El ayuno intermitente ¿realmente funciona?
Intercalar largos periodos de tiempo sin ingerir ningún tipo de alimento con otros en los que el individuo cuenta con una libertad total se ha convertido en una de las dietas de moda
Si hablamos de las dietas y rutinas alimentarias más adecuadas para nuestra salud, a lo largo de los últimos meses el ayuno intermitente se ha convertido en protagonista de estas conversaciones. Pero a diferencia de lo que muchos piensan, esta rutina alimentaria no es apta para todos los púbicos y para llevarla a cabo de manera eficaz es necesario el asesoramiento de un experto.
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Pero, ¿en qué consiste realmente el «fasting»? En contrapartida de las dietas que recomiendan comer varias veces al día, el ayuno intermitente apuesta por intercalar largos periodos de ayuno entre nuestras comidas. La nutricionista y bioquímica Ines de Arenal nos cuenta desde Bilbao: «El ayuno intermitente es un régimen de alimentación que combina periodos de ingesta con periodos de ayuno más largos de lo habitual. Todos ayunamos durante la noche y rompemos el ayuno con la primera comida del día, sin darnos cuenta. En el ayuno intermitente consiste en prolongar esta fase de ayuno durante 16 horas, 20 e incluso un día entero».
Es importante recalcar que no es una práctica adecuada para todo tipo de personas y situaciones, ya que en determinadas circunstancias podría ocasionar más prejuicios que beneficios para nuestra salud. «Aunque es una opción interesante en algunos casos, no está indicado para personas con necesidades nutricionales aumentadas (embarazadas o deportistas de alto rendimiento) o con trastornos de conducta alimentaria», señala la experta
Para Inés, que atesora en Instagram más de 40.000 seguidores, si buscamos perder peso a partir de este régimen no todo vale y del mismo modo que en una dieta tradicional, debemos cuidar qué comemos y llevar una alimentación equilibrada. «El ayuno intermitente no es milagroso, no tiene sentido plantear estrategias de este estilo si las bases de la alimentación no son saludables. Es primordial aumentar el consumo de frutas y verduras, cuidar el aporte de proteína, sustituir las opciones refinadas por cereales integrales y legumbres, desbancar los ultraprocesados y elegir grasas buenas. También cuidar la calidad del sueño, practicar ejercicio y gestionar el estrés son condiciones indispensables para cualquier estrategia de pérdida de peso», resume.
Y si nos preguntamos sobre la posibilidad del tan temido «efecto rebote» tras llevar a cabo esta rutina alimentaria durante un tiempo determinado, Inés recalca: «Es fundamental que, a pesar de limitar las horas de ingesta, no se comprometan los requerimientos energéticos y nutricionales. Si se realiza de forma adecuada, no tiene por qué suponer ningún perjuicio para la salud, ni generar un efecto rebote posterior».
Antes de terminar, Inés explica que si bien realizado de forma correcta este régimen alimentario puede convertirse en un estilo de vida, para aquellos que se inicien en esta dinámica, es esencial «empezar bajo supervisión de un profesional».
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