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Gorka Bringas, ex Flying Rebollos. CARLOS Gª AZPIAZU
El Bafle

'Desastrillos' y 'barullitos' en el estreno getxotarra de Gorka Bringas

Decepción y desconcierto en el Muxikebarri, lastrado no sólo por causas técnicas (luces y sonido) durante la presentación en vivo de 'Siempre nunca', el tercer álbum del roquero portugalujo

Viernes, 9 de julio 2021, 23:11

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Esta es la crónica de una decepción personal compartida por numerosos espectadores desperdigados el viernes por las butacas del Muxikebarri de Algorta, ocupado por unas 200 almas. Tras recomendar el acto al menos en cuatro ocasiones, acudimos con la intención de disfrutar de un concierto que superara las bondades del disco que se estrenaba, 'Siempre nunca', compuesto por Gorka Bringas, un roquero portugalujo que lleva 22 años viviendo en Getxo y de ahí es su banda actual, un quinteto a dos guitarras y con un nuevo teclista.

Sin embrago, nuestro gozo en un pozo, pues falló todo esto: primero la iluminación escasa, triste y prácticamente inútil («¡si no se les distingue a ellos!», dijo Azpiazu al regresar a la fila 13, como si volviera de un raid nocturno en unas trincheras), segundo la colocación en la parte trasera del tablado de los cinco músicos, y tercero la calidad acústica, que falló por los cuatro costados y por todas las ubicaciones del Muxikebarri, desde los asientos pegados a la pared o lo del lado de la mesa de sonido, desde la parte de abajo hasta la parte de arriba del auditorio.

Ahondemos en el sonido: el arranque literalmente sonó como el culo, con la batería directamente sin amplificar. La primera mitad del bolo adoleció de falta de volumen, y en la segunda parte éste subió pero la ecualización se descompensó tanto que se dejó de oír a los dos mejores de los cinco esa tarde: al guitarrista solista Pit Idogaya y al nuevo miembro, el teclista Isra Redondo, el guapo del grupo como le presentó Bringas. El propio Bringas alegó una vez, a modo de excusa subliminal, que los técnicos del Muxikebarri habían preparado una cosa y luego ellos habían pedido cambiarla.

El quinteto al completo. CARLOS Gª AZPIAZU

Pues con el volumen insuficiente, una base rítmica (bajo y batería) incapaz de sostener el rock and roll, un escenario el de la sala Ereaga que les quedó grandísimo a los cinco músicos (y altísimo, y en tinieblas), un Pit que se salió con sus intervenciones en la primera parte y un Isra que disimuló 'barullitos' con sus mantos teclistas hasta que también fue anulado en la ecualización de la segunda parte, el concierto de estreno fue un cúmulo de 'desastrillos', como dirían los Vistel Brothers, los jazzmen afrocubanos y super cool.

Y seguro que eso lo sabía el líder Gorka Bringas, aunque lo disimuló en sus contados parlamentos a un público amigo en su mayor parte (había un montón de damas en las dos filas de delante de nosotros y se montaron la fiesta por su cuenta desde el principio). Gorka se reconoció 'nervioso' («se le nota», comentó Azpiazu), llegó a desafinar al cantar porque estaría pensando en que nada estaba saliendo como era de esperar (llegó a hablar de la ley de Murphy en el cuarto tema de los 16 que tocaron en 83 minutos, en el flojo 'Fuiste tú', el cual varios músicos presentes señalan como el punto de no retorno, cuando el líder -y por ende el grupo- se vio superado por las circunstancias).

En fin, se oyó muy mal (pero no fatal), las luces no fueron de recibo (¿y este asunto sólo le importa a los fotógrafos?, ¿a la gente normal no?) y Bringas estuvo peleando a la contra. Y entre las 16 canciones, muchas de rock stoniano y varias camperas algo quiquegonzalescas, citemos dos como arquetípicos del 'desastrillo' constante: la mentada cuarta 'Fuiste tú' y la décima, 'Me gustas tú'.

Y rescatemos estas cinco de la quema, de la hoguera de la decepción: la segunda, 'La chica de las series', sincopada y transversal (esta llegó antes del colapso irresoluble, ya saben), la octava, el híbrido entre Fito y los Stones 'Acércate' (cuando el volumen pareció subir), la duodécima, un rocanrol con el tirón de su antiguo grupo, los Flying Rebollos ('La misma piedra', la última antes del bis), y dos más espigadas entre el bis cuádruple: 'Me cansé' (que por mero coraje trascendió del sonido patético, agónico, antagónico y mediocre, adjetivos que se usan en la letra) y la última, 'Fiera' (un ramalazo, un huracancito, lastrado en su epílogo por la presentación de los músicos).

Saludos a la afición amiga. CARLOS Gª AZPIAZU

Una pena. Vimos a Bringas dos veces en 2020, la primera bien en el difícil auditorio de la Escuela Andrés Isasi de Las Arenas, y la segunda muy bien en la Sala BBK (teloneando a Los Secretos, ¡a los que superaron!), y lo mejor de lo vivido este viernes es que un concierto tan insatisfactorio como el del Muxikebarri no se repetirá en el caso de Bringas, que lucen un logotipo que indica: 'banda de R&R autorizada'.

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