«La salud intestinal influye en todo nuestro organismo»

La alimentación es la clave fundamental del bienestar. La conferenciante reconoce que no se trata de nada novedoso. «Hay que seguir las dietas mediterránea o atlántica, caracterizadas por primar el producto de temporada, de proximidad y del mar, para surtirnos de ácidos grasos omega-3», explica, y alerta sobre prácticas nocivas tan habituales como el abuso de los ultraprocesados y comer demasiadas veces al día. «Tenemos que proporcionar reposo al sistema digestivo».

La fibra es una de las claves para la regularidad intestinal. «Pero no me refiero a la de los cereales, sino a la que contienen las verduras y legumbres preparadas con cocción normal», apunta la autora de '¡Es la microbiota, idiota!', que señala la conveniencia de consumir, además, frutas y frutos secos, aceite de oliva y aguacate. «No se puede abusar de los zumos. Es mejor tomar las piezas enteras de fruta porque no perdemos su fibra y vitaminas. El líquido se absorbe rápidamente y supone la ingesta de un porcentaje muy elevado de azúcar. El jugo de cinco naranjas, por ejemplo, sería demasiado».

La vida sedentaria es otro de los problemas habituales y, a menudo, no lo combatimos adecuadamente. «Somos muy sedentarios. Prácticamente no nos movemos», lamenta. «La gente cree que con ir tres veces a la semana al gimnasio es suficiente y está equivocada», aduce, y aconseja que, si tenemos trabajos sedentarios, debemos realizar, cada media hora, dos minutos de ejercicios intensos. «También hay que caminar, unos 10.000 pasos diarios, e incorporar rutinas de fuerza para ganar masa muscular». La desconexión es otro factor esencial. «Tenemos que mantener un control de las redes sociales y relacionarnos más con la naturaleza».

La boca es otra vía de influencia en la salud. «Las alteraciones bucales se proyectan en el intestino a través del flujo sanguíneo y no podemos olvidar que los problemas periodontales son muy frecuentes, una cuarta parte de la población sufre piorrea», indica. «Debemos ir regularmente al dentista porque afecta a toda nuestra condición física».

El control de las deposiciones supone otra manera de conocer la situación de nuestra microbiota. Las flatulencias excesivas y malolientes constituyen otro síntoma preocupante. «Hay que consultar para saber qué está sucediendo», afirma, y sugiere que puede tratarse de una sobrecrecimiento del intestino delgado. «También cabe acudir a un nutricionista para evaluar nuestra alimentación». Arponen invita a una reflexión personal sobre nuestros hábitos. «Sugiero reflexionar en torno a cómo y cuántas veces comemos, empezar a cambiar costumbres inconvenientes y, si no es posible por nuestra sola voluntad, acudir a profesionales de la salud».