Saul Steinberg, el dibujante que reinventó en humor en 'The New Yorker', en Bizkaia Aretoa
El festival Ja! calienta motores con la apertura de la exposición que puede visitarse desde hoy sobre este artista total
La figura de Saul Steinberg (1914-1999) es difícil de abarcar. Arquitecto de profesión, pero ilustrador y dibujante en la práctica, transformó el arte gráfico y el humor del siglo XX, especialmente a través de su trabajo en la revista 'The New Yorker', faro cultural de la Gran Manzana que él contribuyó notablemente a encumbrar. Pero su obra y legado van mucho más allá de sus célebres ilustraciones y, visto desde la actualidad, se le considera un artista total que abarcó incontables campos o, como él mismo se veía, «un escritor que dibuja».
Todo el poderío creativo de Steinberg refulge en la exposición gratuita que abre sus puertas hoy en el Bizkaia Aretoa de Abandoibarra en el marco del festival literario JA!, que calienta motores antes de su arranque oficial la próxima semana con esta muestra que aúna obra y biografía de un artista de condición errante: judío nacido en Rumanía, estudió en la Italia fascista y, huyendo de la persecución racial, terminó recalando en Nueva York, previo paso por República Dominicana.
Esa movilidad biográfica y su inquietud artística dan nombre a la muestra, 'Saul Steinberg, el signo errante', título extraído del ensayo homónimo de Alicia Chillida, comisaria invitada junto a Manuel Fontán, director de Exposiciones de la Fundación Juan March, que ha propiciado el aterrizaje en Bilbao de esta exposición que se estrenó hace unos meses en Madrid y que culminó con una donación de fondos del catálogo de la Fundación Steinberg. «Han hecho una cosa muy inteligente y es una serie de donaciones para que la obra de Steinberg esté presente en los museos relevantes de todo el mundo y, cuando hicimos la retrospectiva en Madrid, nos ofrecieron donarnos un centenar de piezas para que hubiera obra en España», explica Fontán a este diario.
Son precisamente estos fondos donados desde Nueva York los que conforman gran parte del catálogo que se expone desde este jueves en la sala Axular del Bizkaia Aretoa, en una muestra que se prolongará hasta el próximo 31 de octubre. Así, recalan en Bilbao más de 100 dibujos, piezas y pinturas de todo tipo, a las que se suman sus 87 portadas para 'The New Yorker', que se exhiben en orden cronológico en una de las paredes del espacio y que son una excelente compilación del ingenio, la sátira y la estética única de Steinberg, que desafió convenciones morales y sociales de su época.
«Entablaba una complicidad con el observador -que él consideraba un lector-, un diálogo no cerrado en el que él sugería pero no cerraba las interpretaciones», resume Carolina Ontivero, directora del festival JA!, que destaca el trasfondo filosófico y literario que impregnaba toda la obra de Steinberg. Y es que su producción va mucho más allá de la ilustre revista. Como detalla Fontán, «solo un 25% de su producción acabó en 'The New Yorker'», ya que Steinberg se movía también en otras esferas, como las de los pintores expresionistas americanos, aunque la crítica no siempre entendió que un 'dibujante' se colara en estas exposiciones colectivas de la época.
Creador «inesquivable»
«Nuestro afán ha consistido en mostrar hasta qué punto Steinberg es un artista inesquivable en el siglo XX y que hay que rescatarlo de esa idea simplista según la cual todo aquel que no haga arte conceptual o abstracción es dudoso como artista». Y es que el dibujante de origen rumano fue en ocasiones tratado «como un desplazado, un bicho raro, por así decirlo».
Un poco bicho raro sí se sentía el propio dibujante, que, según Carolina Ontivero, se veía a sí mismo como un «extranjero asombrado» y siempre se sintió algo fuera de lugar en los países que recorrió, incluso en Estados Unidos, donde finalmente echó raíces. «Mi única patria es 'The New Yorker'», llegó a decir, aunque terminó teniendo también sus más y sus menos con la publicación por su reestructuración de finales de siglo. «Nabokov y Joyce me inspiran mucho más que Picasso», dejó dicho Steinberg sobre su vocación literaria, y esta muestra en el Bizkaia Aretoa así lo atestigua.