Inés y Natxo se conocieron en Aste Nagusia y se casaron este sábado con «fiestón» en las txosnas.

Aste Nagusia 2024 (boda de Inés y Natxo)

Inés y Natxo se conocieron en Aste Nagusia y se casaron este sábado con «fiestón» en las txosnas

Esta pareja vizcaína, que se conoció en la Semana Grande de 2022, celebró este fin de semana un enlace «puramente bilbaíno». Los invitados se desplazaron en el mítico 'azulito', la tarta nupcial fue una carolina gigante y la fiesta terminó en el recinto festivo

Lunes, 26 de agosto 2024, 20:38

Marijaia puede presumir de ser la reina de la fiesta... y la mejor celestina. En el transcurso de su reinado, se han unido los caminos de muchas personas, culminando incluso en apasionados romances. El 24 de agosto de 2022, Inés San José y Natxo Sáez salieron con sus respectivos amigos para disfrutar de las primeras fiestas después de dos años de parón por la pandemia. Tenían mucha ilusión por volver a celebrar la semana más grande, pero no imaginaban que aquella noche marcaría el inicio de su historia de amor. «Nos conocimos en la txosna de Jardines de Albia y después bajamos a 'Pinpilinpauxa'. Allí Natxo me entregó en broma un anillo de goma con luces. La verdad es que congeniamos desde el primer momento. Fue un flechazo 'Aste Nagusero' en toda regla», ríe Inés, de 44 años y responsable de la zona norte de la firma de moda Beatriz Furest.

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En febrero del año pasado, Natxo, de 50 años y diseñador industrial, cambió aquel anillo de goma por el de compromiso. «Me lo entregó en el Templo de Debod de Madrid. Podría decirse que fue la tercera pedida, porque en una escapada que hicimos anteriormente a San Sebastián, en el Peine del Viento, me regaló uno de plata precioso», recuerda Inés. Este sábado 24 de agosto, cuando se cumplían justo dos años desde que se vieron por primera vez, esta pareja vizcaína se dio el 'sí, quiero' en una boda muy original y pensada al detalle que terminó, como no podía ser de otra forma, «con fiestón» en las txosnas. La pareja celebró la ceremonia ante 82 invitados en Retromobile, el garaje-taller de ensueño de Erandio que alberga vehículos clásicos y especiales, ya que Natxo es miembro de la Asociación Automóvil Clásico de Euskadi (ACE). «Uno de los momentos más emotivos fueron las lecturas que hicieron mi amiga Naiara y su amigo Oscar, realzando nuestro amor», cuenta Inés desde el aeropuerto antes de poner rumbo a su luna de miel en Riviera Maya. También emocionó a los asistentes la actuación del tenor Martín Barcelona, que esa misma mañana participó en las bilbainadas de La Pérgola.

La novia, que llegó al enlace en un Bristol 402 descapotable, escogió para la ocasión un vestido de encaje con escote en pico, manga larga y falda de tul de la firma Pronovias. «Fue el primero que me probé, otro flechazo». También los zapatos, adornados con cristales de Swarovski, fueron amor a primera vista. «Los vi al pasar con una amiga por el escaparate de una zapatería del barrio de Salamanca de Madrid». En cuanto al ramo, Inés se decantó por cinco rosas blancas, que repartió entre sus hijos, Leire y Mikel, de 16 y 11 años; su hermana y las dos hermanas de Natxo. «Por la noche, entregamos dos ramos preciosos a nuestras madres, obra también de Jesús, de Floristería Santutxu, que es un crack». Y para las alianzas, confiaron en el saber hacer del joyero Eneko Unzalu, que creó un diseño inspirado en las ramas de un sauce y que también realizó para los hijos de Inés un colgante con dos alianzas unidas.

El novio, muy elegante con pajarita negra a juego del traje, entró acompañado de su madre en un Messerschmitt 1953. «Nos hacía ilusión contar con vehículos únicos en su género. Una auténtica 'bilbainada'». Eso sí, la 'bilbainada' más entrañable la reservaron para sus invitados, que fueron trasladados hasta el hotel Abba Euskalduna, donde se celebró el cóctel, en el mítico 'azulito' de la villa. «Fue una sorpresa y les hizo mucha ilusión, algunos incluso se emocionaron», cuentan los novios, que llegaron al banquete a bordo de un gran camión, nada menos que en el Mercedes-Benz Unimog que participó en el Dakar Classic de este año.

Pañuelos de fiesta para los invitados

Durante el cóctel, degustaron una gran selección de bocados dulces y salados: cucuruchos de crema de trufa blanca y pistacho, chupito de salmorejo con picadillo de jamón, tartar de gambón y mango, bacalao en panko, pulpo a la brasa... Eso sí, dejaron hueco para la tarta nupcial, que puso la guinda a una «boda puramente bilbaína». Escogieron el pastel más emblemático del Botxo: una carolina de más de dos kilos del obrador Asuaberri. ¿El regalo para los invitados? Otro detalle para presumir de 'bilbainismo'. Inés y Natxo obsequiaron a sus familiares y amigos con un pañuelo azul de fiestas con el nombre de los novios y la fecha del enlace bordados. Fue, sin duda, el complemento perfecto para rematar su gran día, que por supuesto les llevó hasta las txosnas, donde aquel 24 de agosto nació su historia de amor. «Nos quedamos en la txosna de Jardines de Albia, donde nos conocimos, y en Ledesma, porque fue imposible llegar a la barra de 'Pinpilinpauxa'. La gente fue simpatiquísima y nos pidieron un montón de fotos. '¿Os habéis casado de verdad o estáis disfrazados?', nos preguntaban. Fue la bomba, divertidísimo», cuentan aún emocionados y muy agradecidos a Marijaia, que no necesita las flechas de Cupido teniendo esos brazos inmensos, siempre abiertos al amor.

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