David Freeman
Crítica: 'The Rocky Horror show'

Un musical de nota

Jueves, 9 de octubre 2025, 09:59

Dirigido por Jim Sharman y Christopher Luscombe con guion y partituras de Richard O'Brien, 'The Rocky Horror show' es la parodia friki, gay y ... kitsch de la ciencia ficción y los relatos de terror inglés del tercio medio del siglo pasado. Son peripecias de Janet y Brad, recién comprometidos, con el coche averiado en carretera bajo una tormenta torrencial, y acogidos en el castillo y laboratorio del científico travesti doctor Frank Furter, 'Dr. Salchicher' en traducción libre de obvio señalamiento fálico, un transexual, transilvano y trastornado, empeñado en la creación de Rocky, una manufactura a lo Frankenstein pero con formas de hombre ideal, del inverosímil morrosko esbelto que sea su amante.

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Tanto exceso narrativo políticamente incorrecto se hizo cine en 1975 y es espectáculo de culto al que sus fans suelen acudir en fechas señaladas disfrazados como para una fiesta de guardar mucho. Janet y Brad se unen al relajo. Un escenario más que pletórico, luces y aparatos, la banda de músicos a media luz pero a la vista sin truco. Canciones pegadizas, ritmos contagiosos, tipos estrafalarios, giros de guion de montaña rusa que en el estreno bilbaíno contó con disfraces y artilugios participativos a la venta en el vestíbulo del Arriaga. Carpe diem, libérate.

El montaje es de molde. Orquesta en directo, espectáculo en dos tiempos, uno con decorado pop y colorines, el otro con severos perifollos de mansión, y la sensación de entrar en una máquina implacable, con una disciplina que implica a cada intérprete en cada movimiento, como por resorte. Contagia, y el público pica con gusto. Larga apoteosis final después de pasajes en la segunda mitad con tiempos de mímica milimetrada que el público aplaudió merecidamente. Los musicales canónicos son así en los mejores templos del género.

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