«El silencio ha acompañado a las mujeres desde la Prehistoria»

El lema 'No hay mujeres en mi temario de literatura', ondeado durante la manifestación que recorrió el campus de la Universidad Complutense, incitó a la profesora Cristina Oñoro a escribir una historia del mundo con aquellas protagonistas a las que no se atribuyó su importancia. «El silencio nos ha acompañado desde que tenemos memoria, incluso desde las imágenes prehistóricas», lamenta y explica que su obra 'Las que faltaban', recientemente editada, pivota en torno a trece nombres representativos de la ancestral injusticia. Esta doctora en Historia de la Literatura y Literatura Comparada expondrá su relato en un nuevo encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar, hoy, a partir de las 19.30 en El Salón Carmen de Bilbao. El acto cuenta con la colaboración de la editorial Taurus y la Fundación 'la Caixa'.

La mirada actual aborda el testimonio de esas mujeres que destacaron, caso de Juana de Arco y Marie Curie. «Les hago las preguntas que haría el feminismo», aduce y señala que la ironía ha sido la herramienta empleada para luchar contra el discurso machista y triunfalista que ha negado tradicionalmente su contribución. La conferenciante recuerda el caso olvidado de Malinche, la intérprete que hizo posible la comunicación entre Hernán Cortés y Moctezuma, o la negativa de Rosa Parks a ceder su asiento, conducta que impulsó un movimiento de rechazo a los autobuses segregados en Estados Unidos. «Ellas lo mantuvieron como una forma precursora de la lucha pacifista y no violenta».

Pero los hombres acostumbran a protagonizar las imágenes de la historia. «Su lógica deja a las mujeres en un segundo plano, incluso en la lucha por los derechos civiles», advierte. Ellos han mantenido el poder y monopolizado el relato histórico. «La leyenda negra en torno a Cleopatra como mujer fatal y usurpadora está construida por los romanos, sus enemigos».

El último capítulo de su libro está dedicado a la activista pakistaní Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz y víctima de un intento de asesinato por empecinarse en acudir a la escuela. Oñoro quiere demostrar que el progreso no es un camino sin vuelta atrás y que no se ha conseguido siquiera un derecho tan básico como el acceso a la educación. «También quiero recalcar que el feminismo ha de asumir una agenda global, que no se trata de un asunto exclusivo de Occidente».