Paquito D'Rivera, sin relleno en el 48º Getxo Jazz
El simpático habanero, ganador de 14 Grammys, colgó el 'no hay entradas' y en quinteto redondo presentó su disco 'La fleur de cayenne', realzado por el vibráfono onírico del colombiano Sebastián Laverde
El 48º Festival Internacional de Jazz de Getxo, cronológicamente el primero del panorama estival vasco (le seguirán el de Vitoria y el de San Sebastián), ... propone cinco cabezas de cartel que actuarán de miércoles a domingo en el Muxikebarri, el auditorio municipal. Lo abrió el miércoles, ante 349 espectadores (casi media entrada), la organista Rhoda Scott, una octogenaria de Nueva Jersey que lleva más de media vida viviendo en Francia y que proporcionó un jazz purista muy blusero y gospeliano que alternó los solos de su Hammond con los de la saxofonista de un cuarteto completamente femenino, y siguió este jueves, agotando el aforo en la venta anticipada (733 butacas), el simpático cubano vecino de Nueva Jersey Paquito D'Rivera, que dio un concierto sublime en quinteto bien rodado, un show de compenetración matemática y aportaciones emocionales al que perdonaremos el infantilismo del 'Hola don Pepito, hola don José' en la adaptación de Mozart.
Por cierto, para hoy viernes ya están agotadas las entradas del concierto de la vocalista Cécile McLorin Salvant, el que apunta a ser el gran encuentro del festival. Pueden comprar tickets todavía para el tenor Joe Lovano (sábado) y el trompetista Dave Douglas (domingo).
Ganador de 14 Premios Grammy, fundador de Irakere y furibundo anticomunista, Paquito D'Rivera (Francisco de Jesús Rivera Figueras, Marianao, La Habana, 1948), en quinteto perfectamente trenzado (citemos a los monstruos que le acompañaron: el contrabajista Reinier Elizarde, alias El Negrón; el percusionista Georvis Pico, el que va con Ara Malikian aunque se había anunciado al también cubano Yuvisney Aguilar; y el pianista Pepe Rivero, todos cubanos; más el vibrafonista colombiano Sebastián Laverde, que confirió un hipnótico toque onírico que llegó allende el virtuosismo), interpretó 11 piezas en 101 minutos (de 22.21 a 24.02 horas), todo su grupo tuvo razón de ser (¡no hubo ningún solo de relleno!), y desde el principio se percibió que estaba todo bien atado y que habría tanta emoción como, lo dicho, virtuosismo.

Paquito introdujo las once piezas, aunque se dejó en el tintero (premeditadamente: para que le compráramos todos los discos y buscáramos el tema en cuestión oyéndolos todos) el título del bis, 'Pa' Bebo', lo más apoteósico y radiante del repertorio, un boogaloo presumido y creciente. Paquito fue humorista y divulgativo, notificó que había venido a presentar oficialmente su último álbum, 'La fleur de cayenne', editado en mayo y grabado con la Madrid-New York Connection Band, y dio un concierto mucho más centrado que el de 2019 en el mismo Muxikebarri, en el 43º Getxo Jazz, en 2019, cuando vino en septeto con su repertorio llamado 'Cariberian', una fusión entre la península y el Caribe plena de altibajos y lagunas, con bastantes momentos solistas de relleno para estirar el chicle (los del guitarrista brasileño David Tavares, los del bajista Reinier 'El Negrón' Elizarde, alguno de percusión con poca ansia a cargo de Yuvisney Aguilar…) y rutinas varias (el danzón para el maestro Rodrigo, la étnica para el maestro Granados, 'El manisero' revisado en septeto, sin el jefe).
Y es que este grupo, este quinteto, este jueves dio la sensación de que lleva mucho más rodado el nuevo repertorio desde el arranque con el tema titular 'La fleur de cayenne', tímbrico y brillante, con Paquito al clarinete, que alternó con el saxo alto, por ejemplo este ya en el más jazzista 'Miriam' de Bebo Valdés. Paquito dijo que Duke Ellington decía que arreglar una pieza era como volver a componerla, adaptó a Chopin ('Nocturno en la celda') y a Mozart ('Adagio', con los coros del público y el hola don Pepito), y elogió al Negrón antes de la fusión caribeña 'Basstronaut', la 'Milonga gris' del argentino Carlos Aguirre resonó a Piazzolla y Paquito dejó que la tocaran sus cuatro escuderos (no sin antes afirmar que era un tema muy alegre y que claro, al ser Aguirre, argentino, de ahí saldría el título; «ese es el único país del mundo donde uno compra un billete de lotería y se pone a llorar»).

Además recordó a su viejo jefe y maestro Dizzy Gillespie (evocó que la primera vez que vino a Euskadi fue tocando en su banda, y que el trompetista de los carrillos inflados pidió que le calentaran un salmorejo) y más tarde tocó su obituario 'I remember Dizzy', datado en 1993, cuando murió el mito, una mezcla entre el bolero y la bossa nova como la etiquetó, y lo enlazó con un vivaz 'Caravan' de Ellington. Su 'Vals venezolano' también sonó bastante a Piazzolla (una influencia de Paquito) y al acabarlo el público aulló y los cinco músicos resoplaron satisfechos, y las improvisaciones sobre Ernesto Lecuona (trágico el piano en 'Frente al Escorial' y un 'Andalucía' similar en espíritu al 'Sketches of Spain' de Miles Davis) sirvieron para acabar el falso el concierto memorable antes de reaparecer para el solicitado bis con el mentado 'Pa' Bebo' del pianista Pepe Rivero.
Chapó, maestro Paquito. Y dijo contento antes del bis: «Por favor, llámennos otra vez, porque nosotros les adoramos a ustedes».
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