«Mis canciones ya no son panfletarias, pero sigo siendo revolucionario»
Pablo Milanés - Cantante ·
«He apartado la política de mi vida», confiesa el trovador cubano, que regresa el 23 de junio a Bilbao con su gira 'Esencia'josu olarte
Lunes, 28 de mayo 2018, 01:07
Pablo Milanés (Bayamo 1943) muestra su perfil de cantautor y poeta desencantado con el devenir de la Revolución castrista de la que fue embajador musical ... al frente de la llamada Nueva Trova, con la que aportó en los años 60 una sensibilidad mas urbana y comprometida a la tradición cubana. Tras más de seis décadas de andadura concretada en 50 discos y 600 canciones, el autor de 'Nos vamos poniendo viejos' sigue superando sus achaques y conjurando el paso del tiempo que le tortura con canciones que responden a sus diatribas vitales, convicciones y estado de ánimo. La poesía y la sutileza musical han desplazado a la crítica explícita en una producción reciente que, junto a clásicos como 'Yolanda' o 'Yo no te pido', repasará en el recital de la gira 'Esencia', que el 23 de junio ofrecerá en el Euskalduna de Bilbao con el respaldo de Maylin González (chelo y teclado) e Ivonne Téllez (piano). Regresa seis años después de que tuviera que cancelar un concierto en Basauri por una operación de hernia. Y hace cuatro le trasplantaron un riñón. Así lo recuerda en una conversación telefónica desde Madrid.
- ¿Cómo se encuentra ahora?
- Bien, gracias. Aún estando convaleciente de pequeñas cosas tengo la facultad de ser un enfermo bastante sano.
- La mala salud de hierro que diría su colega Sabina.
- Eso mismo (risas). Llevo ya unas cuantas operaciones pero afortunadamente nos recuperamos. Incluso en los peores momentos no he dejado de cantar, es muy raro que suspenda una actuación. He llegado a subir al escenario prácticamente paralítico. No se puede imaginar con el dolor que yo he llegado a cantar. A menudo he encontrado un efecto sanador en la música.
- Lleva un tiempo afincado en España. ¿Ha sido una decisión dura para el artista que cantó 'Yo me quedo'?
- Tengo un gran arraigo en Cuba, pero ha sido por razones poderosas. Mi esposa es española (la profesora coruñesa Nancy Pérez, con la que tiene dos hijos mellizos de trece años) y ha estado conmigo compartiendo doce años en Cuba una vida bastante difícil. Es historiadora y renunció a todo para acompañarme. Tengo que tener alguna compensación hacia ella por todo lo que me ha dado, incluso un riñón. Así que la estoy acompañando mientras está con su familia gallega.
- ¿Y cómo ve desde aquí la realidad cubana sin ningún Castro ya en la presidencia?
- Con la perspectiva de la distancia, pero mi impresión general no ha cambiado. Lo que sí ha cambiado es mi decisión de no querer hablar más de política, ni siquiera lo hago con mis amigos. He apartado la política de mi vida, es algo que ya no pienso tocarlo más. Quiero dedicar los años que me queden de vida a disfrutar, no a sufrir.
«Incluso en los peores momentos no he dejado de cantar. He encontrado en la música una sanación»
- ¿Tantos desengaños ha tenido últimamente?
- Digamos que me cansé de ser el único con valor para criticar. Fueron 24 años haciéndolo cuando nadie se atrevía, pero no siga por ahí… No quiero entrar a hacer valoraciones.
- ¿Conserva pese a todo su espíritu revolucionario?
- Yo sigo siendo un revolucionario. Lo soy con independencia de mis frustraciones por las cosas que creo que se hacen mal. Algo que he manifestado en canciones y hasta hace un año también en entrevistas. Dejé de hacerlo porque me sentía solo en esa crítica, pero me sigo manifestando como revolucionario en mis canciones actuales.
En la esquina del barrio
- ¿Sigue entendiendo la canción como aquel «hermoso oficio de cantar opinando», que decían en tiempos de la Nueva Trova?
- Por supuesto, a eso no se puede renunciar. Uno no se puede desligar de lo que acontece en el tiempo que le ha tocado vivir. Eso no ha cambiado en las más de seis décadas que llevo cantando, porque yo empecé muy joven, con sólo seis años. Es algo que apreciará también en las nuevas canciones, lo que pasa es que no son ya panfletarias, en el mejor sentido de la palabra. Hablan con más sutileza poética de lo que está pasando en el mundo, en el país, en la esquina del barrio. Su enfoque puede ser más introvertido o lírico pero siguen teniendo carga social.
«Sigo sin llevar reloj con más razón aún. Es mi forma de olvidar una obsesión que ha marcado mi obra»
- Acaba de cumplir 75 años ¿le sigue obsesionando tanto el paso del tiempo como para no llevar reloj?
- Claro, sigo sin llevarlo con más razón aún. Es mi manera de olvidar esa obsesión mía que, junto a la muerte y el amor, han sido una constante en toda mi obra. A medida que los años pasan, uno se da cuenta de que la vida es cuestión de ciclos. Lo noto cuando veo a mucha gente de mi edad que siente que ya se les pasó lo mejor de la vida. Aunque el tiempo obliga a asumir decepciones, mantengo el ánimo de hacer cosas y no siento tener los años que tengo.
«El público vasco tiene una gran sensibilidad política»
- Tras una carrera tan larga, sigue teniendo discos en cartera.
- Sí. Después de grabar 'Amor' con mi hija Haydeé y con Miguel Núñez, acabo de hacer un disco de sones cubanos con Dagolberto González a lo Sonora Matancera y otro de conocidos standards del jazz y la música americana cantados en ingles latinizado.
- Se presenta en esta gira en un formato casi camerístico. ¿Cómo será su recital en el Palacio Euskalduna?
- Será un concierto con chelo, piano, guitarra y voz, un formato muy bonito, más íntimo, lírico o, como dice usted con acierto, mas de cámara. Haremos canciones nuevas que fueron hechas para este formato junto con otras clásicas. Esta el riesgo de convencer con lo novedoso, pero creo que el público disfrutará un programa que está bastante compensado. Además, toco con dos mujeres como Maylin e Ivonne, dos cubanas residentes en España que son excelentes músicas, algo que tiene una carga muy simbólica en estos momentos.
- Conserva desde hace muchos años un gran seguimiento en el País Vasco. Incluso ha colaborado con músicos locales como el trikitilari Kepa Junkera. ¿A qué atribuye su tirón?
- Tengo una relación extraordinaria con el público vasco desde que actué por primera vez en los años setenta con Silvio (Rodríguez). Supongo que responde a varias razones. Son gente muy receptiva y agradecida con la música. Y también con una gran sensibilidad política, algo que se nota en la gran carga de emotividad que ha habido en los conciertos y que va mas allá de lo musical, claro.
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