El vestido de novia de la esposa de Jon Rahm, al detalle

Pese a que se espera que estos días azote el temporal en Bizkaia, la lluvia ha respetado la entrada de los novios en la Basílica. Bajo un cielo plomizo y como manda la tradición, el novio llegó puntual a su cita con el altar. Minutos más tarde, aparecía la novia a bordo de un elegante Rolls Royce y del brazo de su padre. Se desvelaba, por fin, el secreto mejor guardado.

Es curioso observar los distintos estilos nupciales que se imponen a lo largo y ancho del planeta. Mientras las novias españolas apuestan por las líneas sencillas, los vestidos minimales, los brazos semicubiertos y las caídas suaves, en Estados Unidos prevalecen las siluetas ceñidas y las faldas con volumen, poniendo especial énfasis en los escotes y los diseños que dejan los brazos al descubierto. Los tejidos de encaje y los laboriosos bordados-joya tampoco suelen faltar. Kelley Cahill, ha seguido como un mantra todas estas directrices y ha apostado por un vestido de corte princesa, compuesto por una voluminosa falda de tul y un cuerpo bustier, con escote corazón, cubierto de bordados de encaje con motivos florales.

Este tipo de siluetas potencian la figura de las novias y están más de actualidad que nunca. Hace varias temporadas, Dior hizo del bustier una nueva seña de identidad y consiguió que los corpiños lenceros se integraran sin problemas en el día a día. El año pasado, dieron el salto al terreno nupcial y se consolidaron en la New York Fashion Bridal Week, gracias a firmas como Berta. En España, Pronovias es uno de sus grandes exponentes. Por eso, muchas novias recurren a ellos sin miedo a resultar demasiado sensuales, ya que se contrarrestan con detalles románticos como, en este caso, bordados florales y pequeños detalles-joya.

Al ser una boda religiosa, ha seguido la tradición más estricta cubriendo su cabeza con un velo. Kelley ha optado por un diseño bordado y de estilo 'Capilla', ya que tiene el mismo largo del vestido de novia. Como el vestido ya tiene demasiado peso por sí solo, lo ha contrarrestado con sencillos accesorios: unas sandalias metalizadas con plataforma, un sencillo colgante, un brazalete en su muñeca izquierda y su anillo de pedida. Por otro lado, se ha decantado por un clásico bouquet en tonos neutros y pastel. En cuanto al maquillaje y la peluquería, ha elegido una base muy natural y ha recogido su melena en un moño bajo y poco pulido, dejando caer dos mechones sobre su rostro.

Jon Rahm, por su parte, ha destacado por salirse de las directrices más clásicas, eligiendo un traje azul marino, con solapa esmoquin en contraste y a juego con la corbata negra. Además, lleva una camisa blanca y unos mocasines con hebilla en el empeine.

Aunque apenas han trascendido detalles acerca de los preparativos, sí hemos podido ver imágenes de la feliz pareja de recién casados abandonando el templo, ante la atenta mirada de sus escasos 80 invitados.

Tras la ceremonia, los recién casados, acompañados de familiares y amigos, se han desplazado hasta el céntrico Hotel Carlton para disfrutar de la celebración. La pareja ha prescindido de 'wedding planner' y han delegado la organización en el equipo del propio hotel, que cuenta con un servicio especializado en bodas. Y es que ponen a disposición de los novios una asistencia exclusiva y personalizada para hacer de su día un acontecimiento único. Además, cuentan con una amplia variedad de menús elaborados por el propio restaurante del hotel. También se encargan, si los novios lo desean, de la decoración floral, que suelen encargar a la floristería bilbaína Flores Elorz. El Hotel Carlton destaca también por tener espacios diferenciados para llevar a cabo este tipo de celebraciones, por lo que imaginamos que el cóctel de bienvenida se habrá llevado a cabo en la llamada 'Cristalera', bajo la imponente cúpula de vidriera emplomada que se encuentra en el hall y, más tarde, se habrá celebrado el banquete en el Salón Imperial. También disponen del llamado Salón Azul, donde previsiblemente tendrá lugar el baile y la fiesta posterior.