conoce desde que nació.

Son los satmar, una comunidad jasídica ultraortodoxa que surgió tras la Segunda Guerra Mundial. Son unos 127.000 miembros en todo el mundo, de los cuales 57.000 viven en Williamsburg, un barrio de Brooklyn. Consideran que el Holocausto fue una consecuencia del sionismo y de la asimilación de otras culturas, y que la única manera de evitar que se repita es mantener una forma de vida estricta.

Pero Devoireh, después Deborah Feldman, no estaba dispuesta a seguir viviendo de esta manera. Comienza a cometer pequeños 'sabotajes'. Se adentra en libros prohibidos. De Roald Dahl o Louisa May Alcott, por ejemplo. «Necesitaba comer intelectualmente», recuerda Feldman, casada a los 17 años y madre a los 19. El matrimonio, curiosamente, le permitió ampliar sus estudios –en la Universidad Sarah Lawrence– y que las piezas que bullían en su interior encajasen.

Con 22 años rompe con todo. Se lleva a su hijo y gana la pelea de la custodia, donde se enfrentó más que al padre, «a su familia y a la comunidad». Y en 2012 publicó su vida, 'Unorthodox', que sacudió a esa sociedad ultraconservadora y que Netflix estrenó como miniserie la pasada temporada. Lumen publica estas memorias mañana. «Conseguí mi libertad gracias al libro», explica desde Berlín. 'Unorthodox' fue una revolución sobre todo porque lo escribía una mujer.

Cuando abandonó la comunidad solo lo habían hecho unas cuarenta mujeres. «Los hombres se van y ya está. Las mujeres nos vamos porque no hay seguridad», apunta. Su exmarido Eli perdió la fe y se marchó. «La diferencia es que yo necesité escribir el libro».

Feldman traspasó una línea roja. Aireó las costumbres de una comunidad hermética y que somete tanto a las mujeres, fundamentales para la «supervivencia» de esta comunidad. «Todos los aspectos prácticos de la comunidad los llevan las mujeres. Ellos ni hacen la cena o planchan. Los hombres se dedican solo a realizar un trabajo espiritual», añade Feldman, que recuerda que muchas de ellas sufren depresión e incluso llegan al suicidio. Ella fue tratada como «el diablo» cuando se publicó el libro hace ocho años, comparada incluso con Goebbles porque hacía «propaganda antisemita».

Un revuelo que aumentó el impacto de 'Unorthodox'. «Creía que iba a ser para un nicho pequeño en Nueva York. No estaba preparada para ese éxito», razona Feldman sobre un libro en el que hay mucho «dolor». Tuvo que conocerse, buscar una identidad. «No tienes. Es colectiva. La mujer no tiene nada». Aprendió a abrir una cuenta bancaria, buscar sustento para su hijo de tres años... Salió adelante. Ahora, más de una década después, ayuda a una red internacional de personas que han roto sus mismas cadenas.

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