Mochilas y Australia
Jesús del Campo
Viernes, 13 de octubre 2023, 23:34
Se han colocado carteles en el metro de Bilbao informando a los viajeros de que deben llevar sus mochilas en el suelo. Los comentarios de la gente, en general, han estado de acuerdo con esa medida: las mochilas quitan espacio. Una amiga se fijó una vez en cómo alguien dejaba su mochila junto a la barra de un bar de Gijón para ir al lavabo. Me dijo que en Israel -había vivido allí- eso habría sido alarmante e inaceptable. Pero cada mochila es un mundo, evidentemente. Es famosa la mochila de cuero de Bruce Chatwin, que le acompañó por medio planeta y heredó su amigo Werner Herzog. Y más recientemente, ha salido en los medios la mochila que un diputado madrileño recoge para irse de su escaño después de darle tres cachetitos a un alcalde. Una y otra mochila hablan de lealtades a su manera; lealtad al vagabundeo (asunto individual) que te incita a transitar desiertos, o lealtad (asunto gregario) a la tribu política en la que uno cree que, cuanto más insultante, más gratitud del jefe se ganará. La lealtad es muy importante, aunque varíe un poco con los siglos. Tal día como hoy, en el octubre de 1066, los guerreros anglosajones del rey Harold se agruparon alrededor de su líder malherido mientras los normandos les iban venciendo en la batalla de Hastings. Y por eso flor se dice flower, claro; porque los normandos impusieron el francés en Inglaterra. Guillermo el Conquistador quería dominar el país, lo consiguió. Se plantó pronto en Londres, se hizo coronar rey. Sabía bien lo que quería.
También sabía, evidentemente, dónde queda Londres. Los conocimientos geográficos tienen su importancia. La Real Sociedad gana al Salzburgo en Australia, rezaba insistente la noticia de TVE que informaba del triunfo txuri-urdin. Y de pronto comprendes por qué la Ópera de Sidney es tan famosa: Mozart era australiano. En Australia, por cierto, se conocieron Herzog y Chatwin. Y Mick Jagger, que es hijo de madre australiana, se somete en una entrevista a las preguntas de Tom Power, que quiere saber si dan miedo el paso de los años y el recuerdo de los ausentes: qué vulgaridad tan cansina. Mick, que presenta disco nuevo con una banda famosa, se zafa con elegancia de esa reiteración. En fin: hay que llevar bien la mochila. Es un arte sutil. Feliz octubre.