Ver fotos
Tres perceberos profesionales se la juegan en las rompientes vizcaínas
Son los únicos pescadores que cuentan con licencia del Gobierno vasco para capturar este crustáceo y venderlo a pescaderías y restaurantes
terry basterra
Domingo, 3 de marzo 2019, 01:06
Javier Frías se sitúa junto a la proa del 'Irina III', su pequeña embarcación pesquera. Observa el batir de las olas contra las piedras. Las ... estudia. Elige el lugar al que va a saltar y espera. En cuanto llega la calma se lanza al agua, nada rápido hasta la roca y se encarama a ella. Ya está en su lugar de trabajo. Él es uno de los únicos tres mariscadores profesionales con licencia para coger percebe en Bizkaia. Pueden hacerlo en toda la costa salvo en el biotopo de San Juan de Gaztelugatxe y en la reserva de la biosfera de Urdaibai.
El suyo no es un oficio fácil. Tiene riesgos. Trabaja en lugares de difícil acceso en el que un resbalón puede traducirse en una dolorosa caída, cuando no es más. Por eso desde hace un tiempo le acompaña un marinero de apoyo que le espera en el barco para auxiliarle en caso de que sea necesario. Él le avisa cuando llega una nueva serie de olas para que Frías trepe roca arriba y se ponga a refugio para evitar los golpes del mar. Y es que estas piezas no crecen en lugares sencillos. Los que se cogen en Bizkaia crecen adosados «a la roca, los bloques propios de los diques de los puertos o en las puntas de pizarra». No todos son iguales. Los de más calidad están a cierta profundidad y orientados al noroeste. Son los que reciben con más intensidad el impacto de las olas. Por eso solo se puede llegar a ellos en jornadas de mareas bajas muy vivas con la mar calmada. No hacerlo con estas condiciones supone jugarse el pellejo sin ninguna garantía de éxito. En el marisqueo del percebe la meteorología y la fase lunar son las que determinan cuándo se puede salir a faenar.
Por eso, para los tres profesionales vizcaínos autorizados a su captura, es un complemento. Son marineros que obtienen el grueso de sus ingresos de la pesca de otras especies –merluza, lubina, verdel, calamares...–, y de distintos mariscos, como los centollos o las nécoras. El percebe es solo un añadido. Les ayuda a cuadrar sus cuentas. En especial durante la época de Navidad, siempre que la mar lo permita, porque es cuando más altos están los precios. También en periodos de parada biológica para los pescadores de bajura, como el aplicado durante estas pasadas semanas. Sus clientes principales: restaurantes y pescaderías con los que trabajan desde hace tiempo.
«La fama la tiene el gallego, pero el de aquí es muy bueno. Tiene un gran sabor a mar y, o eres muy experto y estas acostumbrado a comerlos habitualmente, o no distingues uno de otro». Así de rotundo se expresa Iñaki Carballo. Regenta junto a Ainara Celaya la pescadería Rompeolas de Santurtzi, uno de los establecimientos en los que se puede adquirir marisco de Bizkaia.
Hasta 220 euros el kilo
Carballo explica cómo debe ser un percebe de calidad: «El bueno es el que ha crecido en una zona luminosa y se asemeja en longitud y grosor al dedo gordo de una mano. Los largiduchos salen en zonas de sombra y son así porque buscan el sol. Su cuerpo es más blando y tienen más agua. Son peores». El precio de venta al público de este fruto del mar oscila en función de la procedencia –Galicia, Bizkaia o Marruecos– y de la época del año. Puede variar de los 35 ó 40 euros el kilo hasta alcanzar los 220 a los que se llegaron a vender en este establecimiento la pasada Navidad. «Es un producto de lujo que te lo llevan solo algunos clientes concretos y que cada vez va a menos. Hace años llegamos a vender ocho kilos los fines de semana, ahora nos quedamos en dos o tres».
La temporada en Bizkaia para su captura «se abre el 1 de octubre hasta el 1 de mayo», detalla Frías. A sus 40 años, este pescador natural de Leioa suma ya década y media haciendo de este crustáceo una de sus fuentes de ingresos. Lo que sabe del marisqueo lo aprendió de su padre. Aunque hay muchas cosas que han cambiado desde que le acompañaba cuando era apenas un chaval. Ahora los profesionales tienen como uniforme de trabajo un traje de neopreno, guantes y un buen calzado de goma que les permite trepar y saltar de una roca a otra. Lo que no ha variado es la herramienta. Siguen utilizando una rasqueta para separar los percebes de la piedra y una bolsa de malla que se pueda sumergir. En ella van guardando las piezas mientras las recolectan de las piedras.
«Tenemos también un chaleco reflectante con el logo del Gobierno vasco en el que pone mariscador. Pero a veces, en lugar de servir para distinguirte bien, lo que hace es atraer a las patrulleras», apunta con ironía. «Las embarcaciones de la Ertzaintza y la Guardia Civil acaban viniendo primero donde estamos nosotros en lugar de ir a por los ilegales, que son a los que deben perseguir y que no son pocos. Una vez en Barrika nos confundieron con unos narcotraficantes. Hasta nos sacaron la pistola. Luego nos pidieron disculpas, pero el susto que nos llevamos fue gordo».
Las multas previstas por el Gobierno vasco para la pesca irregular de este crustáceo van de 300 a 6.000 euros, pero no sirven para frenar a los furtivos. La Ertzaintza y la Guardia Civil se encargan de interceptarlos, pero no es fácil. El pasado año les incautaron 153 kilos de percebes en Euskadi. «Poca cantidad» consideran los profesionales para lo que estiman que pueden«esquilmar». Y es que los mariscadores ilegales son hábiles. En cuanto detectan la presencia policial arrojan las capturas al fondo del mar o las ocultan entre las rocas. Sin prueba no hay infracción y salen indemnes. El juego del perro y el gato.
Las multas
-
6.000 euros es la cantidad hasta la que pueden llegar las multas a los furtivos. En 2018 la Ertzaintza incautó 153 kilos del crustáceo a pescadores ilegales.
-
Mariscador deportivo. Todos aquellos con licencia de pesca en superficie. Pueden coger hasta 500 gramos de percebe al día para cebo. Los profesionales recelan de esta figura.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión