La Ría suspende en calidad del agua por el lindane que se filtra de vertederos mal sellados
La realización de dragados y el efecto de la depuradora afectan al estado del cauce, que no llega a bueno, según el Gobierno vasco
Hace décadas era una gigantesca alcantarilla de color pardo que apestaba a distancia. Ahora los pescadores aficionados pueblan sus riberas en busca de mojarras o ... lubinas y los vecinos se asoman desde parques, paseos y bidegorris. Las actividades deportivas florecen en la lámina de agua, escenario de chapuzones cuando el calor aprieta. Pero la Ría sigue suspendiendo en calidad química y su estado ecológico se queda en moderado. No llega a bueno, según el informe que URA, la Agencia Vasca del Agua, encarga cada año a la Fundación Azti para calibrar la salud de los ecosistemas, detectar agresiones al medio y diseñar medidas correctoras, tal y como impone la Directiva Marco de Agua. Para ello se analizan contaminantes e indicadores como moluscos, el fitoplancton, las macroalgas, los macroinvertebrados y la fauna en varios puntos relevantes.
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Ya han desaparecido las grandes industrias y culminado el saneamiento. Metales problemáticos como el cadmio llevan años controlados y sin salirse de los límites, pero el informe relativo al pasado ejercicio vuelve a poner de manifiesto que la Ría sufre contaminación crónica por lindane, que permanece en el agua en concentraciones superiores a las toleradas por la normativa en tres de los cinco puntos de muestreo. En concreto, a la altura de Rontegi, en Lamiako y entre Portugalete y Santurtzi. Se trata de una sustancia que sigue presente más de 30 años después de que cerraran las fábricas que lo producían en Erandio (Nexana, junto al río Asua, se clausuró en 1982) y Barakaldo (Bilbao Chemical, en Ansio, bajó la persiana en 1987) y que fue calificada como cancerígena en 2015 por la Organización Mundial de la Salud. Otro estudio más específico de la Fundación Azti profundiza en el foco de esta sustancia que continúa en el agua.
Y es que las factorías que funcionaron en la cuenca generaron miles de toneladas de residuos que se depositaron de forma incontrolada en los diferentes vertederos cercanos y en otros que no han sido localizados. Se construyeron celdas y depósitos de seguridad en Argalario y en Loiu, pero en parte de las 700 parcelas potencialmente contaminadas identificadas por el Gobierno vasco quedan multitud de restos de este pesticida. Con las lluvias, se filtra a escorrentías, arroyos y ríos, y termina en el Nervión. En algunos de sus afluentes, las concentraciones son aún más elevadas que en las de la Ría. URA destaca las del Asua en Sangroniz, «acordes con la presencia de suelos contaminados en las inmediaciones de los terrenos en los que se hallaba la fábrica». Es la zona más problemática junto al punto cercano a los vertederos de Artxanda. En el Galindo, está contaminada la zona donde estuvo ubicada la fábrica de Altos Hornos, el tramo en el que se encuentra la celda de seguridad de Argalario y el que recibe las aguas del Ballonti, también contaminado por lindane, procedente, entre otros focos, del vertedero de Etxe-Uli. El Ararteko, Manuel Lezertua, pidió al Gobierno vasco solucionar el problema en una de sus últimas resoluciones tras las reiteradas quejas de los ecologistas. Recordó que debe preservar de oficio el medio ambiente. De momento, se prevé «un plan de acción» en el que se encuentra la recuperación del viejo vertedero de Artxanda y el de Etxe-Uli. Se espera que estas actuaciones reduzcan los niveles de esta sustancia cancerígena en el agua, asegura Alberto Manzanos, técnico de URA.
Nitrato y fosfato
El informe sobre la salud de la Ría también advierte de que, pese a la mejora experimentada de forma global, la calidad ecológica del cauce no llega a buena excepto en la parte de Deusto y en la más exterior del Abra, donde ha alcanzado su máximo potencial. La afección de la depuradora de Galindo, que trata las aguas residuales de miles de vizcaínos, se extiende desde las estaciones de Rontegi hasta la de Santurtzi, donde se superan, de forma histórica, los niveles permitidos de «nutrientes como nitrato y fosfato» para los que habrá de plantearse «soluciones», apunta Manzanos. Por el contrario, dentro del estuario hay zonas de baño como Las Arenas o Ereaga en las que Salud Pública realiza análisis de bacterias fecales y la bandera verde ondea con asiduidad.
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La Ría también sufre retrocesos debido a dragados que afectan a la fauna. Por ejemplo, el del canal entre las dársenas de Portu y Axpe, de unos 27.500 metros cúbicos. El cauce puede tardar hasta tres años en recuperarse tras cada actuación de este tipo. Las obras del espigón central también provocan «una transformación hidromorfológica» con impacto en la calidad ecológica, según los expertos de la Fundación Azti.
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