«La honestidad es imprescindible para la convivencia sana entre autor y lectores»

La autora de 'Antes del salto', un debut narrativo muy bien acogido por la crítica, hablará de esta novela en un encuentro que tendrá lugar hoy, a partir de las 19 horas, en la Biblioteca Bidebarrieta de Bilbao. El acto forma parte del ciclo de charlas del Aula de EL CORREO y cuenta con el apoyo de la editorial Libros del Asteroide y de la Fundación 'la Caixa'.

La autora rechaza los trucos literarios que apelan directamente a los sentimientos y buscan respuestas inmediatas. «Se impone el cinismo sobre la empatía crítica», lamenta, y sostiene que el creador ha de llevar a cabo un ejercicio de confianza y dejar que el destinatario llene los huecos del relato para que elabore su propio pensamiento. «Tiene que apoderarse del relato para que le conduzca a lugares nuevos y reconfortantes».

Esta periodista de 'El Diario Montañés' ha empleado un escenario real en su primera novela. «Mi familia y yo nos fuimos a vivir a Lisboa durante un año», explica. «Me llevé conmigo una novela que no corregía con la intención de acabarla, y también las ganas de contar». Pero ese afán por reflejar lo que hallaba cambió los planteamientos iniciales. «Empecé a escribir una especie de dietario y al cabo de un mes de estancia fui consciente de que se había convertido en el germen de una historia».

La narración final adquiere una forma poliédrica. «Me acerco a la nueva realidad desde una reflexión poética sobre la memoria», indica. El recuerdo de su caballo, la experiencia de la maternidad y los descubrimientos en la capital portuguesa confluyen en la actualidad. «Porque el presente es difícil de comprender sin hurgar en el pasado», alega.

La escritora ha publicado dos poemarios y otra obra de narrativa de no ficción. «Cuando emprendí la novela, la periodista me preguntaba a dónde iba y me echaba en cara que lo que contaba no era verdad, así que la dejé a un lado tras agradecerla veinte años de ejercicio», explica y reconoce las diferencias entre sus dos vertientes. «Ella y la autora comparten el lenguaje, pero están muy distantes».

El paso de la crónica diaria al proyecto personal también exigió la adecuación a otro ritmo. «Resolvemos los textos periodísticos con una dinámica automática y, si escribimos rápido, el cerebro se adecúa a esa velocidad. Ralentizar el proceso me costó mucho», confiesa. «Vas más despacio y se agudiza la capacidad de observación».