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Entre viñedos y de diseño: una pareja bilbaína construye la casa rural de sus sueños. BIDERBOST PHOTO

Casa rural en Rioja Alavesa (de una pareja bilbaína)

Entre viñedos y diseño: una pareja bilbaína idea la casa rural más disfrutona

Nora, abogada, y Aide, arquitecto, se enamoraron de esta vivienda al encontrarse con ella por casualidad en una escapada. La restauraron para convertirla en un alojamiento ideal para disfrutar de las pequeñas cosas más detenidamente

Sábado, 1 de abril 2023

Aide Ramírez y Nora Elorriaga se escaparon un fin de semana de marzo a conocer pueblos de Rioja Alavesa. Descubrieron entonces por casualidad una casa en venta que les pareció perfecta para desconectar de la rutina y disfrutar de los pequeños momentos. «Al asomarnos para verla mejor, nos impresionaron las vistas a esos interminables campos de viñedos. Podría decirse que la casa nos encontró a nosotros», recuerda Aide. Aquella primavera de 2019 esta pareja bilbaína emprendió sin buscarlo una nueva aventura que acaba de florecer tras meses de esfuerzo e ilusión. «Justo cuando empezábamos con la obra, llegó la pandemia. Pensamos que nos habíamos metido en un lío, pero hoy se valoran más la tranquilidad y el entorno rural».

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INMA FIUZA

A Nora y Aide, que se autodefinen como «soñadores y optimistas empedernidos», les ilusionaba crear un pequeño refugio con la puerta abierta a quienes prefieren gozar de la vida de una manera más reposada. «Nos apetecía compartir aquello que nos hace felices, como una comida en familia o con amigos, un buen libro, una puesta de sol, una charla con una copa de vino...» A su sueño, le pusieron nombre: Casa Lurgorri, que en euskera significa 'tierra roja'. «Surgió de forma natural, quisimos evocar el tono rojizo característico de la tierra de los viñedos de la zona». Se ubica en una ladera de Nabaridas, un pintoresco pueblecito encaramado a lo alto de una colina, en el corazón de la Rioja Alavesa, donde han acogido su proyecto con los brazos abiertos. «Las primeras en venir para darnos la bienvenida fueron Juani y Cari, dos mujeres del pueblo majísimas. Todos los vecinos nos han recibido súper bien. De hecho, nos tocan el timbre para preguntarnos si pueden pasar a ver la casa».

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Nora, de 35 años, trabaja como abogada. Y Aide, de 38, es arquitecto y regenta el estudio de arquitectura e interiorismo Hiriko, en la calle Heros, así que disponía de los conocimientos necesarios para materializar la casa de sus sueños. Confiaron la obra a una constructora del pueblo, Majuelo Garay. Y para los detalles decorativos, apostaron por el saber hacer de varios artesanos. «La vajilla nos la ha hecho el ceramista Diego Sampere, las tazas las ha creado Mariam, de la firma Nua; y las sábanas de 100% lino son de la marca dE.Lenzo», apunta Aide.

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Para conseguir su pequeño oasis de calma, tuvieron que «modificar casi todo». «La casa consistía de dos edificaciones, pero decidimos unirlas a través del comedor». Para facilitar la entrada de luz natural, sustituyeron las ventanas por puertas que conectan con el jardín. «Queríamos aprovechar que allí no se oyen coches, sino un montón de pájaros para acercar la naturaleza a los huéspedes». Y para lograrlo, bajaron el muro tan alto que rodeaba la vivienda. «En una zona, hemos puesto directamente una barandilla muy ligera, como si fuese un gran balcón que mira hacia los viñedos. ¿Cómo podían vivir sin ver esas vistas?», se pregunta Aide.

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Casa Lurgorri se alquila íntegra y tiene capacidad para ocho personas. Dispone de cuatro habitaciones dobles, cada una con su baño en suite y su pequeña terraza. Además, cuenta con una cocina totalmente equipada de madera de roble de la firma Hauka. Para el salón, seleccionaron piezas de diseño de líneas sencillas, como los sofás de cuero en color cognac de la marca Muuto o las originales lámparas de 'Contain Mallorca' y 'Santa & Cole'. La presencia de madera tanto en las puertas como en buena parte de los elementos del mobiliario aportan calidez y armonía a la vivienda.

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Alquiler de bicis, cata de vinos, yoga...

Nora y Aide han recurrido a emprendedores de la zona para ofrecer una experiencia única e inolvidable a sus huéspedes. «Charo, que regenta el bar del pueblo, se ha ofrecido a hacer el desayuno y llevárselo a quienes estén hospedados». Además, colaboran con varias bodegas que organizan visitas o catas en enclaves únicos e incluso en el propio jardín de Lurgorri, que invita a su disfrute tranquilo. «Una chica que tiene un centro de yoga en Logroño se desplaza para impartir clases. Y también hemos hablado con una empresa de alquiler de bicis que las lleva hasta casa. La verdad que es una gozada recorrer los caminitos entre viñedos».

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También disponen de una cocinita exterior con barbacoa para disfrutar de una parrillada en la mejor compañía. Y para coronar el día, un buen chapuzón en la piscina de agua salada. «Queríamos prescindir del cloro, dañino para el medio ambiente y para la piel». Su prioridad era crear un edén sostenible. «Contamos con energías renovables como la geotermia para calentar la casa y el agua, y placas solares para obtener electricidad». Además, los productos de cosmética, como los champús y jabones, son naturales. Pese a que lanzaron su proyecto hace una semana, algunas fechas ya están cogidas. «En Semana Santa vienen nuestros primeros huéspedes, un grupo de amigos de Madrid. Y también han reservado unos turistas franceses, otros americanos...» Alquilar la casa en temporada baja cuesta 300 euros la noche; y en alta, 400. Eso sí, Nora y Aide esperan disfrutar de algún hueco... «La idea es poder ir nosotros los findes que se queden libres, porque la verdad es que se está muy a gusto, luego nos da pena volver a casa».

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