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El veterano librero Iñaki, de la libería Jakinbide, enseña su ejemplar de caza de mil euros E. Vargas

En el Arenal los libros no envejecen

La cita bilbaína con el libro antiguo y de ocasión cumple 47 años reuniendo a libreros, escritores y amantes del papel que siguen apostando por el valor de lo tangible

Viernes, 17 de octubre 2025, 17:06

El Arenal vuelve a oler a papel y a pasado. Entre cubiertas gastadas, marcapáginas que asoman y visitantes que rebuscan sin prisa, la 47ª Feria ... del Libro Antiguo y de Ocasión ha vuelto a llenar el corazón de Bilbao de historias que buscan una segunda vida. Son cuarenta casetas donde conviven las gangas de un euro con joyas literarias que llevan siglos viajando de mano en mano.

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«He comprado tres libros para mi hija, todos de animales», cuenta Nerea, que pasea con un carrito entre los puestos. «No sabía que aquí había libros infantiles. He sido madre hace poco y antes venía a mirar cosas para mí. Además los precios son mucho más baratos que en tiendas comerciales. He pagado seis y siete euros por libros que en cualquier librería valen quince», dice con una sonrisa. Para ella, esta cita «le da ambientillo a la ciudad» y asegura que «siempre acabas llevándote algo, y si es lectura, mejor».

El murmullo del Arenal mezcla acentos y edades. Una mujer llegada desde Andorra hojea con cuidado un tomo en euskera: ha viajado expresamente «para conseguir libros de la cultura vasca». Y no es la única. Uno de los libreros, autor y editor de sus propios volúmenes sobre historia, mitología y lengua vasca, confirma que «cada vez viene más gente de fuera interesada en Euskadi». Lleva siete años participando en la feria y cuarenta escribiendo.

A unos pasos, Asier, estudiante de 22 años, rebusca entre las pilas de papel amarillento. «Estoy haciendo el TFG sobre dedicatorias antiguas y estoy en busca de tesoros», dice mientras hojea un ejemplar de los años 40 con una nota escrita en la primera página. En la otra esquina del recinto, un veterano lector no falta a su cita anual: «Vengo todos los años, el primer día a primera hora. Me gusta la variedad y no perderme nada», explica.

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El escritor guipuzcoano Liss Evermore firma ejemplares bajo una carpa compartida con dos libreros. «Acabamos de empezar y el primer día siempre es más flojo, de reconocimiento de territorio, pero se prevé una feria interesante. En la anterior vendí 600 ejemplares», comenta confiado. En su mesa se mezclan aventuras marinas, novelas históricas, comedias y terror. «Normalmente los escritores tienen un género, yo no, soy polifacético», sonríe.

Pero no todo son novelas. En otro extremo del paseo, Daniele Amalfitano y Jesica Bordoni, de la editorial italiana Apuka Ediciones, muestran diminutos libros encuadernados en corcho natural. «Son libros en miniatura, con el texto completo. Los hacemos a mano, con cuentos, ensayos o poesía, y cada uno viene con su bolsita de algodón orgánico», explica Daniele. Además, han instalado un «rincón de intercambio de frases de poesía», donde los visitantes pueden dejar un mensaje para que otra persona lo encuentre. «Vamos de feria en feria, pero a Bilbao le tenemos mucho cariño porque nos recuerda a Génova, una ciudad con carácter y pasado obrero», añade.

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Entre los veteranos destaca Txema Sandoval, de la librería Sekhmed, uno de los últimos en mantener viva la llama del libro verdaderamente antiguo. «Llevo 40 años viniendo. Antes éramos seis libreros de libro antiguo, ahora solo quedo yo. Me lo estoy replanteando para el año que viene», confiesa mientras señala una vitrina con un ejemplar de medicina de 1661, su joya más preciada. «Se vende un poco de todo, lo que más se mueve son los libros de mesa, y los precios van desde un euro hasta lo que quieras», cuenta.

Un poco más allá, Iñaki, de la librería Jakinbide, lleva 35 años fiel a la cita. «Vendemos sobre todo libro infantil y novela. Tengo muchas joyas, como quijotes o libros de caza antiguos, pero los coleccionistas cada vez vienen menos. Ya la gente compra una novela y ya está», lamenta. Aun así, no pierde la sonrisa: «Tengo uno de caza, un facsímil antiguo, que vale mil euros. Llevo seis años llevándolo de ciudad en ciudad y no lo vendo. Al final me lo quedaré porque le tengo cariño», admite. Entre sus estantes hay también libros de dos, tres o cuatro euros. «El libro con la pandemia volvió a subir y ahora vendemos un montón. Hay quien dice que se lo baja de internet, incluso mi mujer con sus amigas, pero a mucha gente le sigue gustando el papel. Esa guerra ya quedó así».

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Desde Puente del Arenal, Tomás asiente detrás del mostrador. «La mañana va floja, solemos vender sobre todo novela, cuento y cómic. Este año he traído poco y a precios económicos. Aquí dependemos mucho del tiempo y del fin de semana», señala.

La feria, organizada por la Cámara del Libro de Euskadi y la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, permanecerá abierta hasta el 2 de noviembre. Mientras tanto, el Arenal sigue oliendo a nostalgia. Y entre las cubiertas desvaídas, las dedicatorias a medias y los lomos torcidos, todavía hay quien encuentra un pequeño tesoro con todas las vidas que tuvo antes de llegar a sus manos.

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