«Hay pocas setas porque todo está seco»
La temporada arranca con escasez de hongos y obliga a los aficionados a acercarse a la zona de la costa para poder encontrar ejemplares
Octubre es un mes marcado en rojo en el calendario de los expertos y aficionados a la micología. La temporada de setas ya ha arrancado ... y son muchos los vizcaínos que se han echado al monte con cestas y ropa cómoda para buscar el manjar del otoño y disfrutar de paisajes teñidos de amarillo, aunque este año resulta difícil encontrarlas. A pesar de que todavía es muy pronto para sacar conclusiones y hacer balances, los entendidos coinciden en que «de momento hay muy poca cantidad y la temporada está siendo mala en toda la Cornisa Cantábrica».
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Es más, en muchos casos, según indican, es necesario acercarse a la zona de la costa para poder ver algunos ejemplares. «Hay muy poca seta. Está todo muy seco y en las alturas no se está cogiendo nada. Habría que ir a la zona de Bakio, Plentzia, Bermeo… Es donde más humedad hay y allí la recolecta está funcionando algo más», explica José Cañadas, presidente de la Sociedad Micológica y de Ciencias de Basauri. La misma sensación comparte Valentín Turrado, de la Sociedad Micológica Zazpi de Leioa, entidad con 34 años de trayectoria. «Hacía tiempo que no veía un otoño igual que este. No ha caído ni una gota de agua, no hay humedad y, por lo tanto, no hay setas».
La temporada no ha arrancado bien, y la falta de agua es uno de los motivos principales. «Después del verano tan tórrido que hemos tenido, en septiembre y octubre no ha habido lluvia suficiente para que se produzca un brote normal de setas. Además, el viento sur está secando más nuestros suelos», señala Carlos Aranda, presidente de la Sociedad Micológica de Barakaldo. La fotografía de este año es totalmente diferente a la de 2024. Para muestra, un botón. «A medidados se septiembre del año pasado llovió suficiente y eso posibilitó un brote a finales de mes. Eso permitió presentar una exposición con unas 200 especies recogidas en Bizkaia y Álava. Sin embargo, para la de este año nos hemos tenido que desplazar hasta el norte de Navarra y Cantabria para poder mostrar, con mucho trabajo, unas 147 especies. Las perspectivas no son muy buenas, ya que no se esperan lluvias abundantes en las próximas semanas», añade el experto.
El otoño es la fecha por excelencia para ver todo tipo de especies. Según los aficionados, en esta época del año pueden llegar a brotar «el 90% de ellas». Todos los que se acerquen a los bosques podrán encontrar setas comestibles como Boletus edulis, Cantharellus pallens, Amanita rubescens, Russula cyanoxantha (urretxas), Lactarius deliciosus (níscalos) y Macrolepiota procera (galamperna), entre muchas otras. Sin embargo, algunas se ven cada vez menos. «Debido al impacto humano en bosques y al cambio climático desaparecen especies. Sucede con el 'Boletus regius' en algunas zonas, por desgracia», cuenta Alfonso Requero, coordinador de la Sociedad Micológica Peña Santa Cruz de Galdakao.
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Recomendaciones
Los seteros ofrecen algunas recomendaciones a la hora de recolectarlas. Sobre todo, en el caso de las personas principiantes. Todos coinciden en la importancia de tener prudencia y no comer ninguna antes de tener toda la información disponible. «Recomendamos que la gente vaya a las sociedades micológicas a informarse», explica José Cañadas. También aconsejan acudir a charlas especializadas y consultar a expertos. «Hay gente que se lleva cajas enteras de setas y resulta que no valen para nada porque son tóxicas o no tienen valor a nivel gastronómico. El 'por si acaso' es la causa de muchas imprudencias. Si no sabes, es mejor no coger. Hay gente joven que se fía de los amigos, de lo que ve en internet... Ya no es como antes, que íbamos a las sociedades, consultábamos libros y hablábamos con gente veterana. Hay que tener prudencia», explica Antton Meléndez, socio activo del departamento de Micología de la Sociedad de Ciencias 'Aranzadi'.
Además del impacto del cambio climático, la afluencia masiva de aficionados en las zonas de setas también supone una amenaza para la temporada. «Es una afición buena y saludable que, en nuestro caso, llevamos fomentando y divulgando desde hace 50 años. Sin embargo, la presión excesiva puede provocar que cada vez haya menos setas porque no las dejamos crecer y reproducirse. Por ello, es conveniente la regulación», apunta Carlos Aranda. En este sentido, «están proliferando los parques micológicos y las zonas acotadas», en las que se limitan la cantidad y las especies que se puede recolectar.
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