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Pau Monteagudo (voz y guitarra), Quique Cuquerella (batería) y Pete Sala (bajo) Jon Rozadilla

Corazones Eléctricos salvadores del rock and roll

El trío valenciano encendió el turbo, el éter del Azkena y las almas de la parroquia para dar uno de los mejores conciertos del año este sábado noche en el estreno en Euskadi de su tercer álbum, 'De amor y rabia'. Un bolazo veloz con encanto juvenil y gancho inmediato.

Domingo, 5 de noviembre 2023

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El sábado noche unas 88 almas se juntaron en el Azkena para atestiguar el estreno en Euskadi de 'De amor y rabia', el tercer álbum del acelerado power-trío valenciano capitaneado por Pau Monteagudo, ex Uzzhuaïa. Era la quinta fecha de la gira y los levantinos expandieron el contenido de la novedad discográfica con una capacidad absorbente y noqueadora que no desfalleció durante 71 minutos y 15 canciones. Tampoco se destensaron en los tres temas lentos o a medio gas, también con gancho ('Tú', «dedicado al amor de mi vida», y dos más).

Sin un momento de respiro, con control evidente del escenario y sincera cercanía a la parroquia, con dominio absoluto del repertorio cuando aún se hallan en los prolegómenos de la gira, con el entusiasmo desbordado y desplegando una dinámica energía desde el borde del escenario ocupado por los flacos y guapos Pau Monteagudo y el bajista Pete Sala hasta el fondo del mismo donde redoblaba Quique Cuquerella, Corazones Eléctricos hicieron honor a su bautismo, cumplieron las promesas o propuestas que dejó caer su líder al introducir no pocas canciones («os vamos a despeinar a todos» o esta: «vamos a hacer un bolo como si fuéramos los putos Toy Dolls, como los Ramones de la ciudad, ¡los Ramones de speed, ¿y vosotros qué tipo de bolo vais a hacer, Bilbao?»), revelaron un potencial juvenil comparable al de los burgaleses La MODA (ayer sábado los menores de 25 años podían entrar gratis en su concierto del Azkena; qué pena no habernos enterado antes para airearlo), gustaron de apretar el acelerador («¡a muerte!», animó un par de veces el jefe de la pandilla), y a menudo, muy a menudo, nos recordaron a los exitosos valencianos Los Zigarros, desde la inflexión vocal y el espíritu de rock and roll hasta la velocidad y los guitarrazos, ¡y eso que Corazones Eléctricos esgrimen una guitarra y Los Zigarros las dos de los hermanos Tormo!

El líder Pau Monteagudo, ex Uzzhuaïa, en 'Si apagas la luz'. Oscar Cubillo

El melenitas rubiales Pau se trajo cuatro guitarras, ¿eh? Tres eléctricas y una acústica que sólo usó para la introducción de uno de los lentos en gradación. «Para que veáis lo mucho que os queremos», dijo. Y tanto: eso es profesionalidad y ganas de hacer bien el trabajo. La acústica la usaron en 'Si apagas la luz', un ir hacia arriba progresivo, y a continuación encajaron otro lento, 'Sangre y revolución', arrancado como los AC/DC del 'Ride on' y culminado con el sustrato soul de M-Clan.

De lo mejor del año

Pero revisemos las notas y vayamos a la caña de España. A la primera encendieron el turbo rock-a-roller ('Canción urgente'), a la segunda marcharon con la marcialidad blusera y 'zigarrera' ('Aullar contigo', las dos primeras del bolazo también son las dos primeras del disco presentado, 'De amor y rabia'), a continuación compitieron en el dragster rock and roll (la vampírica 'Por ti'), a Los Fusiles sevillanos nos recordaron en 'Las estrellas' («queremos que cantéis, queremos que os quedéis afónicos, yo me lo he propuesto esta noche», desafió Pau), resonaron redoblados como Tarque con los Social Distortion ('Todo por el aire'), se igualaron a unos Aerosmith hispánicos ('Cama de faquir', otra vez en la que cruzaron sus mástiles los guaperas Pau y Pete) y nos bombardearon con la pregunta retórica 'zigarrera' «¿cómo hacer?» (en 'Contraluz').

Cambiemos de párrafo para tomar aire y prosigamos con el huracán eléctrico: los cardíacos nos plantearon «ahora vamos a mover un poco los pies, ¿quién sabe bailar rock and roll?», antes de asemejarse a unos Dictators valencianos ('¿Quién salvará el rock and roll?'; hum, la primera vez que les vimos, en La Nube de Santutxu, en diciembre de 2019, titulamos también a partir de esta frase), trotaron bluseros y sincopados entre Los Zigarros y Hound Dog Taylor & The Houserockers ('Fuera de sí'), y, sin dar bis (suponemos que por la premura de tiempo, para acabar a las 11.30), pusieron el colofón con dos tremendas descargas rock-a-rollers: una un poco Sum 41 ('La destilería', antes de la cual espetó Pau: «vamos a hacer un poquito el punki, ¿vale?») y la segunda y última de las 15 canciones en plan New Bomb Turks alocados pero atados en corto ('Valentina').

De lo mejor del año, sin duda alguna. El concierto 419 de lo que vamos de 2023.

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