El primer pedagogo

Su apostolado educativo y su pensamiento pedagógico se ubican entre la Ilustración y el Romanticismo. Bebió de las ideas que preludiaban la estética romántica y revalorizaban el arte popular y medieval, plasmadas en los escritos de Bodmer y Breitinger, del pedagogo alemán Johann Bernhard Basedow (pedagogía filantrópìca) y de los textos e ideas de Rousseau (pedagogía naturalista). También influyeron en su obra, aunque en menor medida, la pedagogía política de Condorcet y Le Charlotais y la idealista de Kant. Todas ellas nacieron y se desarrollaron en un siglo, el XVIII, en el que pensadores, políticos y reyes se interesaron por la educación; en el que surgió el germen de la educación nacional y se fomentó la educación pública estatal; en el que las influencias del racionalismo, naturalismo e idealismo en la misma son evidentes y, finalmente, en el que se extendió una corriente dialéctica que culminó en la aceptación de una educación integral, equilibrada y humana, la representada fundamentalmente por Pestalozzi.

Después de un período en el que se planteó dedicarse a la política, formuló proyectos de reforma agraria para recuperar terrenos baldíos inspirados en la enseñanza de los fisiócratas y en el 'retorno a la naturaleza' roussoniano. Aunque fracasó cuando quiso aplicar sus ideas en terrenos áridos del cantón de Argovia, en la granja bautizada como Neuhof (Quinta nueva), encontramos aquí su génesis educativa y pedagógica cuando creó, en 1775, un instituto para niños pobres. El experimento duró cinco años y medio y su situación económica, con 34 años, se convirtió en un problema, hasta que plasmó sus ideales educativos y filantrópicos en una obra, 'Leonardo y Gertrudis' (1781), que se convirtió en un éxito en Suiza y Alemania y que Herder reconoció como la primera obra de carácter popular.

Pestalozzi escribió también observaciones de diario con intenciones de estudio pedagógico ('Diario de un padre', 1774) o reflexiones íntimas sobre grandes temas ético-religiosos ('Vigilia de un solitario', 1780) y escritos de índole jurídico-social ('Sobre la legislación y el infanticidio', 1783). Sobre la esencia y el destino de la humanidad formuló su obra más madura, 'Mis investigaciones sobre el curso de la naturaleza en el desarrollo del género humano' (1797). En 1780, con 52 años, rechazó cargos políticos y la dirección de una escuela magisterial para solicitar el puesto de maestro de un grupo de niños huérfanos, víctimas de la guerra, en Stans, experimento que duró medio año a causa de la contienda.

En 1799, el Gobierno helvético le asignó el castillo de Burgdorf, próximo a Berna, para que continuara allí, a mayor escala, sus experimentos pedagógicos. Aquí trató de llevar a su máximo desarrollo el método de 'educación elemental' mediante el que inculcar con solidez en los niños los primeros elementos del saber, de forma natural e intuitiva. Los principios de este método los formuló en el libro 'Cómo Gertrudis enseña a sus hijos' (1801) y reaparecen en obras posteriores como el 'Libro de las madres' (1803), 'Las ideas, experiencias y recursos para promover la educación, de conformidad con la naturaleza humana' (1806) y algunas más.

Pestalozzi comenzó a ser conocido en Europa y muchos intelectuales de la época acudieron a conocer su instituto educativo, convertido después en internado, con una normal de maestros anexa, y que trasladó primero a Münchenbuchsee (1803) y después a Yverdon (1805), donde llegó a su máximo desarrollo hasta su decadencia y cierre 20 años más tarde. A Yverdon acudieron discípulos y visitantes de toda Europa (Fichte, Fröbel, etc.) que actuaron de propagandistas de sus métodos en sus respectivos países. El mismo año del cierre se retiró a Neuhof, donde escribió el 'Canto del cisne' y donde falleció en 1827, año en que se publicó 'Madre e hijo', obra que recogía fielmente su doctrina, erudición y saber.

La ley que rige su pensamiento es la de que la educación debe realizarse en armonía con la Naturaleza. Los principios pedagógicos esenciales de su método son la naturalidad, ya pergeñada por Comenio (liberad al niño para interactuar con el entorno), con sus cinco elementos (espontaneidad, método de enseñanza de lo simple a lo complejo, intuición, equilibrio de fuerzas -mental, física y moral- y colectividad); la educación elemental (observación de las experiencias, intereses y actividades que realizan los niños) y la educación física (pilar básico del desarrollo físico, mental y moral). Cumpliendo los tres, los niños desarrollan su inteligencia, su moralidad y sus sentimientos, configurando una persona integral.

Pestalozzi destacó la importancia para el niño de sus primeros momentos con la familia, especialmente con la madre, así como la afectividad desde el nacimiento; subrayó su desarrollo social en la familia y en la escuela; valoró sus actividades espontáneas; puso en práctica la organización de experiencias por medio del juego; entrenó el lenguaje mediante la conversación sencilla, para después aprender a leer; enfatizó los beneficios de las actividades manuales; consideró básico el dibujo para llegar a la escritura; alabó la combinación de ejercicios corporales y cantos para el aprendizaje, y, finalmente, mostró la importancia de la creación de instituciones para atender a los niños pobres y sin recursos.

El primer pedagogo, el padre de la pedagogía moderna y sus ideas influyeron en la Escuela Nueva del XIX, en el psicoanálisis, en la psicología infantil vinculada a los sentimientos en el proceso de aprendizaje y en muchos aspectos educativos que hoy asumimos como algo natural.