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El éxito de las vajillas portuguesas que venden dos amigas en su tienda de Bilbao
Tensi Sánchez y Elena Iznaola acercan estas piezas artesanas del país luso a Lozanas, su 'showroom' situado en la calle Aretxaga de Bilbao La Vieja
Tensi Sánchez se enamoró de Portugal de tanto ir a Lisboa por motivos laborales. Tras numerosos viajes y con bonitos momentos guardados en su retina, esta publicista y su marido, Fernando Sanz, decidieron levantar hace cinco años la persiana de Laterio, un bar lisboeta situado en el número 3 la calle Aretxaga de Bilbao La Vieja. «Siempre habíamos soñado con abrir una tasca para amigos y colegas», reconoce. Dicho y hecho. Elegir la vajilla para este singular local, que recoge el sabor, carácter y estilo de las tascas de pescadores del Barrio Alto de Lisboa, fue el preludio de Lozanas, el 'showroom' que ha fundado Tensi, una apasionada por la decoración, junto a su amiga de toda la vida Elena Iznaola en lo que era la oficina del bar.
Tres años y una pandemia tuvieron que pasar para que el proyecto cristalizara. «A mí se me ocurrió la idea de acercar esta vajilla portuguesa que todo el mundo conoce en 2019. Un año después, doy con el nombre de Lozanas y comparto la idea con Elena», explica. El parón a raíz del covid les concedió el tiempo necesario para darle forma a su pequeño negocio de vajillas. «Estuvimos investigando y contactando con ceramistas», recuerda. La pasada primavera, y ya con la frontera de Portugal abierta, Tensi y Elena se armaron de valor y se escaparon durante cinco días «como Telma y Louis» para seleccionar una a una las piezas que iban a ofrecer en el 'showroom'. «Nos recorrimos pequeñas fábricas desde Alentejo hasta llegar a Nazaré», puntualizan. Estas dos amigas volvieron a Bilbao con el coche hasta los topes de platos, vasos, jarras, fuentes y rabaneras.
Hoy esas especiales piezas, funcionales y con estilo ecléctico, llenan su pequeño y acogedor 'showroom', que tiene acceso desde la calle. Ofrecen bajo cita previa vajillas de carácter y colores varios. «Queremos salirnos de la mesa típica», aseguran. Además, cuentan con un rincón especial reservado para las creaciones de Bordallo Pinheiro. «Eso sí, ofrecemos unos modelos que no tienen nada que ver con el 'verde repollo'», reconocen. Su gusto exquisito para combinar las diferentes piezas sobre la mesa facilita a sus clientes la complicada tarea de decidirse: «Como somos cañeras y atrevidas el resultado queda guay». El precio de sus piezas va de los 5 a los 12 euros y también preparan vajillas para bodas.
Desde que Tensi y Elena fundaron Lozanas, el proyecto no ha hecho más que coger envergadura. Comenzaron a ofrecer esta famosa artesanía a sus amigos, pero la noticia corrió como la pólvora. Sí, el boca a boca es un factor a tener mucho en cuenta a la hora de entender la repentina popularidad de este 'showroom' de vajillas portuguesas que ya se ha ganado un hueco privilegiado en el corazón de los bilbaínos. Además, los diseños que muestran a través de la cuenta de Instagram del proyecto -hacen envíos nacionales- son un 'visto y no visto', o mejor dicho, un 'visto y reservado'. «Tenemos una clienta que en cuanto traemos algo verde nos escribe por mensaje privado para que se lo guardemos. Y ya hemos recibido pedidos desde Madrid o Sevilla», cuentan. Y quien avisa no es traidor: quienes antes se acercan a su 'showroom' tras sus dos viajes anuales a Portugal, se llevan los mejores 'tesoros' para poner sobre su mesa del comedor.
Amantes de las vajillas de estas dos «amigas del alma» se acercan, por ejemplo desde Santander, para seleccionar con ayuda de Tensi y Elena sus exclusivas 'joyas' portuguesas. Pero normalmente son muchas las personas que descubren el 'showroom' por casualidad durante el fin de semana, cuando el barrio se llena de ambiente. «Están tomando algo por ahí y quieren echarle un vistazo a las piezas. Si les gusta alguna se la llevan, aunque para evitar que vayan con la caja de un lado para otro, los envíos al Gran Bilbao son gratuitos».
Tensi y Elena prefieren no marcarse objetivos de cara al futuro, sino disfrutar de su pasión día a día. Ambas tienen su propio trabajo, pero reconocen que les gustaría que su proyecto siguiera dándose a conocer. Esperan que Lozanas perdure en el tiempo, pero tienen claro que el día en el que dejen de disfrutarlo... «¡se acabó!». Mientras tanto, seguirán ofreciendo a sus clientes desde su 'showroom' de Bilbao la verdadera vajilla portuguesa en unas citas que suelen terminar tomando algo en el bar de al lado.