Estos son los ganadores de los Premios Max 2021

Tras recibir el Max al espectáculo teatral, se mostraba escéptico sobre la posibilidad de ganar el galardón a la autoría. «No creo, no creo...», repetía Alfredo Sanzol, con la manzana dorada en la mano. Pero ayer era su día de suerte. 'El bar que se tragó a todos los españoles', del Centro Dramático Nacional, hizo doblete. «Esto da mucha fuerza. Esta es, además, una obra de resistencia. La planteo como un homenaje a una generación que en los 60 luchó por las libertades, y tengo presente a mi padre, que dejó el sacerdocio y respiraba la ilusión del Concilio Vaticano II», decía al final de la gala.

Hace un año le concedieron el Premio Nacional en su especialidad y ahora llega el Max a la mejor intérprete de Danza. «Estoy viviendo un momento muy dulce. ¿Qué puedo decir? Hay que ser perseverante, trabajar y creer en lo que uno hace. A pesar de las dificultades, no hemos parado. El espectáculo 'Al desnudo' lo preparamos Igor Bocovich y yo durante el confinamiento y no sabíamos lo que nos podía deparar. Solo queríamos mostrarnos en esencia, con toda pureza», decía ayer Iratxe Ansa, con los ojos muy brillantes. 'Al desnudo' les muestra sin tapujos y «lo más importante: sin miedo».

En los años 60 tenían más peso y en la actualidad son un complemento, pero muy influyente y activo. «La rama amateur del teatro tiene su papel y no hay que dejarla morir. Me gustaría romper una lanza y reivindicar presupuesto y espacio en la programación teatral», apuntaba Manolo Gómez, en nombre de Teatro Estudio de San Sebastián, al poco de recibir el Max de carácter social. Es un colectivo que está en la brecha desde 1965 y ni siquiera el coronavirus ha podido con ellos. Ahora continúan con el mismo ánimo, sin perder de vista a los profesionales, «los que más han sufrido y están sufriendo la pandemia».

Renovador del folclore gallego, es el primer artista que gana un Max con su trayectoria. «Yo siempre he trabajado desde la raíz. Me he empapado de muchas influencias pero no olvido mis raíces. Me siento muy orgulloso por mi tierra, protagonista del espectáculo 'Leira'». Se trata de un montaje casi ritual, envuelto en una atmósfera mágica, con ramalazos de violencia y sueño. «Está claro que no me cambiará radicalmente la vida este premio, eso está claro. Yo tengo mi perfil y mi círculo, se me conoce y ahora toca seguir con más ánimo si cabe. La vida continúa».

Es una ganadora que no tiene trabajo hasta mayo, «como muchos compañeros y compañeras que llevan muchísimo luchando por hacerse un lugar en este mundo», enfatizaba Mireia Aixalà, premiada con el Max por su papel en 'Les tres germanes', de Chéjov. Especialmente contenta de que le otorgaran la distinción en Bilbao, no perdió tampoco la oportunidad de recordar que en 2013 recibió el Ercilla a la mejor actriz revelación por '¿Quién teme a Virginia Woolf?'. «Esta ciudad es fetiche para mí. Y ahora solo espero continuar con este oficio, el mejor del mundo. Este premio es una bendición».

«Aunque lo mío sea monólogo, siempre hay un equipo detrás. Eso es lo primero que me ha pasado por la cabeza. Siempre me he sentido muy arropado y este premio también se lo merecen todos ellos», recalcaba Joan Carreras, único intérprete de 'Història d'un senglar' (o alguna cosa de Ricard). La obra es una interpretación libre de la historia de Ricardo III y una reivindicación de las segunda oportunidades, porque casualmente en esta obra Carreras se mete en la piel de un actor segundón que vive su momento de gloria. «Recibir un premio después de meses tan duros es una doble alegría», sonríe el actor.

«¡Esto es increíble! ¡No entraba en mis planes para nada!». Veinte veces dijo «gracias» en menos de dos minutos una «superemocionada» Asun Noales, premiada por la coreografía de 'La Mort i la Donzella', obra basada en una pieza de Schubert.La bailarina, coreógrafa y pedagoga ilicitana agradeció el apoyo a su familia y a todo su «equipazo» –con nombres y apellidos–, y al Institut Valencià de Cultura por dejarla «soñar a lo grande», «por descentralizar». «Desde lugares pequeños podemos hacer grandes cosas».

«Muchísima incredulidad». Eso fue lo primero que sintieron Óscar Castaño 'Garbitxu' y Zesar Arroyo Ogara al saber que les habían concedido el Max al mejor espectáculo de calle por 'Symfeuny'. Un show que busca la interacción con el público y cuenta con un grupo de percusionistas muy potente. Los artistas de Deabrul Belyzak llevan 25 años en la brecha y nunca pasan desapercibidos, sobre todo en Euskadi y el extranjero. «Nos hemos pateado los cinco continentes –¡59 países!– y, hombre, ojalá ahora se nos abran ahora las puertas del Estado», desearon.

«Se trata de la novela en euskera más leída. Hay una adaptación teatral y película, así que solo faltaba el musical, ja, ja. Nos animamos a dar el paso y, la verdad, no podemos estar más contentos», certificaban con un nudo en la garganta los representantes de Demode Produkzioak. No se imaginaban ni remotamente que podrían ser agraciados en la gala. La competencia tenía mucho nivel y ellos se presentaban «con un proyecto pequeñito y en lengua vasca». Nada que fuera una desventaja en última instancia, porque la obra aborda «el aprendizaje, las relaciones humanas y el humor». Temas universales.