Las brujas de Salem como reflejo de la persecución política
Metemos la pata, a menudo sabiendo que eso tendrá consecuencias negativas, y después llega el arrepentimiento y pedimos perdón. Pero el perdón no lo soluciona ... todo -a menudo nada- y es inútil por completo si no se ha aprendido algo de lo sucedido, explica la escritora Mercedes Fisteus (Villablino, León, 1995), que con una novela sobre el arrepentimiento acaba de ganar el Premio Ateneo Joven de Sevilla. 'Dentro de dos años' (publicado por Algaida) se mete en la cabeza del juez que, hace varios siglos, mandó matar a un montón de vecinas y vecinos de Salem, EE UU, por actos de brujería. El hombre se arrepiente e inicia un viaje imposible para que la injusticia no se cometa.
Lo que Fisteus quiere contar con esta historia es que «lo poco positivo» que se puede sacar en claro de aquello hoy es «que estamos viviendo de nuevo la persecución política y eso no es bueno. Deberíamos reflexionar sobre ello y evitar repetirnos». Lo que ocurrió en Salem, la pequeña localidad que pasó a la Historia por la caza de brujas, fue algo muy distinto a «lo que la gente cree que ocurrió. Claro que estuvo ligado a la religión, pero sobre todo se trató de un sistema de control político y social por el que se pretendía encauzar a la gente».
El punto de partida de aquella locura «fue machismo puro y duro», pues el objetivo fueron en principio mujeres -comadronas, por ejemplo- y niñas que supuestamente se dedicaban al mal y que había que meter en vereda. «Una mujer con demasiada libertad era una bruja», dice Fisteus, que añade que «si lees sobre mujeres en la Historia inevitablemente llegas a ese concepto, el de bruja». Pero la sospecha y la violencia «terminaron afectando a todo el mundo, a todas las familias de la localidad» y a través de ella se dirimieron rencillas vecinales. «Todos sabían que era mentira, pero nadie hizo nada».
La persecución política y su capacidad para envolver a la sociedad «deberíamos tenerla en cuenta porque tiene reflejos en la actualidad. Si una opinión vertida en redes sociales se ataca por medio de medidas legales, ¿sirve para algo? Es un debate constante y lo importante es saber que se puede llegar a extremos».
Todos esos mensajes están en 'Dentro de dos años', aunque el género al que ha recurrido la joven autora lo viste de aventura y hasta de fantástico. El juez desea arreglar el desaguisado y le es concedido el deseo de viajar atrás en el tiempo para poder volver a Salem a evitar que ocurra. «A través de la fantasía es muy fácil enviar este tipo de mensajes, más que desde el realismo. Y puedes dar esperanza, puedes transmitir que es posible el cambio. Me gusta el género fantástico por eso y porque queda mucho poso para la reflexión».
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