Así fue el espectacular robo de las joyas de la corona francesa en el Louvre
Los asaltantes accedieron por una ventana tras colocar un elevador en la fachada y sustrajeron nueve piezas; una se recuperó al perderla en su huida | Los responsables del museo han confirmado que permanecerá cerrado este lunes
Enric Bonet
París
Domingo, 19 de octubre 2025
El Museo del Louvre permanecerá cerrado este lunes tras el espectacular robo sufrido el domingo, un atraco digno de un guion de película. En principio ... este lunes el recinto cultural iba a abrir sus puertas. De hecho, con todas las entradas vendidas, los visitantes ya habían podido acceder desde la entrada de la pirámide a las 9.00 de la mañana, la hora habitual de apertura. Sin embargo, poco después, una portavoz del museo ha confirmado que no se abrirá en todo el día.
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Con todos los esfuerzos centrados en localizar al comando de cuatro personas que cometieron el asalto, Francia se pregunta cómo ha podido pasar. Muchos recuerda ahora las manifestaciones llevadas a cabo el año pasado por el personal de seguridad en las que reclamaban, entre otras cosas, más personal. La prensa francesa asegura que la operación se cometió con «facilidad» y en ella quedaron patentes el «aplomo» de los asaltantes y los evidentes «fallos de seguridad».
Todo comenzó poco después de la apertura a las nueve de la mañana. Cuatro encapuchados se introdujeron en el primer piso a través de una grúa montacargas aparcada en el exterior y se llevaron nueve joyas de la colección de Napoleón y de los reyes de Francia, aunque perdieron una corona por el camino que fue hallada por la Policía. El robo duró siete minutos y fue cometido por unos auténticos profesionales. Las fuerzas de seguridad aún no han logrado detener a los responsables de este gravísimo incidente que pone en entredicho la seguridad del museo más visitado del mundo.
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Los hechos se produjeron entre las 9.30 y las 9.37 horas. Dos ladrones llegaron a bordo de sendas motocicletas y los otros dos conduciendo un camión con elevador, similar al que se usa en las mudanzas, que aparcaron junto a la fachada que da al Sena. A través de la escala, subieron directamente al balcón de la sala que les interesaba en el primer piso. Con la ayuda de dos sierras radiales, rompieron las ventanas y dos vitrinas (la de Napoleón y la de los soberanos de Francia). Se llevaron nueve piezas, entre diademas, collares, pendiente y broches pertenecientes a las reinas María Amelia, esposa de Luis Felipe I, y Hortensia, casada con Luis Bonaparte y madre del emperador Napoleón II, así como la espectacular corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, a la que también pertenecía una diadema y un nudo enjoyado de corsé.
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Los visitantes avisaron a los vigilantes del Louvre de la presencia de unos sospechosos con cascos de motocicleta, pero no lograron detenerlos. A través del mismo montacargas con el que ascendieron, se fueron del museo y huyeron en las dos 'scooters'. Afortunadamente, no se llevaron el famoso 'Regente', el diamante más grande de la colección de Napoleón con un peso de 140 quilates.
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Poco después del atraco, encontraron en los aledaños del museo una de las joyas robadas, que sufrió desperfectos pero no se rompió. Se trata de la corona que perteneció a la emperatriz Eugenia de Montijo (1826-1920), que nació y murió en España. Su joya imperial está compuesta por 1.354 diamantes y 56 esmeraldas.
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Ola de indignación en el país
Las ocho piezas robadas de la galería de Apolo tienen «un valor patrimonial e histórico inestimable», indicó el ministro del Interior, Laurent Nuñez. La titular de Cultura, Rachida Dati, confirmó poco después el incidente en un mensaje en la red social X: «No tenemos que lamentar ningún herido. Estamos comprobando el daño sufrido», precisó. Tras el robo, los vigilantes evacuaron el interior y la explanada del Louvre. Esa evacuación, así como el cierre a lo largo del domingo, resultaron «necesarias principalmente para preservar rastros y pistas, de modo que los investigadores pudieran trabajar con tranquilidad», explicó Nuñez.
«Estamos ante Arsène Lupin. Hasta ahora, ha sido un guion cinematográfico. Cuesta imaginar que sea tan fácil robar en el Louvre», declaró Ariel Weil, responsable del distrito París Centro. El asalto ha desatado una ola de indignación y ha planteado serias dudas sobre las condiciones de seguridad del Louvre. El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, se mantuvo informado en tiempo real y avanzó que «se está haciendo todo lo posible» para capturar a los sospechosos, añadiendo en un comunicado oficial que «Francia no tolerará ataques contra su patrimonio cultural».
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Anne Hidalgo, alcaldesa de París, expresó su consternación por lo ocurrido y ofreció la plena colaboración de los servicios municipales en la investigación. «El patrimonio parisino es sagrado», manifestó. La ministra de Cultura Rachida Dati reconoció que «el problema de la vulnerabilidad» de los museos viene de lejos. «Desde hace 40 años, no nos ha interesado protegerlos» e insistió en la necesidad de «adaptar los museos a esta nueva forma de crimen organizado». Joan Bardella, líder de la Agrupación Nacional, describió los hechos como «una humillación insoportable». El senador comunista parisino Ian Brossat, por su parte, recordó que el 16 de junio el museo estuvo cerrado debido a una huelga de empleados que advertían sobre la falta de personal para garantizar la seguridad. Laurent Wauquiez, presidente de los diputados de la derecha republicana (Les Républicains), lamentó que «Francia ha sido robada». «Debemos proteger lo más preciado para nosotros: nuestra historia», dijo.
Fundado en 1793 en uno de los antiguos palacios de la monarquía gala, el Louvre representa uno de los símbolos mundiales de la cultura francesa. Su colección cuenta con más de 500.000 obras, que abarcan desde el arte en la Edad Antigua hasta pinturas de mediados del siglo XIX. Cerca de nueve millones de personas lo visitan cada año. El atraco ha tenido lugar tras unos últimos años marcados por una degradación de las instalaciones así como de las condiciones de sus trabajadores.
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Por si no bastara, en el último año los museos franceses han sufrido una serie preocupante de latrocinios. En septiembre, unos ladrones se llevaron de un conocido museo de porcelana en Limoges tres piezas catalogadas como «tesoro nacional», entre ellas dos platos chinos valorados en más de 6 millones de euros. El Museo de Historia Natural de París también sufrió otro asalto. El último robo en el Louvre, no obstante, no es el más espectacular ni el más grave en su historia. El más sonado ocurrió en 1911, cuando un extrabajador del museo (Vicenzo Peruggia) se llevó la Mona Lisa. La obra maestra de Leonardo fue recuperada dos años después en Florencia.
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