El extraño mundo de Jo Ann Callis
Fotografía ·
«Todo mi trabajo es sobre mí», ha dicho esta artista, que lleva más de cuarenta años explorando cuerpos desnudos y objetos cotidianosbegoña rodríguez
Viernes, 8 de mayo 2020
Perturbador, erótico, doméstico: las fotos de Jo Ann Callis capturan un mundo peculiar. Sí, hay en ellas una 'extraña extrañeza' que hace que, a menudo, ... uno sienta que podría estar en una película de David Lynch, solo que ella concibió muchas de esas imágenes mucho antes de que se estrenaran 'Blue Velvet' o 'Mulholland Drive'.
Además, Callis apenas si ha cambiado de estilo a lo largo de su carrera de cuatro décadas largas. «Mis intereses siempre han sido los mismos. Siempre estoy intentando de encontrar nuevas formas de expresar las mismas ideas», le ha comentado a Tish Wrigley. Efectivamente, desde que surgió a fines de la década de 1970 como una de las primeras practicantes importantes del movimiento de 'fotografías fabricadas', Jo Ann Callis ha realizado contribuciones pioneras en las áreas de fotografía en color, escultura, pintura e imágenes digitales, pero siempre partiendo de las mismas premisas. Para ella, según explican en el Getty Museum, la fotografía es otra herramienta de estudio que se utilizará, junto con los sets que crea y los modelos que dirige, para representar los tonos y texturas sensuales de los elementos de su obra, o para animar figuras de arcilla de su propia creación.
Callis comenzó sus estudios de Arte en Ohio en la década de los 50. Su trabajo académico fue interrumpido por el matrimonio, un traslado a Los Ángeles y la crianza de los hijos. Después de tomar clases nocturnas en un intento de mejorar su formación en pintura y escultura, decidió inscribirse en la UCLA y terminar su licenciatura en Artes. Posteriormente ingresó en el programa de estudios de posgrado, donde su profesor, Robert Heineken, la animó a experimentar con la fotografía en el estudio, utilizando sus habilidades en las otras artes para construir escenas para la cámara. Sin duda, esas experiencias de madre y esposa quedan reflejadas en su obra. Por ejemplo, en 'Now and Then', Callis demuestra las variadas texturas y expresiones que ha dado a estos intereses desde 1970 cuando, siendo una joven madre de dos hijos, se matriculó en la Universidad y comenzó a tomar fotografías. Su enfoque son los psicodramas domésticos, del hogar y las relaciones humanas. Y aunque declaradamente no política -«no está en mi naturaleza ser así»-, sin embargo, sí es cierto que sus fotografías de mujeres, niños, interiores, pasteles de crema, espaldas desnudas y tobillos atados a las manos provocan las mismas preguntas sobre género, belleza, poder y subyugación que las feministas pedían en el escenario global. No obstante, y de nuevo, Callis rechaza esa 'fácil' interpretación: «Todo mi trabajo es sobre mí. Mis cosas, mis inseguridades. Nunca estoy representando a nadie más, nunca. No sé cómo la gente hace eso». Para ella, todo se unió al mismo tiempo, pero no fue una decisión consciente hacer un trabajo sobre el feminismo. En su opinión, es un producto de su tiempo, y eso es lo que explica las similitudes.
Es una de las pioneras de la corriente vanguardista de la 'fotografía fabricada'
Atraído y molesto
Jo Ann Callis explora la sexualidad jugando con la proximidad, los cuerpos desnudos y los objetos cotidianos; envuelve a sus modelos con tejidos y cuerdas, y las sitúa en escenarios comunes. Pero sin saber cómo ni por qué, y como apuntan algunos críticos, con su obra «el espectador se siente atraído y a la vez molesto; obligado a mirar de muy cerca una escena íntima e incómoda». En efecto, obligado y molesto porque sus retratos tienen esa sordidez que atrae de forma involuntaria, como si buscásemos descifrar algún enigma oculto entre las pocas piezas que aparecen. Y, además, empujan a cuestionar los límites y reflexionar sobre lo íntimo y lo privado, e incluso sobre la propia sexualidad. En 'Other Rooms', por ejemplo, se recogen sus trabajos de mediados de los años setenta, tanto sus fotografías en color como en blanco y negro. El resultado es provocativo, seductor y notablemente fresco. Sus composiciones y colores pueden recordar a Guy Bourdin, pero aquí no hay nada que publicitar: la frivolidad de la moda queda sustituida por el erotismo puro. El mundo de Jo Ann Callis es de contemplación, de gesto, de ambivalencia, de «anatomía formalizada», que diría Kurcfeld; incluso cuando transgrede lo cómodo y convierte su imagen en una paradoja siempre intrigante del ambiente acogedor como telón de fondo para varios tonos «de transporte y malestar». El uso juguetón y evocador del artista de las constricciones y las superposiciones en la forma humana, que incluyen cordeles, cinturones, cintas y otros materiales cotidianos, son a la vez humorísticos y tensos, y ofrecen una evaluación intensamente personal de los significados variables del placer, el eros y el desnudo femenino como un elemento básico de la fotografía artística.
En suma, para Callis, la fotografía es otra herramienta de estudio para ser utilizada. Su inventiva, su capacidad de «hacer fotos de las cosas que tenía dentro de la cabeza, de cosas no tangibles», la han convertido en una referencia en la práctica fotográfica actual. Su estilo vanguardista de 'fotografía fabricada' ha sido siempre reconocido y su trabajo exhibido y publicado internacionalmente. La persistente originalidad de su trabajo la ha convertido, sin duda, en una fuerza contundente en la práctica fotográfica reciente.
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