La punta norte de Zorrozaurre y el puente de San Ignacio se abren al tráfico y al peatón

Está el lugar irreconocible con respecto a la imagen histórica que la gente de Bilbao conserva en la memoria, con aquellos pabellones y aquella actividad industrial intensa. La transformación se ha fraguado durante años y ha pasado inadvertida para buena parte de la ciudadanía, cerrada como estaba la zona al tránsito público. Ahora ha llegado el momento de levantar el telón. En los próximos días, en una fecha por determinar, va a abrirse al tráfico y a los peatones el puente de San Ignacio y la trama urbana ya terminada de la punta norte. «Ocurrirá, en todo caso, antes del 5 de enero», anuncia Juan Carlos Sinde, gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre. Es la persona que tiene la isla en la cabeza y que maneja las piezas de un puzle complejo que está tomando forma con bastante agilidad.

Esto que va a ocurrir de manera inminente tiene relevancia tanto simbólica como práctica. Con la apertura del puente de San Ignacio la isla estrena su segundo acceso, ya que ahora únicamente se puede entrar o salir por el de Frank Gehry. Eso no sólo va a facilitar mucho el tránsito al tráfico que llega desde el norte, sino que supondrá un alivio para los vecinos de la isla porque ya no sufrirán el paso constante de vehículos pesados. Hay que tener en cuenta que ahora todos los camiones que llegan a las industrias que sobreviven en la parte central de la isla atraviesan el barrio por la única calle transitable. Y esos camiones han de hacer un giro peliagudo en la conexión con Ribera de Deusto. Así que, dice Juan Carlos Sinde, la entrada por San Ignacio va a suponer un gran cambio para la calidad de vida del vecindario.

Pero es que la novedad va mucho más allá de la dimensión meramente práctica. La apertura al público de la punta norte es un hito. EL CORREO se hizo el paseo por la zona esta pasada semana, cuando los operarios plantaban los últimos árboles y barrían la tierra de las aceras para que todo quedase impoluto.

Tras cruzar el puente de San Ignacio se avanza por la nueva calle Sabina de la Cruz hasta la avenida central, Galleteras. Es aquí donde se están levantando varias promociones de viviendas libres y protegidas, y también para alquiler en un modelo hasta ahora poco desarrollado en Bilbao. La actividad por aquí es bastante intensa. Si se continúa avanzando de frente, por Sabina de la Cruz, se sube hasta lo que será el inicio del puente que atravesará la ría y conectará con Zorroza. Ahora muere la calle en un fondo de saco, con una barandilla larga y elevada y unos bancos que miran al otro lado del Nervión.

El tráfico que quiera ir al centro de la isla tendrá que girar a la derecha, enfilar hacia el norte por Galleteras, para luego tomar la perpendicular que conecta con Ribera de Zorrozaurre (de sentido único) y de ahí, al centro. En sentido contrario, desde el centro al puente de San Ignacio, habrá que tomar la calle que nace junto a Consonni y conectar con Galleteras.

Aunque todo apunta a que más que tráfico rodado intenso lo que habrá por aquí son paseantes y curiosos que colonizarán un nuevo rincón de Bilbao que tiene el atractivo poderoso de lo desconocido. Consideremos que tendrá acceso directo desde el Paseo del Canal por el puente de San Ignacio, y que ahí al lado está Elorrieta con sus pasarelas hasta Artxanda. En este entorno propicio para la caminata, entrar en la isla para ver como avanzan las cosas será un plan interesante. Imaginar, por ejemplo, cómo quedará el parque tecnológico. Tarabusi será su sede, y el edificio se tumbará en unos meses para luego levantar uno idéntico con otro al lado que le dé más espacio y modernidad; en Lancor y Consonni, en principio, se mantendrá la estructura si no sufren vicios insalvables. El resto del lugar es como un lienzo en blanco que se irá desarrollando a la vista del personal, que también podrá acceder a las arterias peatonales que discurren entre las avenidas.

El momento ahora es interesante porque la isla de Zorrozaurre toma forma en el mundo real tras décadas de ideas y planos en un papel. Otro ejemplo: según las previsiones de Juan Carlos Sinde en el segundo trimestre de 2024 podrían comenzar las obras del gran paseo ribereño junto al canal de Deusto, el que discurre por los suelos ganados al agua. Este tajo es competencia de la junta liderada por las firmas Acciona y Altuna y Uría. Únicamente están pendientes de que el Ayuntamiento autorice el proyecto para licitar las obras y arrancar antes de verano. Tiene sentido que quieran avanzar con la mayor agilidad porque luego levantarán pisos en el entorno, y a efectos de comercialización siempre es más fácil venderlos cuando la zona está desarrollada y es bonita. Lo mismo vale para el resto de promociones que irán llegando a la punta norte, esa zona de la isla que en unos días quedará descubierta como un nuevo pedazo de Bilbao.