Euskadi abre una nueva era tecnológica con el superordenador cuántico de IBM
«Las tecnologías cuánticas van a impactar en ámbitos de nuestro día a día como la salud, el desarrollo de nuevos fármacos, comunicaciones, energía o ciberseguridad», ha subrayado el lehendakari Imanol Pradales
A finales de la primavera de 1925, un joven cargado de libros de Física (y de Goethe) llegó con la cara hinchada a la pensión ... donde se refugiaría durante diez días en la remota isla de Helgoland, en el corazón del mar del Norte. Allí no había nada, ni siquiera plantas. Eso era justamente lo que buscaba, huir del polen al que era alérgico. De pelo revuelto, mandíbula germánica y un ego a la altura solo de su intelecto, su nombre era Werner Heisenberg. Quizás les suene más de la serie 'Breaking Bad' -así se hacía llamar el profesor de Química que descubrió que cocinando cristal vivía mejor que dando clases-. En realidad es uno de los científicos más influyentes de la historia -con sus contradicciones, porque lideró los esfuerzos nazis por conseguir la bomba atómica-, uno de los padres de la física cuántica y premio Nobel con solo 31 años.
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Este martes, un siglo después de aquella escapada en busca de inspiración, Euskadi ha encendido su ordenador cuántico, el mismo que sitúa al territorio a la vanguardia de esta tecnología a nivel europeo y mundial. Porque el IBM System Two es la mejor tecnología de la que ahora mismo dispone el gigante norteamericano que en los años 80 se disputara el trono de la informática de consumo con Apple. Solo existen otros dos el mundo, instalados en Nueva York y Japón.
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En el corazón del superordenador cuántico vasco
«Siento orgullo porque Euskadi se sube a la ola de la cuántica. Hoy damos continuidad al rumbo tomado hace más de 40 años. Lo hacemos por una razón clara: porque creemos realmente en la ciencia. Porque vivimos más y mejor gracias a la ciencia. Las tecnologías cuánticas van a impactar en ámbitos de nuestro día a día como la salud, el desarrollo de nuevos fármacos, comunicaciones, energía o ciberseguridad», ha destacado el lehendakari Imanol Pradales en el acto de presentación en el nuevo edificio de Ikerbasque en San Sebastián, donde se aloja lo que el consejero de Ciencia, Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez ha definido como una «máquina extraordinaria». «Es un momento estelar que marca el futuro», ha añadido.
El acto, desarrollado entre grandes medidas de seguridad, ha contado también con la presencia de la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejería; la diputada general de Gipuzcoa, Eider Mendoza, y sus homólogos de Bizkaia y Álava, Elixabete Etxanobe y Ramiro González respectivamente; y el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, en su último acto público antes de dejar el cargo este jueves. Por parte de IBM han asistido Jay Gambetta, vicepresidente de IBM Quantum, y Horacio Morell, presidente de IBM España.
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A casi 273 grados bajo cero
¿Pero qué es un ordenador cuántico? Lo que los físicos de principios del siglo XX descubrieron es que las leyes que funcionan en nuestra escala no lo hacen a nivel atómico. Dicho de otra manera, lo extraordinariamente pequeño tiene sus propias normas, unas normas desconcertantes hasta para los más expertos. El propio lehendakari recordó la cita de otro Nobel de Física y mentor de Heissenberg, Niels Bohr. «Si alguien no queda confundido por la física cuántica es que no la ha entendido bien», aseguró un científico que en su tiempo contó con un prestigio similar al de Albert Einstein.
Las más importantes son lo que se llama superposición y entrelazamiento. Por resumirlo mucho, se podría decir que si un balón de fútbol no puede estar en dos lugares a la vez, de alguna forma las diminutas partículas que lo forman sí. Imaginen que salen de casa y se dan cuenta de que se han dejado las llaves, y que pueden estar en la cocina o en el salón. Hasta que no vayan de vuelta y lo comprueben, se puede decir que las llaves están en ambos lugares. Esto sería la superposición. El entrelazamiento supone que esas partículas vinculadas comparten sus características incluso hallándose separadas por enormes distancias, como si siempre estuvieran conectadas.
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Aprovechando estas particularidades, esta tecnología logra multiplicar la capacidad de cálculo de los ordenadores convencionales. Se podría decir que hablan el mismo lenguaje de la naturaleza, lo que favorecerá los avances en los campos mencionados.
El IBM System Two consta de una parte central de forma hexagonal de tres metros de alto y seis de largo llamada criostato y de varias instalaciones adyacentes. En la primera se encuentra el cerebro del ordenador, su procesador. En concreto, en el extremo de unas piezas llamadas candelabros. En su interior reina una oscuridad absoluta y, sobre todo, un frío inimaginable. La temperatura roza los 273 grados negativos, el cero absoluto -en seguida les cuento por qué debe ser así-, más incluso que en el espacio exterior. Junto a este núcleo central se despliegan tres alas donde una serie de componentes electrónicos transmiten las órdenes al procesador. Por detrás, separados apenas dos metros, los equipos informáticos convencionales y los sistemas de refrigeración.
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¿Por qué tanto frío? Porque ahí es donde se encuentran los cúbits, el equivalente a los bits de los ordenadores clásicos. Estos cúbits -el System Two tiene 156- son extremadamente delicados. Cuando se consigue que se hagan lo que se pretende que hagan, esos estados apenas dura 0,003 segundos. Con un frío tan extremo se pretende alargarlos lo máximo posible. También necesitan oscuridad y que nada los altere. Por eso estos ordenadores se encuentran encerrados en una especie de jaulas de cristal que los aisla de cualquier interferencia. En algunos casos, esos cristales son los mismos que protegen a la Mona Lisa en el Louvre.
Una apuesta de 153 millones
Los primeros componentes del ordenador hoy inaugurado llegaron a Euskadi el pasado 19 de junio. Diseñado en el IBM Thomas Watson Research Center, los cuarteles generales de la empresa a una hora al norte de Manhattan, y ensablados en las instalaciones supersecretas de Poughkeepsie -prohiben incluso hacer fotos de la fachada de las instalaciones-, el IBM System Two no solo es más potente que su predecesor -el System One-, destinado inicialmente a aterrizar en Euskadi. Al contrario que este, es ampliable, es decir, se le pueden añadir nuevas piezas, como si fuera un Lego gigante.
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El proyecto de traer a Euskadi una de estas máquinas comenzó en 2021. Englobado en la estrategia Ikur, una comisión de expertos decidió que la cuántica era un sector por el que había que apostar. Esa apuesta tiene cifras. Hasta 2028, el Gobierno vasco invertirá 153 millones de euros, repartidos entre los 50 millones que cuesta el ordenador, los 18 millones que ha costado levantar el edificio que lo alberga y el montante dedicado a su mantenimiento. «Al comprar un Ferrari, se pueden hacer dos cosas: guardarlo en el garaje o usarlo. Queremos hacer esto último, lo que implica adquirir la gasolina, llevarlo al taller para las revisiones…», explicaron a este periódico desde Ikerbasque, la Fundación vasca para la Ciencia que se ha encargado del proyecto, en una visita a las instalaciones de IBM en Nueva York el pasado mes de junio. El Ferrari ya está en marcha.
Unas medidas de seguridad extremas
El ordenador se ha instalado en una sala ubicada en la nueva sede de Ikerbasque en la capital donostiarra. Emplazado en plena Avenida Tolosa, a solo unos metros de la facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco por un lado y por las instalaciones del Cic Nanogune por otro, y en la misma manzana que el Donostia International Psysic Center (DIPC), se puede ver incluso desde la calle. «Desde el principio queríamos que la ciudadanía pudiera ver en qué invertimos», explicó a este periódico Adolfo Morais, viceconsejero de Ciencia, Universidades e Innovación, y figura clave en el plan cuántico del Gobierno vasco, tal y como reconoció en su intervención el consejero Juan Ignacio Pérez. «En el futuro se instalarán códigos QR para que se pueda consultar información sobre el mejor ordenador cuántico del mundo», añadió.
Esta transparencia no está reñida con la seguridad. La instalación cuenta con sensores de temperatura, movimiento, vibración, de rotura del cristal –está, lógicamente, reforzado–, alarma de inundación… «Y en caso de incendio, se activaría un sistema ubicado bajo el ordenador que liberaría gas inerte para absorber el oxígeno y no dañar los componentes», detalló en la visita a las instalaciones Leire Pérez, proyect manager de Ikerbasque. El acceso será igualmente muy restringido: solo podrán entrar técnicos de IBM –si se trata de alguien externo, deberá ir acompañado por uno de ellos– y contará con un doble sistema de huella dactilar y tarjeta.
Para 2027 se espera instalar en este mismo edificio el próximo superordenador convencional de Euskadi.
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