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Punto de vista

Contra el castrismo

La liberación del poeta Armando Valladares en 1982 pudo ser, por la repercusión internacional que alcanzó, el mejor alegato contra Fidel

Iñaki Ezkerra

Viernes, 2 de diciembre 2016, 16:31

La liberación del poeta Armando Valladares en 1982 pudo ser, por la repercusión internacional que alcanzó, el mejor alegato contra Fidel. Pudo ser, pero no lo fue gracias al propio Valladares, que, para denunciar los males del comunismo, dijo en las televisiones cosas como «tenemos derecho a casarnos por la Iglesia porque no somos animales». A una identificación tan sutil como esta del matrimonio civil con el apareamiento zoológico, se añadían unos versos mediocres, el amparo oficial que le dio Reagan y el dato biográfico de que, antes que poeta, Valladares había sido policía de Batista. Con esa tarjeta de presentación, Valladares no fue una denuncia del castrismo sino el retroceso en la denuncia, la mejor propaganda con la que Castro podía soñar. Lo curioso es que, para aquellas fechas, Jorge Edwards ya había publicado Persona non grata (lo hizo en 1973) y Guillermo Cabrera Infante ya llevaba 17 años exiliado en Londres donde en 1968 había publicado Tres triste tigres. Para aquellas fechas ya se conocía la represión de la homosexualidad en la isla. Ya había muerto en el ostracismo Lezama Lima en 1976 y Virgilio Piñera en 1979. Ya habían huido de Cuba Severo Sarduy en 1960 y Reinaldo Arenas en 1980. Sin embargo, ninguno de esos casos demoledores tuvo el autobombo de Valladares. Entre una izquierda cómplice que los silenciaba y una derecha inculta que veía más presentable a ese represaliado que a una panda de ateos, izquierdistas y gays, le dieron el aire que necesitaba en el medio intelectual a ese dictador que acaba de morir.

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