La curiosa denuncia de Leo Harlem en 'El Hormiguero': «Es gravísimo»
El cómico revolucionó con su humor el programa de Pablo Motos, al que acudió para presentar su última película 'Como Dios Manda'
Leo Harlem aterrizó en 'El Hormiguero' como Invitado Platino, al cumplir diez visitas al programa. El cómico acudía para presentar la película 'Como Dios manda', donde encarna al protagonista. «Es un funcionario ejemplar, súper estricto, un inspector de Hacienda buenísimo, pero este hombre es decimonónico. Afectivamente es muy duro, discute con todo el mundo y tiene problemas en el trabajo, en casa… Su mujer se quiere separar y tiene un hijo transexual al que no acepta. Y comete un error en el ministerio y le mandan al de Igualdad. Y allí se enfrenta a un mundo que ha evolucionado. No es mala persona. Es un currante ejemplar y tiene muchos valores, pero para lo afectivo y las relaciones es un desastre», explicaba.
La actualidad se aborda desde diferentes perspectivas en el largometraje de Harlem. «Se exponen temas serios en clave de humor y el mensaje también cala. En el rodaje había veces que nosotros mismos decíamos: ¿Cómo puede ser tan burro este tío? Yo mismo me asustaba de lo bruto que era», comentaba el actor que se animó a prescindir de especialistas en las escenas de riesgo. «Había que rodar con un patinete eléctrico. Fue increíble, está al nivel de 'Fast & Furious'. Me pusieron un doble porque tenían miedo de que me cayera o me hiciera cualquier lesión, por lo que sea. Pero cuando vi el patinete dije que eso me lo comía yo con patatitas. Y me lancé. Pero el patinete cogía una velocidad realmente fuerte, y tuve que hacerlo moderado. Era una gozada», descubría.
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Las bromas jalonaron la charla con Pablo Motos y Harlem aprovechó para hacer una denuncia. «Echo de menos el anís. Es un problema gravísimo. Es más fácil encontrar sustancias estupefacientes que anís. Pides un chupito de Anís del Mono y no hay. Eso es destrozar una vida. Si no pido más que unas gotitas en el café… Antes lo tomaban los currantes por la mañana, era el Red Bull de antaño», ironizaba el humorista que no se lleva nada bien con lo moderno. «Tengo una orden de alejamiento con la tecnología, pero voy a hacer un anuncio: Voy a empezar en Instagram. No es para ser 'influencer', es para el cachondeo», avisaba.
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Leo se atreve con todo y hasta la infancia está en su punto de mira. «Al niño lo más importante es que esté sedadito. Cuando sea un adulto, hablaremos con él, pero mientras hay que tenerlo lo más tranquilo posible. Y ahora les proponen demasiadas cosas y los niños están estresados. En el colegio no dan abasto, luego los móviles, equitación, violín, paracaidismo… Y al niño no le cunde el día», afirmaba con guasa. Y planteaba una solución. «Me gustaría hacer que los niños fueran autónomos. Un alta sencilla, veinte euros al mes. El niño autónomo no se pone malo. No coge la gripe, no coge el sarampión… Si coge piojos, los empaqueta y los vende en el recreo. Es el futuro, a cotizar», bromeaba.
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Motos no pudo evitar una sonora carcajada cuando su invitado le contó las fiestas de una localidad que él conoce. «Había un pueblo en el que a los solteros les suben a una colina y les atan paja a la espalda. Le pegan fuego a la paja y tienen que ir a apagarse al río que está abajo. Pero en el medio del camino están los casados con una cachava esperando. La gente tiene unas ganas de casarse que no te lo puedes creer», desvelaba.