Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao, acompañado por descendientes de Unamuno y miembros de la corporación municipal. Ayuntamiento de Bilbao

Aburto reivindica la pasión por «la verdad y la justicia» de Unamuno en su aniversario

El alcalde y familiares del intelectual bilbaíno realizan la tradicional ofrenda a los pies de su efigie para conmemorar los 161 años de su nacimiento

Lunes, 29 de septiembre 2025, 14:43

«No tiene más seso que una rana». «Falso desde la corona hasta las botas de montar». Así definía Miguel de Unamuno a Primo de ... Rivera y Alfonso XIII. Sin medias tintas, con la contundencia de un puñetazo en la mesa. Una costumbre que en 1924 le valió un exilio de más de cinco años con parada en Fuerteventura, París y Hendaya. «Toda su vida estuvo marcada por la pasión, por la verdad y por la libertad», elogiaba este lunes el alcalde, Juan Mari Aburto, en la plaza del Casco Viejo que lleva el nombre del intelectual bilbaíno, con motivo de la ofrenda floral que se ofrece el 29 de septiembre a los pies de la efigie concebida por Victorio Macho.

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Se trata de una costumbre instaurada por el Ayuntamiento en 1999 para conmemorar el nacimiento de Unamuno, que vino al mundo hace 161 años en el número 16 de la calle Ronda, a escasos metros de la explanada que preside su monumento. «En el colegio todos leíamos 'Niebla' y 'San Manuel Bueno, mártir'. Ojalá que no se haya desaparecido de los planes de estudio. ¡Es un autor que deberíamos conocer a fondo! No solo es vasco sino también un pensador muy importante del siglo XX», comentaba Alberto Lasagabaster, que trabaja como informático y se declara «felizmente unamuniano, porque me gusta llevar la contraria y nunca me faltan argumentos». Es una de las decenas de personas que se han acercado a la plaza,

En la comitiva de homenaje destacaba la presencia de Miguel y María Teresa Unamuno Adarraga, así como de Aurora Berra, nietos y bisnieta de un hombre que siempre ejerció un bilbainismo ilustrado y cosmopolita. Adoraba su ciudad, a la que siempre llamó «mi bochito del alma», pero su mundo no tenía fronteras. Era catedrático de Lengua y Literatura Griega y le gustaba pensar que su patria «más honda y sentida» eran los versos de Homero. Era un hombre con debilidad por Aquiles, el héroe que prefiere una vida breve y gloriosa antes que una larga y anónima.

«Estos actos nos emocionan pero estaría bien que fueran más. Quieras que no, está claro que la relación con el nacionalismo vasco siempre ha sido problemática. Eso se nota en el poco interés que se le presta», deja caer el nieto, cuando todavía resuenan los ecos del aurresku y 'Agur, jaunak' que se han oído al son del txistu y el tamboril. Mientras tanto, no falta gente en torno a la efigie del ilustre bilbaíno, entre los que destacan los miembros de la Asociación Unamuno Elkartea, que acaba de relanzarse después de más de 20 años de languidecimiento. «¡Mantenemos viva la llama!», subraya Pablo Zapata, presidente de honor de un colectivo que no se rinde. «Vamos a hacer todo lo posible para hacerle justicia». 

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