«Si Coronado me firma el brazo, me lo tatúo»
No hace falta un premio para triunfar en la gala de los Feroz: si te gritan mucho en la alfombra roja y hacen algún chiste sobre ti en la gala, es que vas por el buen camino
Parte de la gracia de un evento como la gala de los Feroz es comprobar que, de alguna manera, el cine tiene algo de verdad, ... que esos actores que vemos en la pantalla existen, que están hechos de carne y hueso y sus sonrisas no son un truco de posproducción. Pero, a la vez, también resulta atractivo vivir en primera persona y muy de cerca la mentira del cine, comprobar cómo dominan sus profesionales la mecánica de la ilusión: una hora antes de que empezase el desfile por la alfombra roja, ya se habían concentrado en el Bilbao Arena un centenar de aficionados que examinaban cómo los operarios daban la longitud correcta a la alfombra roja con un tajo de cúter, porque ese pasillo tan admirado viene en rollos larguísimos que darían para atravesar media Miribilla.
Los reunidos eran, en su mayoría, gente muy joven, pero algunos contaban con una envidiable experiencia en estas lides. Alazne Domínguez, de Portugalete, y sus amigas María Jiménez y Silvia Silumsadisa, venidas desde Vitoria, llevaban decenas de fotos tomadas en otros festivales en las que aparecían junto a los actores («están todos los nominados por orden alfabético») y trataban de lograr que se las firmasen. Justo enfrente, al otro lado del pasillo, la duranguesa Mireia Muñoz perseguía un objetivo más concreto: «Lo que más me ilusiona es ver a José Coronado. Es cultura de España, el mejor actor español que existe, el puto amo», se enardecía. «Si Coronado me firma el brazo, me lo tatúo».
Con puntualidad bilbaína, minutos antes de la llegada de los primeros actores empezó a caer la lluvia, esa lluvia real que da tan mal en el cine. Y pronto quedó claro que la alfombra roja será todo lo glamurosa que se quiera, pero también es la mar de cruel: había quienes recorrían toda su extensión sin que nadie gritase su nombre, como si el paraguas con el que los cubrían fuese una capa de invisibilidad, y en cambio a otros los vitoreaban absolutamente todos. Lo de Paco («¡Paco, Paco, Paaaacoooo!») León fue alucinante, un espectáculo en sí mismo: su cabeza parecía una bola de 'pinball' que rebotaba velozmente de selfi en selfi. Justo detrás, José Coronado, el otro gran triunfador de la alfombra, optó por un zigzag más reposado (y sí, le firmó a Mireia, pero en un papel). Najwa Nimri no se privó de hacer un poco el loco en el enrejado del pabellón, en plan 'Vis a vis', y Eva Ugarte se topó con sus orgullosos padres.
Cambios de nombre
Mientras la gente miraba con gesto de incredulidad a criaturas de otra dimensión como Paz Vega o Andrés Velencoso, cuya presencia en aquel rincón de Miribilla tenía algo de visita extraterrestre, dentro del Bilbao Arena había otra alfombra roja, la formalita, la del 'photocall'. Allí nadie voceaba y todo el mundo parecía extremadamente cinéfilo, pero tampoco hay que engañarse: en dos entrevistas consecutivas, a Zaira Romero le cambiaron el nombre y el apellido. Y se repetía, de forma igualmente despiadada, la diferencia de clases del exterior: a algunos les ponían en la boca todos los micrófonos y a otros pobres se los retiraban como si se los fuesen a comer.
Para la gala, el pabellón se había transformado en algo así como un viejo cabaret con mesas redondas. Desde las gradas, el público se entretenía buscando a sus favoritos: al principio uno solo distinguía a Brays Efe (y era por ir de rojo rojísimo, no porque a los gordos se les vea más, como dijo él), pero después se cogía perspectiva y se descubría, por ejemplo, que Najwa fumaba y que el alcalde Juan Mari Aburto estaba sentado junto a José Coronado. Tiene que ser muy duro compartir plano con Coronado, pero las sillas estaban asignadas de manera inflexible: si no, existía el riesgo de que, en una nominación, saliese en pantalla el careto de otro.
Lo cierto es que la gala de los Feroz mereció ese nombre, porque, nada más salir, la presentadora repartió estopa a todo bicho viviente: Leticia Dolera, Alba Flores, Pedro Almodóvar, Enrique Urbizu... Era imposible repartir más pullas en quince minutos, pero ser víctima de un chiste en los Feroz debe de ser algo muy bueno. Si nadie te requiere en la alfombra roja, nadie te entrevista en el 'photocall' y no se meten contigo en la gala, a lo mejor es que de verdad no existes.
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