Ea versus bildu
Xabier Gurrutxaga
Viernes, 2 de junio 2017, 02:24
Eusko Alkartasuna celebra este fin de semana su congreso nacional inmerso en una crisis interna cuya causa esencial es la división acerca de lo que ... tiene que ser EHBildu y el lugar de las formaciones políticas en esta coalición, que como se sabe finaliza igualmente el día 17 de junio su proceso de refundación, que básicamente consiste en la transformación de la coalición electoral integrada por cuatro partidos políticos para constituirse como una formación con personalidad jurídica independiente, dotada de una estructura propia e integrada por la figura de los militantes (Bilkide). La nueva Bildu estaría formada por sus militantes y por los partidos que la respaldan. De tal forma que habrá militantes de Bildu que serán solo de esta formación, otros que tendrán doble militancia compaginando la nueva con la de origen. Junto a éstos, pero fuera quedarán aquellos militantes de los partidos fundadores que no deseen integrarse en Bildu.
Ésta es la gran novedad que presenta el proceso de refundación de EHBildu que deja de ser una coalición electoral y que su estructura descansa exclusivamente en los partidos fundadores, que mantienen a sus afiliados separados y no mezclados, para transformarse en una organización constituida por afiliados propios y una participación reservada a los partidos fundadores en la dirección.
La opinión del sector crítico de EA, expresada por Garaikoetxea cuando afirmó «coalición sí, partido único no», no se corresponde con la realidad de lo que se propone en el debate fundacional de Bildu, pues no se está ante una propuesta de fusión por absorción o de fusión con disolución de las entidades fusionadas. La crítica responde más a los recelos y a los miedos que tiene el sector crítico a que levantada la prohibición de la doble militancia, la mayoría de EA se diluya de facto en la nueva organización de referencia, que desarrollará sus elementos de identidad y de pertenencia.
La causa real sobre el miedo la disolución de facto de EA no está en la propuesta organizativa que se hace para Bildu, sino en la enorme debilidad con la que llega EA, como proyecto político y organizativo, a este proceso de refundación de la izquierda independentista. Esta debilidad viene de lejos, desde que fracasó en su intento de sustituir al PNV en la hegemonía en el seno del nacionalismo democrático tras una irrupción electoral muy potente en las elecciones autonómicas y forales de 1986 y 1987, con más de 190.000 votos. Desde entonces EA ha tratado de sobrevivir y construir con otras formaciones aquella alternativa, que sola no supo articular.
Este proceso de deterioro llegó a extremos alarmantes en las elecciones generales de 2008, donde solo obtuvo 50.000 votos, siendo la debacle los resultados de las elecciones autonómicas de 2009 donde consiguió 37.000 votos y un parlamentario. En esta situación de debilidad crónica el surgimiento de EHBildu supuso una gracia divina para un partido tan agotado. Si Eusko Alkartasuna tuviera ahora la fortaleza dominante sobre las otras formaciones coaligadas como la que tiene Sortu, los críticos a buen seguro estarían defendiendo la propuesta que hoy rechazan.
Sea cual sea el resultado del congreso, no tienen más salida que seguir en EHBildu. Está claro que la formación de Garaikoetxea puede decidir separarse de Bildu, pero también está claro que no pueden decidir por su cuenta cómo está EA dentro de EHBildu.
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