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Los Max brindan por 'El bar' de Sanzol
El director del Centro Dramático Nacional triunfa en una gala con premios en danza, musical y artes de calle para Euskadi
Bilbao celebró ayer la gran fiesta del teatro y la danza con una gala sobria y emotiva y un palmarés en el que brilla Alfredo ... Sanzol. El dramaturgo navarro, director del Centro Dramático Nacional, logró los premios de mejor autoría y mejor espectáculo teatral con 'El bar que se tragó a todos los españoles', una comedia inspirada en la vida de su padre. Los artistas vascos hicieron buen papel como anfitriones, y algo más. Iratxe Ansa y las compañías Deabru Beltzak y Demode Produkzioak triunfaron en danza, espectáculo musical y teatro de calle, galardones que se unen al de carácter social para Teatro Estudio de San Sebastián por su labor amateur desde 1965.
Si el año pasado en Málaga la gala de los Max fue un clamor por la ampliación de los aforos, ayer se palpaba la esperanza ante la nueva situación sanitaria. El Arriaga reunió a 600 personas en el primer evento que se organiza sin distancia obligatoria, aunque con mascarilla. Calixto Bieito había anunciado su intención de construir «una utopía» en tiempos difíciles y así lo hizo a la entrada al teatro, con luces rojas que formaban esa palabra al estilo de un cabaret. En el escenario les esperaba la orquesta BilbaoSinfonietta, que estuvo continuamente en escena. La música fue protagonista en una gala inspirada en la creatividad de los años 20 que exhibió variedad de estilos y talentos.
Alfredo Sanzol, un coleccionista de Max que ya había triunfado con obras como 'La ternura', 'La respiración' y 'En la luna', se encumbró anoche con su primera producción para el Centro Dramático Nacional, que dirige desde 2020. 'El bar que se tragó a todos los españoles', que logró un tercer galardón por el diseño de espacio escénico, se inspira en la historia de su padre, que en 1963 abandonó el sacerdocio, lo que suponía «un seísmo familiar, personal y político», e inició una nueva vida en Texas. Por eso dedicó el premio «a las personas que han luchado por su libertad» además de «al esfuerzo del INAEM para mantener abiertos los teatros».
También triunfó 'La Mort i la Donzella', del Institut Valencià de Cultura, que logró los premios a mejor espectáculo de danza, coreografía e iluminación. Esta pieza se adentra en el célebre cuarteto de cuerda de Schubert para reflexionar sobre la muerte «injusta y prematura» y la vida. La danza ha dado una de las grandes alegrías a Euskadi al premiar como mejor intérprete a Iratxe Ansa por 'Al desnudo'. Emocionada ante el «momento dulce» que vive -hace un año ganó el Premio Nacional de Danza- recordó que tras forjar su carrera en el extranjero instaló su compañía Metamorphosis Dance en Madrid hace dos años. En 'Al desnudo' ella e Igor Bacovich, su «marido, inspiración y monstruo creativo», muestran «los mimbres» de su trabajo, sus ensayos y su manera de vivir la danza.
La otra gran baza de los creadores vascos tampoco defraudó y Deabru Beltzak se alzó con el premio a mejor espectáculo de calle con 'Symfeuny', la sinfónica de fuego y percusión con once intérpretes que es su apuesta más ambiciosa. Un galardón doblemente especial, como recordaron al recoger la codiciada manzana diseñada por Joan Brossa, por recibirlo «en casa» y coincidiendo con su 25 aniversario.
Mensaje a las televisiones
Las artes de calle suelen darnos alegrías y el año pasado también Zanguango se trajo el premio, pero esta vez al premio de Iratxe Ansa se suma el de mejor espectáculo musical. La compañía guipuzcoana Demode Produkzioak lo ha logrado con un musical en euskera, 'Kutsidazu bidea, Ixabel', basado en la novela de Joxean Sagastizabal. Con una ambiciosa banda sonora que se aleja del txistu y el tamboril y ocho intérpretes en escena, han superado dificultades como los confinamientos del covid. Su director, Patxi Barco, pidió dos deseos al recoger el premio: «Que en 2022 una ley reconozca la cultura como bien de primera necesidad» y que «las televisiones públicas apuesten por las artes escénicas» y muestren sus creaciones.
No fue la única reivindicación de la noche. La mejor actriz, Mireia Aixalá por 'Les tres germanes', dedicó el premio «a todas las actrices, sobre todo a las que no tienen curro. ¡Vamos a llenar los teatros», dijo. A Cataluña se fueron también otros dos premios importantes: el de mejor actor para Joan Carreras por 'Historia d'un senglar', un monólogo sobre el trabajo del actor, y el de mejor dirección de escena para Nao Albet y Marcel Borrás por 'Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach', otra producción del Centro Dramático Nacional.
Los premiados en diseño de vestuario e iluminación apoyaron con sus discursos y con el símbolo que llevaban en la solapa a los trabajadores del INAEM que protestan por la rigidez de los requisitos de las pruebas convocadas por el ministerio, que dejan fuera a muchos profesionales con experiencia. «Los telones no se suben sin equipos técnicos y artísticos cualificados y con formación», dijo Deborah Macías. Su papel quedó de relieve en la gala, donde tres trabajadoras del teatro entregaron premios junto a actrices, directores y figuras como Igor Yebra y Bernardo Atxaga. Incluso el discurso del presidente de la Fundación SGAE, Juan José Solana, sonó menos institucional que de costumbre. Dio las gracias al público por haber vuelto al teatro «y al equipo médico que me salvó la vida en la Jiménez Díaz».
Los premiados
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Mejor espectáculo de teatro 'El bar que se tragó a todos los españoles'.
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Espectáculo de danza 'La mort y la Donzella'.
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Espectáculo musical 'Kutsidazu bidea, Ixabel'.
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Espectáculo de calle 'Symfeuny'. Espectáculo infantil y familiar: 'Laika'.Espectáculo revelación: 'Antoine'.
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Autoría Alfredo Sanzol por 'Elbar...'.
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Dirección de escena Nao Albert y Marcel Borrás por 'Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach'.
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Mejor actriz Mireia Aixalá por 'Les tres germanes'.Mejor actor: Joan Carreras por 'Historia d'un senglar'.
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Intérprete femenina de danza Iratxe Ansa por 'Al desnudo'.
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Intérprete masculino de danza Iván Villar por 'Leira'.
Gemma Cuervo recoge el Max de Honor por «dignificar» el oficio
«Gracias mamá por dignificar tu oficio y el nuestro cada día de tu vida, gracias por tanto esfuerzo». Gemma Cuervo recibió ayer el Max de Honor de manos de su hija Cayetana con el teatro puesto en pie. «Estáis haciéndome feliz», dijo entre lágrimas «y llena de amor» la actriz barcelonesa, que en sus más de cincuenta años de trayectoria ha destacado también como empresaria. Junto a Fernando Guillén -les llamaban «los Burton españoles»- estrenaron títulos comprometidos de Sartre, Albee y Camus a pesar de la censura. «Solo espero que nunca incurra en desmerecer este honor, ser siempre valedera de este premio», se despidió en medio de una gran ovación que la dejó «casi sin palabras».
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