«Este disco es un trabajo muy frágil y una forma de confesión artística»
Música ·
En el álbum 'Ritual' realiza un recorrido musical de más de 800 años, de Bingen a KurtágDe Hildegard von Bingen a György Kurtág hay siglos de diferencia. Más de 800 años es mucho tiempo en cualquier ámbito, pero en la música ... es como hablar de dos galaxias. De las obras básicamente vocales a la enorme gama de posibilidades del lenguaje contemporáneo. Y, sin embargo, la violista Isabel Villanueva (Pamplona, 1988) recorre ese largo camino en su nuevo álbum 'Ritual' (sello Viola Power), su trabajo más personal hasta la fecha. Se trata de una grabación con obras para viola sola en la que se ha rodeado de un equipo de colaboradores con los que ya ha trabajado con anterioridad. Y cuenta también con la participación de los escritores y grandes melómanos Carlos Javier González Serrano y Ramón Andrés, que hacen los textos de la carpeta.
- 'Ritual' tiene obras de Hildegard von Bingen, Kurtág, Bach y Biber. Más de ocho siglos de distancias de unas a otras. ¿Cuál ha sido el criterio para una elección que llamara la atención del aficionado?
- Más que un criterio sobre el repertorio se refiere al concepto que quería transmitir. Y eso es filosofía, mística, algo que fui experimentando durante el confinamiento de la pandemia. El centro del disco es Bach, y sobre todo la 'Chacona'. A partir de ahí, siempre he asociado a Kurtág con Bach por esa mística que comparten. En cuanto a Biber, es un precedente de Bach y quería que el disco tuviera también un eje en cuanto a la experiencia. Y todo empieza con Hildegard von Bingen y su oda a la sabiduría. Cada una de esas obras tiene una dedicatoria a algo o alguien importante.
- Habla mucho de mística. ¿Por qué?
- Es un trabajo muy personal, y también muy frágil. Todo parte de la soledad y va de ahí hacia fuera. Necesitaba hacer este ritual y dejarlo plasmado. Y es algo bastante alejado de lo que he ido haciendo estos años pero son las cosas que he llevado conmigo todo este tiempo, lo que verdaderamente importa. Podríamos decir que es una forma de confesión artística, algo vinculado al momento en que estaba cuando lo preparé y lo grabé. Y lo está siendo también ahora en los conciertos de presentación que estoy haciendo.
- Es un disco de transcripciones porque no son obras escritas para la viola. ¿Por qué elegirlas?
- Las transcripciones han existido siempre. Y creo que no es algo cuestionable. Bach tocaba la viola y probó con ella algunas obras que en la versión final luego escribió para otros instrumentos. Hay un repertorio en el que las transcripciones van bien y otro en el que no es así. No se me ocurriría hacer con la viola el concierto de Chaikovski, por ejemplo. Pero sí otras muchas piezas. Como estas.
«Antes todo eran violas: había viola de gamba, viola d'amore, de braccio... Con este disco he querido volver al origen»
Sanación y simbología
- La más llamativa es la transcripción de la obra de Hildegard von Bingen.
- Sí, porque se trata de una pieza originalmente escrita para voz y es la primera vez que se hace para viola. De todas formas, estamos hablando de un regreso al repertorio original de la viola porque antes todo eran violas: viola d'amore, viola de gamba, de braccio... He querido volver al origen de todo eso. Eso sí, he grabado el disco con dos arcos, uno barroco y otro moderno. Las cuestiones historicistas son importantes pero no hay que tener prejuicios.
- También puede extrañar un disco de viola sola, sin piano ni orquesta.
- Para mí era una necesidad hablar desde la viola sola. Es como la desnudez, y quería que la música me sirviera de sanación. Y hay mucha simbología detrás. De hecho, hemos cuidado hasta el detalle de cuántos segundos separan una pieza de otra y el número de 'track' en el que está cada una de las que integran el disco.
- ¿Ha creado su propio sello solo para este trabajo o tiene intención de darle continuidad?
- Lo he hecho porque este es un proyecto muy especial. Y en el sector se va cada vez más a fórmulas que se aproximan a lo que se hace en el pop. En el proyecto 'Viola Power' que comencé en 2018 ya estaba la idea de un sello discográfico. Me parecía bonito hacer este álbum con la marca. Ahora Viola Power irá también en otras vertientes, vinculándolo a mi faceta docente y la producción. Es algo cien por cien personal, creado por artistas, sin la presión de la industria.
- El lugar elegido para la grabación es por lo menos infrecuente: la iglesia de San Juan de los Caballeros, en Segovia. ¿Por qué ese escenario?
- Todo lo que ha formado parte del disco es mágico y todo era importante para mí. Fíjese incluso en la elección de los autores de los textos que figuran en la carpeta. Ya toqué en esa iglesia en 2008 y durante la pandemia me llamaron para tocar de nuevo. Me encontré con que habían remozado el templo y me pareció tan maravilloso que decidí que tenía que hacer algo allí. La idea de grabar me rondaba por la cabeza y en septiembre del año pasado se llevó a cabo el registro. Esa es la historia.
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