El temido Tronkoala provoca la revolución en 'El Conquistador del Caribe'

Nada es lo que parece en 'El conquistador del Caribe'. Los azules dieron por hecho que las gemelas habían abandonado la aventura. Sin ellas, ya pensaban en estrategias para destronar a los rojos. La prueba que les aguardaba permitía las alianzas, aunque no les salieron bien las cuentas. Se trataba del temido Tronkoala. El juego de meter los aros en el poste de color que corresponde a cada equipo desembocó en un todos contra todos en el que no había reglas.

«No me gusta esa prueba porque es la puta guerra», apreciaba Izeta antes de comenzar el retro. Y Aini torcía el gesto al ver a Julian Iantzi y Lur Errekondo. La capitana Corocote estaba cabreada porque creía que las gemelas se habían largado. «El equipo está jodido porque sois muy hábiles y conseguisteis darle la vuelta al trabajo que había hecho», reprochaba a los presentadores. Pronto tuvo que recoger cable porque las hermanas navarras no se habían retirado y aparecían a tiempo de participar en el desafío. Poco duró la alegría porque, en un lance del juego, Aitzi se lesionó un hombro y tuvo que retirarse con el brazo en cabestrillo.

El que demostró una astucia fuera de serie fue Jokin. El líder verde se las ingenió para plantar cara a los más fuertes cuando tocaba y zafarse de todos a la hora de escaparse con los aros y meterlos en su poste. A pesar de ser el conjunto más mermado, las Atabey vencieron la prueba demostrando, una vez más, que en 'El conquistador' nada está escrito. Los amarillos tardaron solo un par de segundos más en atinar sus tres piezas, dejando en la ruina a azules y rojos. Los Yocahu, que partían como favoritos, acabaron los últimos.

En la asamblea roja, Cirre recolectó más lanzas que nadie. La veteranía del bombero gasteiztarra supuso una desventaja a la hora de recibir nominaciones. Como vencedor del juego de inmunidad, a Jokin le tocó condenar directamente a otro colorado y se decantó por Olano. El de Tolosa se sorprendió. «No me lo esperaba, sinceramente», aseguraba dolido. Le tocaba decidir al conjunto azul y, para complicarlo más, Izeta llegó con el collar de la inmunidad que entregó a las gemelas. Las hermanas agradecieron el gesto, pero Aitzi no está convencida de poder continuar con el hombro herido. «Si se tiene que ir mi hermana, me gustaría que me dejaran decidir a mí si me quiero quedar o no», apuntaba Itu por si acaso.

Aini, como jefa Corocote, nominó directamente a Urko que debía enfrentarse en el duelo final a Cirre y Olano. La prueba era de aúpa. Lur comenzó a explicarla y casi no llega al final. Se trataba de saltar desde un acantilado al agua, llegar nadando hasta una red, trepar hasta ella y subirla vinculados a un arnés para ir recogiendo banderines y, al final, subirlos de nuevo arriba. Urko negó con la cabeza. «No puedo. Lo pase muy mal la otra vez. Me retiro. Me voy para mi casa», declaraba indicando que no iba a realizar el salto. No pudieron convencerle de lo contrario y el bilbaíno tiró la toalla definitivamente, salvando de la quema a los dos rojos que celebraron la decisión con un abrazo. La retirada de Urko deja aún más desgastado a su grupo, Aini lo tiene crudo para levantarles la moral con tantas fobias y lesiones salpicándoles.

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