El Guggenheim cierra el mejor verano de su historia con 489.946 visitantes
Con un 68% de extranjeros, se demuestra que la pasión por viajar se mantiene viva y las exposiciones de Kusama y Kokoschka han sido un gancho irresistible
Estos últimos tres meses han hecho historia en el Guggenheim. Se ha tocado techo con la afluencia de público, por encima de las previsiones más ... optimistas, al llegar a 489.946 visitantes. Se ha conseguido superar en 40.469 personas la marca estival de 2022, cuando el coloso de titanio acogió la exposición 'Motion. Autos, Art, Architecture', comisariada por Norman Foster. También se bate, con una diferencia de 44.799 visitas, el récord veraniego de 2018, que contó con 'blockbusters' de la talla de las exposiciones del joven Chagall, el arte chino tras la masacre de Tiananmen y las monumentales obras de Joana Vasconcelos.
¿Cómo se explica la superación de las mejores cifras prepandémicas? Por una tormenta perfecta: se ha reafirmado la vuelta a la normalidad, con un repunte de los turistas extranjeros –el 68% del total de visitantes en el Guggenheim– y el gancho de las exposiciones ha actuado como un imán. Sobre todo hay que destacar un nombre: Yayoi Kusama. La artista japonesa, de 90 años, que vive en un psiquiátrico por decisión propia para trabajar en paz, es un fenómeno de masas. Su obra, salpicada de lunares y cromatismos psicodélicos, despierta la curiosidad de todo el mundo. Una popularidad que tiene sus peajes.
La tentación irresistible de manosear y estrujar los materiales ha obligado a proteger con planchas de metacrilato el conjunto de calabazas que llevan la impronta de Kusama. Portavoces del centro han asegurado que se trata de una medida de seguridad adicional destinada a preservar su integridad, decisión sin precedentes en la historia del museo. Eso sí, en el Guggenheim también se apuesta por otras estéticas, igualmente atrayentes, como la que representa la obra del austriaco Oscar Kokoschka (1886-1980), un autor de corte expresionista que dislocaba la realidad para ahondar en sus dimensiones más inquietantes. Hasta mañana puede admirarse su originalidad en la exposición que impulsa la Fundación BBVA.
La muestra consagrada a la inglesa de origen ghanés Lynette Yiadom-Boakye, de 46 años, cuenta asimismo con tirón. Es una autora con debilidad por el retrato que no esconde su admiración por genios como Rembrandt y El Greco. Sus personajes siempre son ficticios y afroamericanos. Representa la corriente de la Nueva Figuración y su exposición de 70 pinturas y dibujos al carboncillo, estará abierta al público hasta el próximo domingo 10.
El pico del 16 de agosto
Si se atiende al desglose por meses, se aprecia la tendencia 'in crescendo': en junio se dio la bienvenida a 106.418 visitantes, es decir, 305 más que el verano pasado; en julio fueron 165.418, lo que supone un incremento de 17.488, y en agosto 218.087 personas recorrieron las salas, 22.676 más que en la edición anterior. En cuanto al origen geográfico, la distribución es similar a la época precovid. El 68% del público procedía de fuera de España (un 3% más que el año pasado), con predominio de franceses (un 17% del total), seguido de ciudadanos de Italia, Alemania y Holanda, cada uno de ellos con un 7% del total, y Gran Bretaña, con un 6%. El día de mayor afluencia fue el miércoles 16 de agosto, con 8.949 visitantes.
Respecto a la cifra acumulada del año, a fecha de 31 de agosto había recibido 898.513 visitantes, un 15% más que el año pasado y un 7% más que en 2018. «Todo esto pinta una situación muy positiva y favorable. El Guggenheim sigue gozando de muy buena salud y no ha perdido el tirón», subrayan fuentes del museo. La oferta cultural no ha perdido lustre ni capacidad de fascinación en el sector turístico. Y lo más importante para el coloso de titanio: la pasión por viajar se ha desatado, a pesar de la crisis económica y la inseguridad generada por la guerra de Ucrania.
El Bellas Artes en obras tampoco se queda atrás
El Museo de Bellas Artes de Bilbao también ha cosechado un excelente verano. Su balance de julio es de 19.624 espectadores, nada menos que un 69% más que el año pasado. En agosto se llegó a 25.860, que supone un incremento del 62,7%. Sumados los dos meses, se computa un total de 45.484. Esta cantidad representa una subida del 65,6 % en relación 2022.
Atendiendo a la procedencia de los visitantes en julio y agoto, se aprecia que el 23,7% era de Euskadi, mientras que el público del resto de España representaba el 31,2%, con predominio de madrileños, catalanes y andaluces. Por lo que toca al total de extranjeros, el porcentaje en estos dos últimos meses asciende al 44,9%, principalmente franceses, británicos e italianos. La jornada con mayor afluencia fue el 3 de agosto, con una afluencia de 1.318 personas. Una señal más de que la oferta artística en Bilbao mantiene su poder de atracción.
«Ha sido un verano muy especial por el desarrollo de la obra de ampliación en el museo. El esfuerzo por mantenerlo parcialmente abierto, con una programación original y atractiva,se ha visto refrendado por los buenos datos de asistencia de público», razonan fuentes de la pinacoteca. Pese a los inconvenientes que genera la reforma del edificio, se ha logrado añadir un puñado de alicientes al interés de su colección permanente. Entre ellos, destaca el programa de la Obra Invitada consagrado a Joaquín Sorolla con el lienzo 'Bajo el toldo. Playa de Zarauz'. También destaca la iniciativa Multiverso, volcada en la difusión de la creación videográfica, que recoge el proyecto 'El trayecto+The Track' a cargo de Mabel Palacín.
Las labores de restauración tampoco se han descuidado. En breve, se exhibirán las obras que han recuperado todo su lustre gracias al equipo técnico del museo. Entre las piezas beneficiadas, las hay de Txomin Badiola, Hermen Anglada Camarasa, Julio González, Alberto Arrue y José Antonio Sistiaga.
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