La población de ratas se duplica en Bilbao en solo cinco años
El cambio climático facilita su cría y obliga al Ayuntamiento a redoblar esfuerzos para atajar esta «seria amenaza para la salud pública»
Esto no va a ser agradable... Hay gente para todo, sí, pero normalmente las ratas no le gustan a nadie. Y el problema es que ... cada vez hay más. Según los cálculos municipales, en Bilbao la población de estos roedores se ha duplicado en los últimos cinco años. Saber que bajo nuestros pies bulle otra ciudad húmeda y oscura poblada por unos 700.000 bichos repulsivos da repelús. También algo de miedo, porque se trata de una «seria y contrastada amenaza para la salud pública», dicen en el Ayuntamiento. La 'rattus norvegicus' es portadora de gérmenes y parásitos. También de un extenso abanico de enfermedades que van desde la peste a la listeriosis, pasando por la leptospirosis, salmonelosis, triquinosis, tifus... Ah, y si hay tantas es en buena medida culpa nuestra por cómo gestionamos nuestros residuos en casa...
Empecemos por el principio: hace unos siete siglos. Los expertos municipales recuerdan que la rata de alcantarilla es una de las primeras especies invasoras de la historia porque llegó a Europa, procedente de Asia, con el comercio de las especias. En realidad se ha extendido por todo el planeta porque su capacidad de adaptación es casi ilimitada y son «estrategas de la reproducción», certifica Iñigo Zuberogoitia, biólogo y doctor en Zoología. «Pueden tener casi una camada al mes de entre cuatro y dieciocho crías cada vez; y los cachorros pueden criar a los seis meses de vida». Así que uno de los grandes retos de las ciudades es mantener a raya esta amenaza.
El problema ahora, aseguran desde la concejalía de Salud y Consumo, es el cambio climático. «Con inviernos de temperaturas moderadas y escasas precipitaciones» -estos días son un buen ejemplo- se dibuja un entorno «extremadamente favorable para el incremento» que se ha dado en el municipio, porque sin frío se reproducen mejor. En realidad, es un problema que en mayor o menor medida tienen casi todas las ciudades del mundo. Aquí, en la capital de Bizkaia, se estima que en los últimos cinco años prácticamente se ha duplicado la población de ratas, hasta rozar las dos por habitante. Aunque es una estimación que el biólogo Zuberogoitia ve muy conservadora. Cree que hay más.
Claro, es un fenómeno muy difícil de medir. Imposible, quizás. ¿Cómo se hace? En Bilbao siempre se había considerado que había una rata por habitante y el cálculo se hace en función de los rastros que se encuentran de ellas (fundamentalmente, excrementos) y los avisos que llegan a los servicios municipales de parte de la ciudadanía. Pues bien, desde 2015 las señales se han disparado. En concreto, hemos pasado de 120 avisos por parte de los vecinos en 2015 a 263 en 2019. «Nos preocupa bastante», admiten los expertos municipales.
Hay otro factor que ha favorecido el crecimiento de las poblaciones: las limitaciones legales en el uso de venenos. En el Ayuntamiento recuerdan que se ha pasado de utilizar productos como estricnina, letal pero con una pervivencia poco aceptable en el medio ambiente, a anticoagulantes en los que el principio activo se reduce para evitar que se propague por la cadena trófica y mate también a los depredadores que se comen a las ratas; aunque eso está más pensado para zonas rurales, porque en la ciudad su amenaza esencial somos nosotros.
En 2015 hubo en la ciudad 120 avisos de vecinos; el año pasado se habían disparado hasta 263
Más alertas
Transmiten enfermedades y causan daños en infraestructuras royendo cables y hasta hormigón
Un peligro
Culpa nuestra
Eso sí, también somos su principal sustento. Si la población roedora ha crecido tanto en los últimos años es, además, porque le damos alimento. Fundamentalmente, la comida que arrojamos al inodoro o al fregadero. ¿Acaso es tanto? «Ni te imaginas lo que se ve en las redes de saneamiento», revelan desde Salud y Consumo. Si la ciudadanía evitase ese tipo de actitudes cambiarían las cosas. «Se trata de un animal territorial; si no tiene comida suficiente incluso mata a sus camadas para no competir por el alimento».
Hasta aquí, lo que hay. ¿Cómo combatirlo? Lo ideal, como queda dicho, sería gestionar mejor los residuos ya desde en casa, o evitar dejarlo todo hecho un desastre en los muchos eventos que hay en Bilbao cada semana, sobre todo en el entorno de la ría, porque a menudo, si huelen que hay un festín, las ratas salen a la superficie. Por eso los equipos municipales de limpieza acuden rápido cada tarde a los parques infantiles, donde ven caer el sol bastantes restos orgánicos que son como un imán para estos bichos.
Desde el Área de Salud y Consumo aseguran que se trata de una lucha diaria: visitan puntos críticos como parcelas vacías o donde hay movimientos de tierras, revisan zonas verdes, modifican emplazamientos de contenedores cuando hay cerca un acceso a la red de saneamiento... Los jardines son puntos críticos porque a menudo anidan en ellos e incluso construyen accesos directos hasta el alcantarillado. «Las ratas son capaces de roer hormigón con total facilidad», aseguran en el Ayuntamiento. Así que pueden generar averías importantes. Y lo hacen en cualquier entorno. También en los ascensores de los barrios altos y en todo tipo de infraestructuras.
Su alimento fundamental es la comida que tiramos por el váter y el fregadero
Campañas de choque
Cada día salen a la calle cuatro aplicadores de plaguicidas para luchar contra los roedores. Es una batalla complicada porque Bilbao tiene una red de saneamiento que supera los 600 kilómetros, más de 14.000 sumideros y más de 16.500 arquetas. En función del movimiento que hay, de dónde van surgiendo focos, se van desplazando los cebos con veneno y las trampas, que adoptan varias formas. Pero como los servicios municipales no dan a basto, siempre contratan a una empresa de desratización. Ahora está en marcha esa licitación, por un valor estimado de 248.000 euros para dos años. Ahí se incluyen las tres campañas anuales de choque (en primavera, verano y otoño), en las que se actúa con veneno en al menos el 30% de los registros de alcantarillado.
¿Hay algún barrio de Bilbao especialmente afectado? «No hay ninguna zona tremenda», tranquilizan desde el Ayuntamiento. Aunque la incidencia suele ser mayor «en el entorno de la ría, en el Casco Viejo, y en las zonas de transición entre zonas urbanizadas y de monte», donde están tranquilas.
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