Michael Kiwanuka, hippie y menguante
El cantautor soul afro-londinense fue místico y social en un concierto muy setentero que comenzó poderoso y urbano, pero se fue desinflando con aires más intimistas
Tercera vez que el neo-soulman londinense de origen ugandés Michael Kiwanuka actúa en Euskadi, siempre en festivales organizados por Last Tour: la primera y ... la mejor en el BIME, cuando se celebraba bajo techo en el BEC (en 2015, luego se anunció en 2019 pero su show se suspendió por enfermedad in extremis), la segunda y muy espesa en el Azkena Rock Festival de 2017, y la tercera esta menguante del jueves en el BBK Live, al que arribó con su cuarto álbum, 'Small changes' (24), donde fungió en el escenario 2 como uno de los cabezas de cartel y desde el que ofreció estelar un show de 77 minutos para unos 14 temas de negritud setentera inspirada en grandes soulmen americanos como Marvin Gaye y Curtis Mayfield, con banda casi orquestal (coros, percusiones, cuerdas...), pero con una puntería a la postre mejorable.
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Una pena que el bolo arrancara de día, porque la pantalla de fondo y los colores africanistas no refulgían en su máxima potencia. Kiwanuka comenzó urbanita y setentero, al poco se puso optimista levemente afrobeat ('One more night', con la conciencia de ser grande), y con la cara de un niño en la pantalla de fondo sostuvo el funk con la decisión de un Jamiroquai negro ('You ain't the problem', con esos arreglos vocales agudos muy lisérgicos a lo Kula Shaker).
El arranque fue el de un concierto grande y poderoso que encajaría perfectamente en el Azkena Rock Fest vitoriano. Y al poco se atascó un tanto, se refrenó el ritmo, pero no había nada que temer en esas persecuciones del groove fraternal global y en esas liturgias gospel, aunque, ejem, el pasaje etno-tecno sí podría considerarse una línea roja, aunque pronto entró el espíritu de Marvin Gaye exhalando el estribillo de 'Black man in a white world', o sea hombre negro en un mundo blanco, y se entendió la maniobra, que espoleaba al baile y en pantalla sacaba a un negro cabreado bailando-boxeando.
Kiwanuka prosiguió flotante a lo Marvin Gaye (el falsete, los coros, el bajo...), predicador pareció en 'Hero' (con Jesucristo en pantalla), la pantalla mostró imágenes de la explosión del transbordador espacial en 'Floating parade', se desinflaron él y la banda infrautilizada en temas folk hippie ('Light') y baladas muy Bill Whiters, y menos mal que acabó dejándonos con buen sabor de boca gracias a dos canciones redondas como 'Cold little heart' y 'Love & hate', donde pareció un nuevo Bob Marley redentor y su corista copió más líneas de Marvin Gaye, un gran filón de inspiración del ugandés, que agradeció el poder tocar en un sitio de los más bonitos de los que ha estado, aseguró.
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