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¿Por qué Japón quiere construir los centros de datos en barcos?

Las instalaciones que permiten el funcionamiento de la inteligencia artificial y los servicios en la nube consumen cantidades disparatadas de energía y de agua. El mar podría ser la solución

Martes, 16 de septiembre 2025, 07:30

«Para llegar a la luna o a Marte necesitas un cohete muy grande», suele decir uno de los principales expertos vascos en inteligencia artificial ... cuando habla del disparatado gasto energético de estas herramientas. Piensen que una consulta a Chat GPT consume hasta diez veces más energía que una pregunta 'normal' a Google. Hay quien dice que hasta 33 veces más. Multiplicado por los 2.500 millones de solicitudes diarias que recibe en un solo día el más conocido de estos 'chatbots' –a las que hay que sumar las de la competencia–, el resultado son cifras como las que arrojan los tres enormes centros de datos de Amazon en Aragón: cuando en diez años estén a pleno rendimiento, consumirán casi lo mismo que los más de 300.000 habitantes que tiene Bilbao.

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Para hacer frente a esta avidez energética, los ingenieros japoneses han apostado por una solución tan sorprendente como ingeniosa: instalar estas infraestructuras en barcos.

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La iniciativa es de la naviera nipona NYK Line, que lo presentó el pasado mes de marzo y debería quedar instalado en uno de los muelles de Yokohama, la segunda ciudad del país, en otoño de este mismo año. Según aseguraron, se tratará del primer centro de datos del futuro que reduzca la huella medioambiental» y servirá como «demostración para evaluar la resistencia a los daños ocasionados por la salinidad y su estabilidad operativa en un entorno marino». La idea es conseguir que las máquinas se refrigeren con el propio océano, reduciendo de esta forma el gasto energético y la huella de carbono.

No es el único proyecto. Otra naviera, Mitsui OSK Lines (MOL), anunció hace un mes un plan consistente en convertir barcos en centros de datos flotantes que pueden moverse por el océano y alimentarse de energía limpia desde buques de apoyo proporcionados por una empresa turca. En concreto, reconvertirán una embarcación de 120 metros y casi 10.000 toneladas en un 'data center' con capacidad de entre 30 y 73 megavatios. Por comparación, el que entrará en funcionamiento este mes de septiembre en el Parque Tecnológico de Abanto producirá dos megavatios, lo «suficiente para abastecer 400 viviendas de 60 metros cuadrados», afirma Álex Etxeberria, director general de ADI Data Center Euskadi, la sociedad conformada por el Gobierno vasco, el grupo Mondragón, Euskaltel y varias entidades más que tiene como finalidad dotar a Euskadi de estas instalaciones -hay cinco proyectados o en construcción-. Se calcula que los mencionados de Amazon en Aragón se dispararán hasta los 300 megavatios. «Esto se debe a que están orientados a la inteligencia artificial, no a alojar páginas web», dice Etxebarria.

Las ventajas

«Los centros de datos son un montón de ordenadores y de discos duros juntos, que es donde se guardan los datos, las fotos que tenemos, el correo electrónico y las páginas web. Esta especie de superordenadores se usan también para entrenar los sistemas de inteligencia artificial», explica Aitor Urresti, profesor de la Escuela de Ingeniería de Bilbao. Para evaluar la viabilidad de los proyectos japoneses hay que tener en cuenta que los centros de datos tienen que cumplir una serie de requisitos. «Su cometido es asegurar que esas máquinas tengan unas determinadas condiciones de temperatura, conectividad, suministro de energía, comunicaciones redundantes, sistemas de extinción de incendios y ausencia de temblores y goteras», afirma el experto de ADI. Además, estas granjas tienen que estar «lo suficientemente cerca de las empresas o personas a las que prestan servicio a las que prestan servicio. «Si haces un viaje un poquito lejos, a Estados Unidos, China o Japón, la página web de El Correo no se carga a la misma velocidad. Esto tiene que ver con las latencias, la distancia que tiene que recorrer la información».

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Las navieras niponas destacan las ventajas de estas instalaciones 'offshore' frente a las ubicadas en tierra firme. De un lado, los tiempos de espera para su construcción. Si una instalación convencional exige unos cuatros años para su puesta en marcha, reconvertir un buque lleva aproximadamente un año. Otro es el gigantesco abastecimiento de agua, otro de los cuellos de botella de estas granjas de datos. La necesitan a toneladas para su refrigeración. Cada uno de los centros de datos de Microsoft necesita 125 millones de litros de agua al año, el equivalente a más de 40 piscinas olímpicas. Amazon pidió en marzo de este año incrementar su uso del líquido elemento desde los 36,4 millones de litros anuales hasta los 53,9 millones, un 48% más. En el caso de las granjas en barcos, su propia ubicación ayudaría a la hora de contener el calor de los equipos electrónicos.

Además, estas novedosas instalaciones marinas no dependen de suministradores locales, ya que pueden funcionar con energía eólica marina, paneles solares, plantas flotantes de gas y los mencionados buques de apoyo. También pueden desplazarse según las necesidades. «Se pueden trasladar donde la energía resulte más barata», destaca el profesor de la UPV, que considera que la «idea es interesante. Utiliza un recurso -el agua de mar- que está ahí y es gratis. Los centros en tierra se refrigeran con agua potable, que se malgasta. Esta es una manera inteligente de hacerlo».

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«Se ha venido hablando de ello desde hace tiempo. Incluso se ha propuesto instalarlos en cuevas. Lo que buscan es asegurar la temperatura y la eficiencia energética, ya que la legislación es cada vez más exigente», afirma Etxebarria, que es más escéptico sobre su viabilidad. «De momento son proyectos pero ahora no pueden satisfacer la demanda. Su respuesta no está asegurada y además el mar es un medio muy agresivo». «Son pruebas de concepto que intentan resolver los problemas del consumo eléctrico y de refrigeración. Solo esta última supone entre el 30% y el 50% de ese gasto», asegura por su parte Santiago Mercado, responsable de sistemas de Sarenet, una empresa que tendrá en Zamudio su propio centro de datos con una capacidad de entre 5 y 6 megavatios. ¿Traer esos barcos? «No tendría sentido trasladarlos aquí. Para ahorrar, se pueden instalar en Soria o los Pirineos, donde las temperaturas son más bajas y ayudaría a enfriarlos. O incluso en el fondo de una mina».

Mientras estos proyectos siguen su curso, los gigantes de la electrónica ha apostado por reactivar la energía nuclear. Microsoft anunció en octubre del año pasado un acuerdo para reabrir la planta Three Mile Island, la instalación donde en 1979 tuvo lugar el peor accidente atómico en Estados Unidos. Google y la mencionada Amazon también han anunciado inversiones millonarias en la misma dirección.

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Los proyectos submarinos de China y Microsoft

La idea de llevar los centros de data al mar no es del todo nueva. China y Microsoft los han llevado a las profundidades. El gigante asiático inauguró hace solo dos meses el primer centro de datos submarino comercial alimentado íntegramente por energía eólica marina. Con una inversión superior a los 200 millones de euros, la instalación cuenta con un sistema de refrigeración con agua marina que reduce el consumo para este fin del 40-50% habitual a menos del 10% del consumo total. Se basa en un proyecto llevado a cabo durante dos años en Hainan, donde el equipo se sumergió 30 metros. Antes, en 2018, Microsoft había llevado a cabo una prueba con otro centro de datos en forma de tubo que hundieron a 35 metros de profundidad. «Aunque puedan llegar a resolver algunos problemas, surgirán otros como el acceso a comunicaciones, los equipos hay que cambiarlos o arreglarlos… tareas todas ellas más complicadas en el fondo del mar», destaca Santiago Mercado.

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