Unas placas metálicas, un perro que no marcó nada y la intuición de los rescatadores
El hallazgo el domingo de una tibia humana en el vertedero de Zaldibar, seis meses después del colapso de la escombrera, ha marcado un punto ... de inflexión en el operativo de rescate. Después de meses de excavaciones, la aparición de esta evidencia supone una cierta inyección de moral para las familias de Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, que necesitan encontrar los cuerpos de sus seres queridos para poder despedirles. Y también para los rescatadores después de meses de trabajo sin resultados y mientras planeaba la incertidumbre de que se pudiese abandonar el rescate por la falta de resultados.
Lo curioso es que el hallazgo del hueso estuvo marcado por varios hechos fortuitos. Lo primero fue la aparición de una plancha metálica que podía formar parte de la báscula. Se movilizó a la unidad canina de la Ertzaintza. Pero el perro, según las fuentes consultadas, no marcó ningún rastro significativo. «Lo normal» hubiese sido que las máquinas siguiesen excavando para cribar más tierra, lo que incluso podría haber destruido las evidencias. Pero uno de los ertzainas vio algo que «parecía un hueso», no muy grande. No tenía muchas esperanzas. Pero acertó. Era una tibia.
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