Casa en Bizkaia (oasis para meditar al lado de Bilbao)

La Casa de Marina: un oasis para meditar y huir del ruido a media hora de Bilbao

La vida de Marina Caballero ha sido una búsqueda continua. Nacida en Eibar hace casi 60 años, en la veintena montó allí su primer negocio. «Durante 15 años estuve al frente de una mercería, en la que también hacía arreglos de ropa de todo tipo», recuerda. Sin embargo, su destino profesional y personal dio un giro de 180 grados cuando, con apenas 35 años, se separó de su pareja. «Fue un momento muy complicado y apareció en mi camino el mundo de las terapias. Me hice maestra de reiki y me cambió por completo la perspectiva que tenía de la vida», comenta. Había descubierto una nueva forma de lograr el bienestar personal, o al menos de intentarlo, tratando de realizar cambios en su vida y en sus pensamientos. «Pasamos muchos años en la escuela, pero no aprendemos lo más importante: a saber enfrentarnos a los cambios y a nosotros mismos», asegura.

Una vez iniciado ese camino, Marina ya nunca se ha separado de él. Se preocupó de estudiar todo lo relacionado con las emociones y los pensamientos humanos, que tanto definen y condicionan nuestra realidad. Primero abrió el espacio Amandría en Eibar y desde hace una década está al frente de Aguamarina en Deusto, donde pasa consulta lunes y jueves y hace formaciones de salud integral. «He hecho numerosos cursos de crecimiento personal y luego llevé mi proyecto a Artxanda durante 4 años. No funcionó como esperaba y sentí que tenía que encontrar otro lugar para desarrollarlo», recuerda. En su búsqueda incansable encontró hace ya 8 años un caserío en Bernagoitia que le pareció realmente espectacular. «Estaba completamente nuevo y me enamoré del lugar». No dudó en comprarlo y así nació La Casa de Marina, una espacio de «retiro y meditación» con 10 habitaciones, estancias amplias y luminosas y 4 cocinas rodeado de los parajes del Parque Natural de Urkiola, con vistas a los montes Oiz y Mugarra, en pleno corazón del País Vasco.

Marina define su casa en Bernagoitia, ubicada en el número 23 del Caserío Zabala Bekoa, como una escuela de bienestar y «un hospital para el alma» para tratar de curar las heridas que nos va haciendo la vida, con estancias de fin de semana, un día o de semana completa. Para conseguir su propósito, se sirve de diferentes herramientas, que también comparte a través de Instagram, donde supera los 3.700 seguidores. Por una parte, propone actividades físicas como el yoga o el taichi, las salidas a la naturaleza o jugar con el movimiento libre del cuerpo, además de la risa, la musicoterapia, el mindfulness o la aromaterapia. Sin olvidar las herramientas emocionales. «Son técnicas sencillas pero muy potentes que pueden convertir el sufrimiento por cualquier circunstancia en una oportunidad. Sufrimos porque pensamos que las cosas no tienen que cambiar. Pero nada es seguro en esta vida y hay que aprender a decir adiós a ciertas etapas y personas a lo largo de nuestra existencia», explica Marina.

 

Los huéspedes de Marina se llevan de allí todas esas técnicas para afrontar su vida diaria. «Gente mayor, jóvenes.... Hay de todo. A veces vienen en pareja, otras veces solos o con amigos. Son personas que necesitan un espacio para sí mismas y, al mismo tiempo, hacer una pausa en la vida tan ajetreada que llevamos, en la que muchas veces no tenemos tiempo para estar con nuestros amigos, nuestra pareja o nuestros hijos». En muchas ocasiones, la relación de Marina con sus huéspedes ha traspasado los días de estancia y después ha seguido en contacto con ellos. «A veces, me escriben un año después para decirme que se encuentran mucho mejor porque han cambiado su forma de enfrentarse a los problemas o han cortado de raíz con aquello que les provocaba dolor», explica.

Además de llevarse una experiencia «muy intensa», muchos de los huéspedes también se llevan recetas de cocina que descubren de la mano de Marina. «Aquí practicamos la cocina vegana con los productos ecológicos de nuestra huerta y de los árboles frutales. Para conseguir el bienestar es de vital importancia tener una alimentación saludable, sostenible y respetuosa contigo mismo y con el entorno», asegura. De esta forma, muchos de los visitantes han descubierto formas nuevas y más saludables de alimentarse, «y les parece tan exquisito que a veces me piden que haga tápers para llevar porque les gusta mucho mi cocina», ríe orgullosa.

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