El ruido de los petardos pierde presencia estas Navidades
La tradición de tirar cohetes en Nochevieja continúa viva, pero el estruendo ha dejado paso a un espectáculo más colorido
LAURA GONZÁLEZ
Jueves, 27 de diciembre 2018, 00:40
Encendiendo la mecha. Así es como muchos vizcaínos despiden el año y celebran el estreno del nuevo calendario. Una tradición antiquísima, la de la tirar ... petardos o cohetes, a pesar de las restricciones que se siguen manteniendo en Nochevieja. Eso sí, con ciertos matices. «Cada vez se tiene más conciencia del ruido, tanto por los animales como en general, y se deja un poco apartado en favor del espectáculo», declara Carlos Rivero, de Astondoa Piroteknia, empresa fundada en 1885 en Areatza, donde aún se mantiene.
Por ello, se ha tratado de diversificar y crear nuevos productos que han irrumpido con mucha fuerza en el mercado. «Las ventas han bajado algo y ya no se vende tanto petardo, ni cohetes, pero sí más de otro tipo de pirotecnia, como baterías o cajas chinas, que son como colecciones de fuegos artificiales pero en pequeño». Productos que apenas generan estruendos. «Es como un 'crush', o hacen un efecto bonito». Esta factoría vizcaína también aplica esta tendencia en los espectáculos públicos que realiza. «En Aste Nagusia pensamos en ello e hicimos un fin de fiesta reivindicando la conjunción entre pirotecnia y música».
Este abanico de posibilidades les ha permitido llegar a un público más heterogéneo. «Ahora se venden mucho las luces de colores... Las usan mucho los fotógrafos o para las bodas. Hay bombetas, cascadas, girasuelos, fuentes...», asegura. Como tirar petardos por la ventana, también existen en Bizkaia otras tradiciones en época navideña, dos de ellas muy unidas: subir al Gorbea y comprar material pirotécnico en Astondoa. «Estamos cerca del monte y como tenemos más años que el Athletic por aquí siempre han pasado familias enteras que nos visitan cada mes de diciembre para comprar algo. Recuerdan haber venido con sus aitas y para ellos forma parte de la Navidad».
Rivero, de todas formas, no sabría explicar de dónde procede esta costumbre, que cada Nochevieja llena de luz y sonido cualquier rincón de la provincia: «La cultura del fuego está muy unida a lo vasco, y también se relaciona con la industria. Pocas fiestas hay aquí que no usen la pirotecnia. Euskadi es la zona de España donde siempre está presente. Forma parte de nuestra historia y sería una pena que desapareciera».
La clave
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Cambio de tendencia. «Antes se empezaban a escuchar por las calles a principios de diciembre, ahora se ha retrasado»
«Se está como civilizando»
Además de su local en Areatza, existen otros establecimientos oficiales donde se venden este tipo de productos. La empresa catalana Petardos CM posee tres tiendas en Bizkaia: en Barakaldo, Galdakao y Bilbao. En la capital, en el barrio de Deusto, están casi de estreno, ya que fue inaugurada a principios de mes. Ellos también han notado el cambio. «Se han suavizado las formas y la gente se está como civilizando, usando más artículos de color, más afines al público infantil», declara David Marín. También se ha «retrasado» su tirada, ciñéndose principalmente a la última noche del año. «Antes, a principios de diciembre, se empezaban a escuchar cada poco por las calles». Lo que se siguen manteniendo son las colas en la última semana. «Desde el principio lanzamos promociones para que no se agolpen todos los días finales, pero como pasa con los juguetes, siempre sucede lo mismo».
Petardos para 12, 14 y 18 años, según la carga de pólvora
Algunos ayuntamientos en los últimos años han aplicado ciertas restricciones horarias o incluso prohibiciones en cuanto al uso de petardos. Normas de carácter cívico con las que también tratan de lidiar con las quejas de algunos sectores, entre ellos los animalistas, vecinos con niños pequeños o ancianos. Más allá de esto, no existe ningún tipo de normativa común, salvo la prohibición de su venta a menores, en la que el rango de edad (12, 14 o 18 años) varía dependiendo de la carga que lleven y por consiguiente de la peligrosidad que puedan entrañar. «Viene reflejado en cada artículo, acompañado por mucha información sobre cómo se usa, cómo se almacena e incluso cómo se puede destruir, siempre en las mejores condiciones», explica Carlos Rivero, de Astondoa Piroteknia, que advierte de la competencia desleal y de la ingente cantidad de productos que cada año son requisados en establecimientos no autorizados. «Eso nos da mala reputación. Nosotros seguimos unas directrices estrictas de seguridad, desde la fabricación hasta la venta. Todo el material tiene que estar certificado por la Comunidad Europea», precisa Rivero, quien destaca que todos sus productos llevan una mecha de seguridad, la que impide que exploten antes de tiempo.
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