50 años de la masacre de la Miami Showband
Un comando paramilitar británico asesinó en 1975 a tres músicos de los 'Beatles irlandeses'
En la década de los años 60 del pasado siglo Irlanda fue escenario de un fenómeno tan popular como singular: unas 650 bandas profesionales recorrían ... toda la isla con un solo objetivo: divertir al público y ponerlo a bailar. Es el fenómeno de las showbands, un término tan arraigado que cuenta con su propia página web, irish-showbands.com, con sede en Sligo, cerca de la frontera. En los primeros años 70 el conflicto (The Troubles) se recrudeció: los atentados y las ejecuciones se multiplicaron a ambos lados de esa frontera; el IRA provisional, partidario de la unificación de la isla, y el UVF (Fuerza de Voluntarios del Ulster), lealistas defensores de su pertenencia al Reino Unido, protagonizaron una escalada violenta, sobre todo a raíz del Domingo Sangriento de 1972, con 14 civiles muertos a tiros por el ejército británico en Londonderry. En aquellos años de plomo la única vía de escape para los jóvenes eran las salas de baile, los hoteles, las carpas o los salones parroquiales donde aquellas bandas ofrecían horas de diversión a buen precio.
La más popular en aquel momento era la Miami Showband, conocidos como los 'Beatles irlandeses'. Formados en Dublín en 1962, y tras diversos cambios de formación, eran en 1975 un fenómeno de masas con seis músicos, cuatro católicos y dos protestantes de ambos lados de la frontera, una línea que atravesaban varias veces cada semana. En la banda no importaban ni la religión ni la política, solo la música. Y fue entonces, en la madrugada del 31 de julio, cuando su nombre se incorporó de manera trágica a la cronología del conflicto; de vuelta a Dublín, tras actuar en un local de Banbridge (Irlanda del Norte) ante unas 450 personas, la furgoneta Volkswagen donde viajaban cinco de los seis músicos fue detenida en un control por el Regimiento de Defensa del Ulster. Sin embargo era una trampa, ya que se trataba de un comando del UVF, donde, según se supo después, había un oficial británico al mando. Tras sacar a los jóvenes del vehículo, los paramilitares comenzaron a colocar bajo el asiento del conductor una bomba, programada para que explotara en territorio irlandés, acusar así al grupo de contrabando de explosivos e instalar una 'frontera dura' que dificultara los movimientos del IRA. Pero el artefacto estalló mientras lo manipulaban y se llevó por delante a dos paramilitares.
Tras la explosión el oficial al mando, «que tenía acento inglés de clase alta», según los supervivientes, ordenó disparar sobre los músicos, alcanzando mortalmente al cantante y teclista Fran O'Toole, de 28 años, todo un ídolo entre las jóvenes, al guitarrista Tony Geraghty, de 24, y al trompetista Brian McCoy, de 32; tanto el bajista, Stephen Travers, gravemente herido por los 16 fragmentos de una bala explosiva (dum dum), como el saxofonista y líder, Des Lee McAlea, que había salido despedido tras recibir el impacto de la puerta del vehículo, salvaron la vida al dárseles por muertos. El batería y el mánager habían evitado la emboscada al regresar por su cuenta horas antes. Los detalles se pueden encontrar en extensos y minuciosos artículos de internet y, sobre todo, en el documental 'ReMastered: The Miami Showband Massacre' (2019), disponible en Netflix, donde se muestran los esfuerzos de los dos supervivientes por encontrar la verdad y la admisión de culpabilidad de quienes dieron las órdenes. La prensa irlandesa bautizó la trágica jornada como 'El día en que murió la música'. Las showbands, que contaban a menudo entre 6 y 10 músicos, comenzaron a desaparecer; era preferible tener un trabajo menos divertido que jugarse el tipo regresando a casa de madrugada varios días a la semana.
El bajista, Stephen Travers, que entonces tenía 24 años y que llevaba solo tres meses en el grupo, publicó en 2007 'The Miami Showband Massacre', con el subtítulo de 'La búsqueda de la verdad por un superiviviente', un texto de 250 páginas que inspiró el documental homónimo. Según recuerda el músico, comenzó esa búsqueda «en 2005, 30 años después de los crímenes, cuando no podía dejar de ignorar la clara evidencia de confabulación entre las fuerzas de seguridad británicas y los paramilitares lealistas». Recuerda que aquel año se inició el trabajo del HET (Grupo de Investigaciones Históricas), una unidad de la Policía de Irlanda del Norte creada específicamente para revisar todos los archivos relacionados con las muertes del Conflicto ocurridas en las fronteras de la provincia entre 1969 y 1998. «El 23 de mayo de 2012 mis abogados presentaron varios escritos en mi nombre contra el Ministerio de Defensa británico y contra la Policía de Irlanda del Norte, por asalto, allanamiento, conspiración para causar lesiones, negligencia y abuso del poder público», relata Travers.
El caso tardó nueve años en llegar a los tribunales, en lugar de los dos previstos. Al mismo tiempo el bajista de la Miami cofundó la Plataforma por la Verdad y la Reconciliación (TaRP), un portal digital abierto a que las víctimas de cualquier signo tuvieran oportunidad de relatar su propia historia. «Allí me di cuenta de que a muchas otras víctimas se les había denegado la justicia, por lo que empecé a luchar por todos ellos dando relevancia a sus casos en la plataforma, en www.tarp.ie». A pesar de los progresos, el Gobierno británico aprobó en 2023 el Acta de Legado y Reconciliación en Irlanda del Norte, donde se impedía a las víctimas reclamar justicia a través de los tribunales. «El actual Gobierno (laborista) ha prometido derogar el Acta, pero, aunque contraviene la convención de derechos humanos en el mundo civilizado, aún no ha cumplido su promesa», se lamenta Travers.
Dos nuevos libros
Travers, de 74 años, residente en Cork, publicará nuevo libro en octubre, 'The bass player'; el otro superviviente, Des Lee McAlea, de 79, ha hecho lo propio a primeros de julio con 'Mi saxofón me salvó la vida', donde narra sus humildes comienzos en Belfast hasta llegar al Carnegie Hall, la agitada época de los bailes de salón, la avaricia en el sector, la masacre y sus secuelas psicológicas, el declive del circuito de bandas, su vida en Sudáfrica durante 25 años, su caída en el alcoholismo y las desgarradoras muertes de su esposa y de su hijo. Y también cómo su lucha por una indemnización por el trauma causado se ha topado con el muro del Estado británico.
La gran novedad en esta larga batalla es el concierto que una reunificada Miami Showband ofrecerá en el Vicar Street de Dublín el 29 de septiembre ante unos 1.5000 espectadores; la cita, a beneficio de la lucha contra el cáncer, incluye a una veintena de bandas y solistas invitados. Dice Travers que es un «concierto de celebración de la música que en aquellos años invadía la isla, no hay afán de revancha o de reivindicación política». Seguramente sonará 'The parting glass', una vieja y popular canción en Irlanda y Escocia que habla del último trago antes de la despedida. Es la que interpretaban los músicos de la Miami al final del documental de Netflix, todo un homenaje a los compañeros asesinados y a todas las víctimas inocentes de ambas partes del Conflicto. «Por encima de las balas y las bombas siempre queda la música», recuerda Travers machaconamente en todas y cada una de sus numerosas charlas.
Stephen Travers: «Solo busco verdad y justicia para todos»
Stephen Travers es uno de los dos supervivientes de la masacre y la persona más activa en los últimos 20 años en la búsqueda de quienes ordenaron la trágica operación que acabó con la vida de tres compañeros de la Miami Showband. Su lucha continúa día tras día.
- Con todo el tiempo que emplea en charlas, entrevistas, su nuevo libro, su trabajo en TaRP, ¿ha podido ensayar para el concierto de 50º aniversario?
- Habrá una 'banda de la casa' para acompañar a los invitados; yo no estaré en ella, así que no tengo que ensayar.
- En el documental habla usted con el segundo oficial al mando del UVF, quien le asegura que el objetivo de aquella acción no era matar a los músicos, dice que los paramilitares «entraron en pánico y comenzaron a disparar»; usted no le creyó. ¿Por qué?
- La persona que aparece en el documental es un portavoz del UVF. Aunque el segundo al mando estaba presente en la grabación, rechazó aparecer ante las cámaras. Cuando afirmó que «no se quería que nadie muriera», le señalé que el informe forense afirmó que todos habríamos resultado muertos al cabo de diez o quince minutos por la bomba que trataban de esconder bajo el asiento del conductor; no insistió en su ridícula afirmación.
- En los últimos años se han publicado libros, reportajes, investigaciones, documentales, hasta un musical sobre la banda. ¿Puede haber riesgo de sobreexposición?
- No, la verdad nunca puede resultar sobreexpuesta. A cada generación hay que recordarle las consecuencias de la violencia.
- En abril 30 bandas de música desfilaron en el condado de Tyrone (Irlanda del Norte) en homenaje a Wesley Somerville, uno de los terroristas que murieron por su propia bomba en la masacre. ¿Cuál es su reflexión ante este tipo de celebraciones?
- Todos tienen derecho a recordar a sus muertos; a quién eligen para elogiar dice mucho de ellos.
- Ha solicitado al Ministerio de Defensa británico publicar los documentos relativos al capitán Robert Nairac, a quien se sitúa como oficial al mando aquella noche. ¿Cree usted que accederá a ello?
- No puedo afirmar si Nairac era el oficial británico que vi y oí aquella madrugada, pero recibimos documentos del Ministerio de Defensa británico como parte de la investigación en nuestra demanda en el Tribunal Supremo donde se afirma que el capitán Robert Nairac «planeó y ejecutó los asesinatos de la Miami Showband». Actualmente estamos pidiendo a los tribunales permiso para hacer llegar los informes al dominio público.
- Su nuevo libro, 'El bajista. Himno para los inocentes', se publicará en octubre; en él reconstruye su historia personal. ¿Cuál ha sido el pasaje más hermoso de recordar y cuál el más duro?
- Me remito a lo que dicen mis editores: «Stephen Travers ha vivido dos vidas. En la primera era un joven bajista, inmerso en la música y en la emoción de las giras con la Miami Showband. Esa vida se rompió el 31 de julio de 1975. En el silencio posterior, en un campo cercano, Stephen despertó a su segunda vida, la de un superviviente, que le llevó por senderos inesperados: como autor, compositor, productor y orador internacional sobre la paz y la reconciliación».
- Existe un cierto paralelismo entre el conflicto irlandés y el vasco. ¿Ha estado al tanto de la situación en el País Vasco?
- No conozco lo suficiente del conflicto vasco como para comentarlo.
- Si tuviera que resumir su objetivo en todos estos años en una sola frase, ¿cuál sería?
- Alcanzar la verdad y la justicia para todos.
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