'Il Trittico': Sobresalió 'Suor Angelica'
Con buen criterio, la ópera bilbaína homenajeó a Puccini a una semana de su fallecimiento hace ya cien años. Lo llevó a cabo con el estreno al completo de las tres óperas englobadas en su 'Trittico'. En la primera 'Il Tabarro' con el fondo de un asesinato por los celos, la soprano Ángeles Blancas cuajó una actuación muy completa. No sólo enseñó poderío en su voz, sino que, sobre todo, culminó su trabajo con una entrega total en el aspecto teatral. Muy natural y desinhibida, se apoderó de la escena y en realidad fue eje del sórdido argumento basado en el Infierno dantesco. La voz acorde a esta obra verista vino de parte del tenor Marco Berti que como un spinto brilló en agudos bien sostenidos y secundando muy bien a la soprano en hacer verosímil el texto de la pasional obra.
Publicidad
Del barítono Carlos Alvarez diremos que conserva el terciopelo de su voz, el bello color vocal que siempre le ha caracterizado, pero en esta ópera en concreto, le faltó fuerza, careció del volumen para acompañar sin desmerecimiento a la soprano. A la ira de su personaje le faltó pasión y la voz no le respondió en este final tan sentido. Unas cuantas notas sueltas altas no justifican su actuación como buena. El melodrama religioso que siguió tras el primer descanso, o sea, 'Suor Angelica', vino a satisfacer las expectativas puestas en la presentación en Bilbao de la soprano Chiara Issoton. La soprano enseñó una voz corpórea, rica en armónicos, con el volumen y el color de una soprano dramática.
En la soledad de una escena en la que el sobrecogedor dolor de saber que su hijo ha muerto, el canto de la artista véneta causó sensación. Más aún, al verificar la credibilidad e intensidad de su entrega como actriz en su desesperación. Una nueva sorpresa admirativa nos llegó también con el dominio escénico, la serena elegancia en la intencionalidad y la grave dicción mostradas por la veterana gran soprano finlandesa Karita Matilla encarnando a la princesa, tía de la monja Suor Angelica. Erguida e inmóvil su claro fraseo fue una lección de inteligibilidad.
Nos gustó también la sección femenina del coro de la Opera de Bilbao, conjuntada y con natural desenvolvimiento en escena. La tercera ópera es la más especial de las tres ya que 'Gianni Schicchi' se mueve entre la comedia y la farsa. En esta, Carlos Alvarez estuvo más entonado y su voz se adaptó mucho mejor al personaje de Gianni Schicchi. El malagueño se sintió mucho más cómodo y su fraseo nasal imitando a Buso Donati resultó sino hilarante, sí apropiado. Intervino en la obra la joven soprano Sofía Esparza encarnando a Lauretta la que debe cantar la famosa aria 'O mio babbino caro'. La voz de la joven navarra sonó fresca y con muy bello color. Su versión resultó académica, sin filados ni otros matices y tuvo el apoyo del maestro Halfter al secundarla con pausas. Nos quedamos con su voz de futuro.
La producción se limitó a unos módulos acristalados y filminas de fondo que en su practicidad servían tanto para el muelle parisino como para un convento. De nuevo aplaudimos la dirección del maestro Pedro Halfter dirigiendo en esta ocasión a la Sinfónica de Navarra, leyendo tres partituras que, aunque de Puccini, bien diferentes.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión