Una concursante se enfrenta a la dirección de 'El Conquis': «¿A qué viene tocar los cojones de esta manera?»

Las verdes necesitaban ganar el juego de inmunidad para subir los ánimos y descansar de tanto desatino, y tantas ganas tenían que lograron la hazaña. Y no era una prueba fácil. Se trataba del mítico juego del hámster. Los capitanes iban dentro de unas jaulas con forma esférica y el resto del grupo debía conducirles por un complejo recorrido con los ojos vendados. Todo empezaba en la parte alta de una rampa de la que debían salir sin ayuda. Y ahí comenzó el drama. Azules y verdes supieron darse el impulso necesario para rodar, pero las líderes rojas, Andrea y Arantxa, no podían mover la esfera. Eso dio a sus contrincantes una ventaja preciosa. Las Atabey supieron aprovechar la distancia y se adelantaron. Uno de los obstáculos en el que había que cavar con una pala a ciegas para poder meter la bola creó un tapón y los tres equipos se juntaron, pero el orden ya estaba marcado y las verdes volvieron a salir primeras alcanzando la ikurriña sin problema.

Los Corocote quedaron en segunda posición y los Yocahu llegaron últimos a la meta. La peor plaza trajo reproches colorados. «Los azules no estaban rectos al final, si quieren que nosotros vayamos al campamento muy pobre que lo digan», protestaba Andrea. «Estas contagiando al equipo y está siguiendo tu estela», ironizó David Seco. Y Andrea estalló: «Mira David, estoy de ti hasta arriba. ¿A qué viene tocar los cojones de esta manera?», preguntaba enfadada. La respuesta fue una sonrisa del ciclista. Arantxa, que desde la semana pasada también es líder del grupo masculino, flaqueó lo suyo dentro de la jaula redonda y prefirió callarse.

Si en la anterior cita Julian Iantzi y El Lobo chocaron, esta vez acercaron posturas. El presentador felicitó al recién llegado por su papel en el reto. «¡Lobo, muy bien! Has sido el artífice de la victoria», ponderó. Y el aludido agradeció el gesto.

Ya en la asamblea roja, varios participantes se habían postulado para ir al duelo, pero curiosamente el que más lanzas recibió, Celada, fue uno de los que no había abierto la boca. Las verdes, desde el campamento rico, condenaron a Eneko. Y el voto negativo de las capitanas Yocahu fue para Urko, uno de los que se habían ofrecido voluntario. Los azules decidieron enviar a la prueba a Caimán y éste prefirió batirse con Celada, librando a Urko del exigente duelo.

Para mantenerse en el concurso había que empezar desde un islote, nadar hasta la zona de banderines y allí escalar una enrevesada pared de roca hasta ir cogiendo una a una las seis enseñas. Las cuatro primeras en modo escalada y las dos últimas, a base de suspensión. El reto fue muy emocionante porque Eneko y Celada cogieron ventaja al principio, pero se complicaron a la hora de llegar al cuarto banderín. Caimán abrió una vía y logró la señal antes que sus contrincantes, pero tropezó en la suspensión. Eneko llegó el último, pero demostró una fuerza inmensa y cruzó las cuerdas sin demasiada dificultad. Celada y Caimán no tuvieron ese poderío y por eso ambos fueron expulsados dejando más cojos a rojos y azules.

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