Young Sánchez sigue en la pelea
'Neutral Corner'. ·
La pasión del escritor por el boxeo inspira un proyecto fotográfico que confronta imágenes de Rocío López con las de los años 60Todas las tardes de seis a nueve se despliegan las sombras. Los chicos del boxeo, olvidado el tajo, llegan al gimnasio; se desnudan y se ... visten; se quitan las ropas menestrales y se ponen los jirones de entrenamiento». A Ignacio Aldecoa siempre le interesó el combate desigual contra las penalidades de la vida. Esta lucha atraviesa su obra y protagoniza 'Neutral Corner', uno de los primeros fotolibros de España que publicó en 1962 junto a Ramón Masats. «Fue un cambio de paradigma respecto a lo que entonces se entendía por mostrar una imagen en formato libro», explica Rocío López, fotógrafa que practica e investiga sobre boxeo. «Como Masats -que en 2004 ganó el Premio Nacional de Fotografía- no tenía ni idea de boxeo, Aldecoa le introdujo en el mundillo. Y una vez tuvieron las imágenes, comenzaron a trabajar con el texto». Por ese orden.
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Ambos tenían un estilo preciso y directo. Golpes rotundos. 'El pensador' es un boxeador tras el combate cubierto por una toalla, «con la cabeza gacha como un polluelo con frío», describe Rocío López. «De niño fue arquitecto de paisajes», empieza el texto. Editado por Lumen, el libro cuida los detalles y la prosa poética de Aldecoa no renuncia a contar historias. Reúne 14 microrrelatos «con títulos maravillosos: 'Un minuto de paz', 'El estratega'... mi cuento favorito es 'El boxeador que perdió su sombra'». Convertido en objeto de culto -«lo he visto por 600 u 800 euros»- 'Neutral Corner' ha inspirado un nuevo proyecto fotográfico.
Rocío López empezó a practicar boxeo hace cinco años «para desconectar», pero ha acabado entrelazando sus dos pasiones. Al igual que es rico en metáforas, el cuadrilátero genera imágenes poderosas que han seducido a varias generaciones de fotógrafos. En la exposición dedicada al centenario de Aldecoa se exhiben fotografías del fondo de Rufino Ugarte sobre el ambiente pugilístico en Vitoria en los años 60 en contraste con las de Rocío López, que retrató a sus compañeros de la Federación Alavesa de Boxeo en 2018, «la primera vez que asistía a un combate. Mi entrenador me dijo que llevara la cámara, y es verdad que las cuerdas del ring encuadran».
Un amigo le habló de las fotos de Rufino Ugarte. El boxeador subido en un pedestal sobre estas líneas podría ser perfectamente Young Sánchez, Paco, el protagonista de uno de los grandes relatos de Aldecoa, dedicado a Manuel Alcántara. El joven de barrio que trabaja en un taller en turno de noche y va a disputar su primer combate profesional. «Tengo que ganar para mi padre y su orgullo, para mi hermana y su esperanza, para mi madre y su tranquilidad», piensa en su rincón cuando está a punto de sonar la campana. El joven de la foto podría ser él pero es Manuel Morcillo, conocido en el ring por su segundo apellido, Larraza.
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«Lo único en lo que pagaban»
Natural de Alsasua, peso medio (72 kilos), el boxeo le dio alas. «Me ayudó a conocer mundo, a saber tratar a la gente, a abrirme. Porque hace años, si no salías del pueblo, no veías nada», asegura. Empezó «porque era el único deporte en el que pagaban. Nos daban cien pesetas por ir a boxear a San Sebastián o a Pamplona y en casa hacía falta ese dinero. Lo compaginaba con el trabajo en el campo», recuerda. Estuvo años como amateur en la selección española, viajó por Europa, participó en los Juegos del Mediterráneo de Túnez y llegó a ser profesional, aunque acabó desencantado «no por el boxeo, sino por la gente que organiza los combates».
Cuando sus hermanos le dijeron que su foto estaba en la exposición, le emocionó encontrarse frente a una parte importante de su vida. «He aprendido mucho, he hecho amistades... con Rufino Ugarte me llevaba muy bien, incluso vino a mi boda». Tiene pendiente un encuentro con Rocío López, que sigue recopilando documentación y desarrolla proyectos creativos en torno a este deporte. «Ahora se ven los beneficios físicos y psicológicos de practicarlo y el boxeo femenino está en auge», dice. «Todo lo que he trabajado encima de un ring -la distancia con el contrario, la concentración... - ya forma parte de mí. Con el tiempo, me enteré por casualidad de que uno de mis bisabuelos boxeaba».
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